El asombroso viaje de Pomponio Flato — Eduardo Mendoza

Año: 2008
Editorial: Seix Barral
Género: Novela
Valoración: Muy recomendable

Es curioso, precisamente ayer se publicó un artículo sobre la biblioterapia, técnica que consiste en escuchar los problemas del paciente, sus gustos, sus experiencias lectoras y recomendarle tres o cuatro libros que puedan servirle de ayuda. Digo que es curioso, porque el título que traigo hoy, El asombroso viaje de Pomponio Flato, bien podría ser un comodín para los que reciban esta terapia.

A comienzos del siglo I, Pomponio Flato inicia un viaje por los límites del imperio romano buscando unas aguas que cambian de color a las vacas cuando las beben. Sus investigaciones sólo le llevan a un persistente (y variado) mal de estómago, y a terminar en Nazaret, ciudad donde se ve envuelto en la investigación de un crimen supuestamente cometido por el carpintero local, un tal José.

Dice la sinopsis que El asombroso viaje de Pomponio Flato «ajusta las cuentas» a muchos best-sellers (policíacos e históricos, sobre todo los relacionados con la vida de Cristo como alguno que ya hemos reseñado por aquí), de los que es parodia. Lo cierto es que con las bromas mordaces sacadas de contexto aposta, y los chistes escatológicos (muy especialmente los relativos a la caca y las prácticas sexuales romanas), cualquier trama con la que se compare queda reducida al ridículo de forma instantánea. Para muestra, sin ir más lejos, su inicio:

Que los dioses te guarden, Fabio, de esta plaga, pues de todas las formas de purificar el cuerpo que el hado nos envía, la diarrea es la más pertinaz y diligente.

Por otro lado, nos encontramos con que los personajes suelen decir lo que piensan como si fueran niños (o estuvieran borrachos), sin los comunes filtros sociales. Esto da lugar a situaciones estúpidas e hilarantes, a lo que se le suma los constantes malentendidos teológicos e históricos. Eso sí, las bromas pierden eficacia si el lector carece de conocimientos de la Antigua Roma y/o de la Biblia, única tacha posible a este libro.

Y como me siento incapaz de decir una sola palabra más de una comedia de semejantes dimensiones, prefiero limitarme a recomendarla a boca llena. Sus 192 páginas suben el ánimo tanto si se acude a terapia como si no.