«El futuro de las editoriales independientes está asegurado». Entrevista a Antonio Torrubia

Antonio Torrubia. Librero del mal. Libros Prohibidos

Los asiduos de la imprescindible librería Gigamesh de Barcelona siempre lo hemos visto detrás del mostrador, dispuesto tanto a asesorarte sobre ese libro descatalogado que se te resiste, como sobre las últimas novedades editoriales del fantástico. Antonio Torrubia, conocido en las redes como el Librero del mal, junto con otros miembros de la familia Gigamesh, como Zeta, responsable de comunicación, o el comandante de la nave, el gran Alejo Cuervo, forma parte ya de la cada vez más numerosa familia friqui de Barcelona. Compuesta por lectores, escritores, coleccionistas, jugadores, etc. esta nutrida tribu tiene en Gigamesh su paraíso y también su cruz, no en vano el hashtag más popular de la tienda es «Cómo odio Gigamesh» porque… ¿quién es capaz de salir de allí sin, al menos, un libro debajo del brazo?

 

Un librero de la vieja escuela

Antonio Torrubia tiene el aspecto afable de un vendedor de tebeos. Lector empedernido y friqui como el que más, es un librero de la vieja escuela, es decir, de aquellos que no se limitan a cobrarte el ejemplar y ponértelo en una bolsa, sino de los que realmente conocen lo que venden. Como el barman que te sirve la copa que necesitas en cada momento, Antonio sabe qué libro encaja con cada cliente y, gracias a su fino olfato, no suele equivocarse.

Y aunque todo esto parezca muy antiguo, estoy convencida de que esta forma de hacer es la única esperanza para que se sigan leyendo (y comprando), libros en el futuro, es decir, la especialización de las librerías y el conocimiento y la pasión de los libreros.

¿Y cómo llegó Antonio Torrubia al mostrador de Gigamesh? Pues como suelen ocurrir estas cosas, por causalidad. «Yo ya era cliente de Gigamesh desde los 13 o 14 años –explica Antonio–, iba a una academia de informática ubicada a dos manzanas de donde estaba la antigua librería y aprovechaba para ir a husmear y comprar muy de vez en cuando con lo que ahorraba. Primero, libros y manuales de rol, de allí pasé al Magic, y tras un paréntesis de un par de años, volvía cada dos semanas desde mi pueblo a buscar suplementos de rol y novelas fantásticas, sobre todo de terror. Un día, mi amigo Abel fue a comprar y me llamó, que había visto un cartel de que necesitaban personal, me presenté con el currículum, hice una entrevista, pasé el Rito de Iniciación y empecé a mitad de un mes de diciembre de hace ya quince años. Y ahí seguimos… Camino de los dieciséis».

En estos dieciséis años, el mercado editorial debe haber cambiado mucho. ¿Cómo se encuentra en la actualidad?
¡Fatal! Es broma. Pues no lo sé. Cada día que pasa leo suplementos literarios de periódicos (y revistas mainstream o especializadas), hablo con gente del mundo del libro (tanto relacionada con la vertiente fantástica como de fuera) o leo a contactos en redes sociales, el discurso varía de «lo estamos petando» a «vamos a morir en la miseria», depende de a quién preguntes. Escritores, editores, distribuidores, ilustradores, traductores, libreros, periodistas culturales… Cada uno tiene su percepción. Hay mucha competencia en todos los ámbitos, tienes que estar muy al día y trabajar muchas horas, «vivir» el mundo del libro y con todo y con eso, tener mucha suerte para no besar la lona.

¿Crees entonces que hay una saturación del mercado?
Las grandes editoriales ametrallan a las librerías con 40, 70 o 100 novedades mensuales mientras cientos (sin exagerar) de editores independientes intentan publicar entre 6 y 20 libros al año para ver quién consigue vender, unos para subsistir, otros para encontrar el bestseller del momento que les catapultará al efímero estrellato o les salvará el año. Desde detrás del mostrador de librería paso el mismo tiempo atendiendo al público que rastreando webs, contestando emails y mirando catálogos para hacer fichas e introducirlas en la base de datos para, una vez a la semana, hacer los pedidos a 10 o 20 distribuidores diferentes y a unas decenas de editoriales sin distribuidor. Y sólo tocamos género fantástico. Cuando hablo con compañeros de librerías que no están especializadas el panorama es desolador. La rotación de novedades que pasan por las mesas y escaparates es imposible de seguir en nuestro mercado.

«Hay que seleccionar, y mucho»

¿Cuál es el estado de salud actual de la literatura de género?
Hay editoriales nuevas que aparecen y algunas desaparecen, hay autores que empiezan muy fuerte y tras un puñado de publicaciones abandonan, otros siguen picando piedra, cierran unas librerías, abren otras… Yo sólo sé que hace 15 años apenas me daba tiempo a ir acabando libros para ir a por el siguiente. Ahora, leyendo uno o dos libros a la semana, me llevo 3 o 4 para casa y descarto 4 o 5 que me apetecería leer. Y hay para todos los gustos de lectores. Hay que seleccionar mucho también, pero aunque Sturgeon tuviese razón al promulgar su «Ley», el 95% de los libros no son «mierda». Yo soy más partidario de la Campana de Gauss. En pocas palabras, el 5% de lo que existe en cualquier ámbito es basura. En el otro extremo, el otro 5% de lo que sea es una obra maestra. Y la mayoría de cualquier cosa es lo normal. Aprovechando el 5% de cosas imprescindibles y la parte de entre «lo normal» que más se acerque a nuestros gustos, te aseguro que no lees un libro malo. Y si lo lees, es culpa tuya (o de tu librero).

¿Qué opinas de las editoriales independientes? ¿Qué futuro crees que les espera?
Pues viendo su pasado y su presente, supongo que el futuro de las que trabajen bien está garantizado. Piensa que Valdemar acaba de cumplir 30 años y Rafael Díaz Santander y Juan Luís siguen editando de puta madre. Gigamesh, con Alejo a la cabeza, sigue viento en popa y acaba de abrir una colección de cómics (con Cels Piñol, El Vosque y Vaughan para empezar) y otra sólo de autores españoles (empezando con la trilogía de Los ojos bizcos del sol de Emilio Bueso y anuncian una novela ambientada libremente en el universo de Los Mitos de Cthulhu y que ocurre en Barcelona de Daniel Ausente). Además de ellos, Cisco y Sara de Aristas Martinez siguen currándoselo desde Extremadura y han editado cosas tan brutales como Challenger y La polilla en la casa del humo de Guillem López, El show de Grossman de Laura Fernández, Pérfidas de Tamara Romero o la revista Presencia humana. El año pasado abrió sus puertas Insólita y ha empezado alternando a lo mejorcito del panorama nacional e internacional con títulos tan variados como Vienen cuando hace frío de Carlos Sisí, La Saga de la Ciudad de Juan Cuadra y Meddling Kids de Edgar Cantero en nacional o Los archivos de La Lavandería de Charles Stross, Todos los pájaros del cielo de Charlie Jane Anders, Jade City de Fonda Lee y las sagas de Ada Palmer y Becky Chambers. También me encanta el trabajo que están haciendo desde Gasmask, El Transbordador, Dilatando Mentes, Satori, La Felguera, Orciny Press, Cazador de Ratas y un puñado más.

Antonio Torrubia. Libro. Libros Prohibidos

«En Norteamérica llevan años petándolo los autoeditados»

¿Qué diferencias hay entre el mercado español y el internacional?
No conozco tan bien el mercado internacional. Supongo que van por delante de nosotros, como en todo, y lo que pasa en el mercado anglosajón o en el resto de Europa es lo que veremos aquí en pocos años. Lástima que si comparamos cuántos libros lee o compra alguien de Suecia o Francia con los índices de aquí, podemos morir de vergüenza. ¿Cómo hacer que la gente lea? Pues educando a los niños desde pequeños, supongo. En Norteamérica llevan años petándolo los autoeditados. Hugh Howey o Andy Weir empezaron así. Kameron Hurley y un montón de autoras y autores tiran de Patreon o financian sus libros con campañas de Kickstarter. Aquí Morán y Laurielle de El Vosque, Andrés Palomino o Gonzalo Zalaya y Víctor Blanco se sacan campañas de este tipo en tiempo récord y les va muy bien. El caso es no dejar nunca de trabajar. A veces veo a esa gente que lleva doscientos mil tweets, o hilos de 70 mensajes aleccionando a las masas o contando lo mal que les va la vida a los cientos o miles de seguidores y me pregunto en qué piensa la gente y en que si usasen en formarse, leer y aprender toda la energía que malgastan tontamente a lo mejor otro gallo les cantaría. Sí, definitivamente me estoy haciendo viejo.

¿La gente lee igual, más o menos que antes?
¿En España? ¿En el mercado anglosajón? ¿En la Tierra? Ni idea. Hay mañanas que ves a gente leyendo en el metro, normalmente todos van mirando el móvil ya sea viendo una serie, leyendo FB, trasteando con alguna app, jugando, con los cascos… Con mala suerte pillas a uno escuchando música sin auriculares o a un grupo de personas alzando la voz… Supongo que es la sociedad que nos ha tocado. Me estoy convirtiendo un poco en el huraño librero de la serie inglesa Black Books, espero no llegar al nivel «anciano gritándole a las nubes» de Los Simpson en mis ataques de misantropía (tranquila, mi odio al resto de especímenes de la raza humana es intermitente).

¿Los libros digitales están cambiando el mercado?
Supongo que llegan a más lectores gracias a él. Yo me preocupo de leer y recomendar libros, los expertos del mundo del libro y los gurús digitales ya nos dan sus impresiones cada poco tiempo sobre eso. Mi opinión es que el DRM debería desaparecer. Yo compro un libro en papel para leerlo, regalarlo, prestarlo… Si me limitas a tener el libro en un dispositivo y me pones trabas (siendo comprador) y encima me lo borras si te apetece, no lo puedo considerar mío. Además, la mayoría de la gente no va a pagar más de cinco euros por un ebook y creo que esta guerra encarnizada entre los amantes del papel y los del ebook no es sana, como el resto de guerras y ataques que veo en redes sociales cada día de gente indignada o energumenizada cargando contra los que (o el que) se le cruce ese día.

El triángulo friqui: 30 tiendas en apenas cinco manzanas

¿Cómo es el cliente tipo de Gigamesh?
Lector o jugón, en algunos casos ambas cosas. La clientela es de lo más variado y desde que nos trasladamos a la nueva ubicación y pasamos del sótano de Ronda Sant Pere al local de casi 500m2 de calle Bailén es aún más dispar. Vienen padres jubilados con sus hijas treintañeras, familias con el carrito del bebé, grupos de adolescentes, clientas que traen a su pareja y les hacen el tour por la librería por primera vez, turistas a buscar material de importación, jugadores de rol, cartas o juegos de tablero… Hay clientes de todas las ciudades de España que aprovechan sus viajes de trabajo o un fin de semana de puente al año para visitarnos. Y cada vez viene más gente.

¿Qué nos puede decir Antonio Torrubia del famoso “triángulo friqui” de Barcelona?
Es un caso que no tiene equivalente en el mundo friqui del resto de la Península. Desde 1984 que abrió Norma Cómics y 1985 que abrió Alejo librería Gigamesh en la manzana de al lado, han ido abriendo librerías y tiendas especializadas en las dos manzanas de alrededor. Cuando abrió Freaks en calle Ali Bei muy pocos años después de que se inaugurasen Norma y Gigamesh, se formaron las tres puntas de lo que ahora se llama el Triángulo Friqui de Barcelona. Y en estos momentos hay 30 tiendas en apenas 5 manzanas en las que puedes encontrar de todo. Los viernes por la tarde y los sábados merece la pena ir de paseo por allí y picar en alguna tienda con algún libro, cómic, manga o juego y luego tomar algo en alguna de las terrazas de la zona, junto al Arco de Triunfo.

«El terror parece la hermana fea del género fantástico»

¿Qué vende más, la ciencia ficción, la fantasía o el terror?
Esta es fácil. La fantasía. Con el boom que empezó Peter Jackson al relanzar la trilogía de El señor de los anillos hace más de 15 años y la segunda vida que le ha dado al género la serie de HBO de Juego de tronos no tienen rival. Hay clásicos de ciencia ficción como Dune, Fundación, El hombre en el castillo o La mano izquierda de la oscuridad que despuntan en CF. O también gracias a series de televisión hay títulos concretos que venden mucho, como ha pasado con El cuento de la criada, The Expanse (basada en El despertar del Leviathan de James S. A. Corey) o Altered Carbon (basada en la trilogía de Takeshi Kovacs, que abre con Carbono modificado). Con películas como El marciano o Ready Player One más de lo mismo. El terror parece la hermana fea del género fantástico. Aparte de Stephen King, Lovecraft o Poe, es como si no hubiese nadie más que escribiera. Entre los autores españoles de género, no hay ninguno que salga fuera del gueto que parece que nos construimos, aunque despunten (sólo hay que mirar las ventas Nielsen) Manel Loureiro, Carlos Sisí, Albert Sánchez Piñol o José Carlos Somoza. Sin embargo, en cine el terror es uno de los géneros más aplaudidos y seguidos. ¿Por qué será? Ni idea.

¿La literatura juvenil o la adulta?
Depende. No soy un experto en LIJ, pero los números que se manejan en ese segmento de negocio son bastante más altos en ventas, en movimiento de fans y en un montón de aspectos más. Además, los bloggers y los prescriptores de libros de Instagram, YouTube tienen mucho más empuje, y hay editoriales que han sabido posicionarse muy bien ahí, como Nocturna, Océano o Blackie Books. Eso de que los jóvenes no leen es mentira. Falacias como que los autores españoles son peores que los norteamericanos o las mujeres no pueden escribir nada que no sea romántica. He visto más casquería, crueldad, frases inteligentes y mala hostia en Kameron Hurley, Concepción Perea o Lauren Beukes que en muchos libros escritos por el poseedor de un pene.

¿Cuál es la diferencia de calidad entre literatura LIJ y adulta?
Yo disfruto igual con Medio Rey, Rithmatista o El hobbit que con Las estrellas son legión, La quinta estación o Transcrepuscular. Y conozco en primera persona casos de niños de 12 años que se han leído los cuatro libros de Patrick Rothfuss, Terramar y Canción de hielo y fuego. Todo son prejuicios y hay que quitárselos. ¿Un preadolescente puede estar mirando en internet videos de gente insultándose o porno, jugando a reventar cabezas en el Call of Duty o partir rótulas en el Blood Bowl pero no puede leer La primera ley de Abercrombie o las novelas de Mundodisco de Terry Pratchett?

«Acabaremos leyendo sin mirar el sexo de quien escribe»

¿Sueles recomendar autoras? ¿Cómo ves el papel de la mujer en la literatura de género?
Empecé algo tarde, pero gracias a un puñado de editoriales llevo 4 o 5 años en los que cada vez descubro a más, y tiene pinta de que, en poco tiempo, acabaremos leyendo sin mirar el sexo de quien escribe. Pero como para todo, hay que picar piedra y picar, picar y picar. Desde los editores que arriesguen, a los libreros que lean, las expongan en sus escaparates y mesas y las recomienden y que el grueso del público se quite los prejuicios. El problema de esto es que vivimos en una sociedad machista pero los hombres deberíamos acostumbrarnos a estar al lado de las mujeres, escuchando y aprendiendo. En mi caso, creo que me ha servido de mucho charlar con mujeres capaces, inteligentes y sensatas, aprender de los múltiples errores que he ido cometiendo, pedir perdón cuando ha sido necesario y seguir intentando ayudar cada vez que me lo han demandado. Sólo voy a recomendar leer tres ensayos a cualquiera que le interese indagar un poco más en este tema: Teoría King Kong de Virginie Despentes, Por qué no soy feminista de Jessa Crispin y La revolución feminista geek de Kameron Hurley. Con esto creo que toda la gente aprendería bastante.

«He vivido dos pedidas de mano y multitud de primeras citas en Gigamesh»

¿Cuál es la anécdota más divertida que has vivido como librero?
Pues divertidas muchas, pero no te las voy a contar porque chafaría algo en lo que estamos trabajando desde hace un tiempo Silvia Broome y un servidor de ustedes (y del Mal) junto a Cels Piñol. Es un cómic que de momento hemos llamado #ClienteDelDía y cuenta las anécdotas más divertidas que nos han pasado a la enigmática y gótica librera anónima Silvia Broome en sus 12 años con sus clientes «normis» y en mis 16 años tras el mostrador de Gigamesh. No sé para cuándo estará listo, pero de momento el proyecto va viento en popa. Ahora, sí te cuento que he vivido dos pedidas de mano, multitud de primeras citas y he visto comenzar a venir por la librería a esas parejas que empezaban y ahora acuden con sus pequeñas crías humanas que campan a sus anchas, correteando por los pasillos y algunas ya comprando sus primeros libros. También he hecho muchísimas amistades y he visto a gente contenta, agradecida y muy ilusionada gracias al trabajo de todo el equipo de Gigamesh.

¿Cuáles son tus autores favoritos nacionales e internacionales?
No sabes lo que has hecho preguntándome eso en plural. Te los digo para abreviar en plan lista de la compra, y lo siento si se me pasa alguien o me traiciona la memoria. ¿Preparada?

De aquí: Concha Perea, Emilio Bueso, Jesús Cañadas, Mariana Enríquez, Ismael Martínez Biurrun, Aranzazu Serrano Lorenzo, Marc Pastor, Tamara Romero, Guillem López, Juan Cuadra, Pilar Pedraza, Carlos Sisí, Cristina Fernández Cubas, Juan de Dios Garduño, Laura Fernández, David Jasso. ¿Puedo seguir? (Seguro que se me olvida alguno). Déjame pensar… Vale. De fuera: George R. R. Martin, Joe Abercrombie, Kameron Hurley, Brandon Sanderson, Clive Barker, Cixin Liu, N. K. Jemisin, Becky Chambers, Andrzej Sapkowski, Ken Liu, Tim Powers, Richard Morgan, Lauren Beukes, Ted Chiang, Patrick Rothfuss, Charlie Jane Anders, Sarah Pinborough, Peter Tieryas… ¿Te hago una lista con clásicos ya fenecidos o está bien?

¿Cuáles son los autores que Antonio Torrubia cree que van a dar más que hablar?
Centrándome sólo en españoles, Edgar Cantero, Victoria Álvarez y Sergio Sánchez Morán van a ser tres de los que más se hablará en breve por diferentes motivos. Hay un par de guionistas de televisión que están ultimando novelas de género que pintan muy bien también, pero no me dejan decir ni pío. Y gracias al I Premio Triskel (no sé si te suena) conocí la obra de Miriam Jiménez Iriarte, Gisela Baños Ros y una tal Alicia Sánchez Martínez. De momento tengo en la pila tu Violeta en el jardín de fuego y en breve compraré En carne extraña, bueno, cuando me lea la primera. Y de Miriam y Gisela estoy deseando que publiquen algo más largo.

«Canción de hielo y fuego: un valor seguro a la hora de recomendar un libro»

¿Que significó Canción de hielo y fuego para la literatura fantástica y para Gigamesh?
Es la saga fantástica más vendida de los últimos lustros. Junto a las de Tolkien y Rowling es la más icónica y la que mayor número de fans (y puede que de detractores) tiene. Ediciones Gigamesh adquirió los derechos y puso a traducir a Cristina Macía. Creo que sin su trabajo, el de Enrique Corominas a los pinceles y la proverbial intuición de Alejo, no hubiese llegado a ser el bestseller que ha sido, y es, en castellano.

¿Y para ti, como librero y también como lector?
Como librero, es un valor seguro a la hora de recomendar un libro a alguien que viene de la fantasía juvenil o que no lee nada desde David Eddings, Louise Cooper, Margaret Weiss o Tad Willams. Pero ya casi toda la gente que viene a la librería buscando alguna saga ha leído a Martin y a Rothfuss y quiere algo parecido. Como lector, fue el acicate que necesitaba ante un panorama desolador de clones de El señor de los anillos o Harry Potter y me sirvió de puerta de entrada a la obra de George R. R. Martin. A raíz de leer los dos primeros seguidos y el tercero en castellano un par de años después, leí la CF romántica de Muerte de la luz o Refugio del viento (esta última escrita a cuatro manos con Lisa Tuttle), la terrorífica Sueño del Fevre, la divertida y ecologista Los viajes de Tuf y sus relatos cortos. Estos al inicio fui picoteándolos de antologías o revistas descatalogadas que circulaban por la librería, y cayó como un regalo del cielo que Ediciones Gigamesh editase la Autobiografía literaria del autor en tres volúmenes (Dreamsongs en el original; Luz de estrellas lejanas, Híbridos y engendros y Un corazón atribulado al traducirlos). A partir del 4º de Canción de hielo y fuego, fue dilatándose más el tiempo entre la publicación de un título y otro pero es que aquí estamos malacostumbrados. Martin dejó su trabajo de guionista en Hollywood y decidió escribir la historia que tenía rondándole en la cabeza, algo que no podría ser filmado nunca y que debía escribir. Lo programó y separó en una trilogía, empezó a escribir en 1990 Juego de tronos y lo publicó en 1996. En 1998 salió Choque de Reyes. He releído un par de veces los hasta Tormenta de espadas para hacer memoria e incluso leí Festín de cuervos, Danza de dragones, El caballero de los Siete Reinos y El mundo de hielo y fuego en inglés y un año después en castellano. Ahora, con la serie al día, espero pacientemente Vientos de invierno traducido mientras voy leyendo centenares de historias con las que vivir mil vidas, que diría Tyrion Lannister.

Fotografías: Meet Mr.Campbell

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