Morder el bordillo — Alfredo Álamo

Año: 2020
Editorial: Orciny Press
Género: Novela (bizarro)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020

Golpear al nazi para salvar el mundo. Tras esta alocada premisa se teje la historia de Morder el bordillo, una novela bizarra y salvaje nacida de la pluma de Alfredo Álamo.

¿Y si los dioses existen? Menuda locura, pensarás. Pues eso mismo creía el Puños, un nazi de baja estofa. Al menos antes de se abriera la cabeza en una pelea y fuese recibido por el mismísimo Shiva. Con tan descabellada premisa inicia Morder el bordillo, la nueva apuesta bizarra de Alfredo Álamo, publicada por Orciny Press.

Dioses, esoterismo y violencia

Seamos sinceros: a nadie le gustan los nazis. Son gente abyecta, cobarde y llena de odio hacia los demás. Sin embargo Pedro, llamado el Puños, está fascinado con las ideas de la ultraderecha. Este joven valenciano forma parte de un grupo de skinheads, si bien hasta sus propios compañeros lo tienen en poca estima. El Puños es un tipo con pocas luces, dado a la violencia e incapaz de obedecer las órdenes.

Por ese motivo, pese a que le han ordenado que mantenga un perfil bajo, el joven es incapaz de contenerse y acaba envuelto en una pelea con un grupo de antifas. Durante la trifulca, recibe un violento golpe en la cabeza. Esto, además del traumatismo, lo transporta a un mundo místico donde es recibido por el dios Shiva. La deidad tiene una importante misión para él: se avecina el fin del mundo y ha sido elegido para impedirlo.

No hay más futuro que una oscuridad que durará eones. No hay más esperanza que la que construyas. El fin de los tiempos se acerca. Se te ha concedido la oportunidad. Se te ha otorgado el privilegio. Nada puede detenerte, excepto tú mismo.

Por suerte para el descerebrado Pedro, no estará solo en tan loca aventura. Contará con el apoyo de su prima Marisa, una tarotista bastante más centrada. A ella corresponderá la misión de ser Escriba de la Palabra que los dioses transmitan por boca del Puños. Y es que cada vez que el pobre Pedro recibe un buen golpe —y no son pocas—, se le aparecen deidades de todos los panteones y cultos.

Hitlers en miniatura y sectas de imitación

Pero no solo Pedro y Marisa están interesados en el fin de los tiempos. En Morder el bordillo hay otros que corren esta misma maratón. De hecho, Pedro y su prima se las tendrán que ver con una peligrosa organización religiosa.

Bajo el nombre de Iglesia de la Virgen de la Palma Ardiente, esta secta opera con un único objetivo: deben limpiar al mundo de la corrupción. Y si para ello hay que hacerlo saltar por los aires y precipitar el Apocalipsis, que así sea. Este grupo de fanáticos religiosos cuenta con todo un arsenal a su servicio. Tiene su propio Papa e incluso un Vaticano en miniatura. Los miembros del culto llevan demasiado tiempo planeando su golpe para permitirse fallar. De modo que tratarán por todos los medios de entorpecer la misión de Pedro y Marisa. Todo asesinato será poco si así consiguen hacer realidad sus planes.

Por su parte, Arnold se pudre en una celda mugrienta. Este gigante violento no es otro que el cabecilla del grupo de skinheads del que el Puños forma parte. Parece condenado a cumplir su pena hasta que el mismísimo Adolf Hitler se le presenta con una promesa: Arnold no va a terminar sus días en la cárcel. Está destinado a servir en una causa mayor, pero debe confiar. Con sus técnicas meditativas, el violento nazi conjura a un Hitler en miniatura y de inmediato se pone a las órdenes del pequeño führer. ¿Su destino? Arnold no pregunta. Es un soldado; lo suyo es obedecer.

Bizarro, koalas nazis y reflexión

Morder el bordillo no es solo una alocada carrera por detener el fin del mundo. Cuenta también la historia de la familia de Marisa y Pedro. En especial, se centra en la evolución que el joven ha hecho a lo largo de su vida y que le ha llevado a confraternizar con la extrema derecha. ¿Qué ha ocurrido con el chico que pintaba koalas? ¿Cómo ha llegado a ser un skinhead racista y misógino?

Pedro sigue hablando. No sabe de dónde le sale ese discurso, de vídeos de Youtube y monsergas del Codos y la locura del Perla, pero es el que le llena parte del hueco que le consume el pecho. Sabe que está construido a la contra, y que está cabreando a Marisa, pero no puede evitarlo. Cuanto más habla, más se suelta, más real se vuelve. Callado, no es más que un fantasma.

A lo largo de las escenas, conocemos a un Pedro distinto. Tierno, buen dibujante… Un muchacho normal, muy alejado de la fiera irracional que es el Puños. Bajo la pátina fantasiosa propia del bizarro, Alfredo Álamo desgrana una realidad que nada tiene de ficción. Nos cuenta cómo el vacío de la existencia conduce a muchos a abrazarse a ideas abyectas. Lo que sea con tal de llenar el hueco y dar sentido a sus vidas. Aún si esa elección los convierte en bestias, como le ocurre a Arnold.

Todo son risas, hasta cuando corre la sangre

Morder el bordillo. Koala. Libros ProhibidosPero, al margen de reflexiones, el protagonista innegable de Morder el bordillo es su sentido del humor. La novela atrapa al lector en una espiral de escenas hilarantes y le pinta una sonrisa en el rostro que durará toda la lectura. Bueno, salvo cuando se intercale con las muecas de asco. Por culpa de las perlas que van soltando Pedro y el resto de skinheads de su pandilla, sí. Pero también por las numerosas escenas en las que los tabiques nasales revientan y los dientes vuelan por los aires.

Y es que Alfredo Álamo no renuncia a las dosis de casquería que ya se vieron en El detective que tenía mariposas en el estómago. En esta novela abundan las palizas, las decapitaciones y las muertes violentas. Al parecer, las peleas y la sangre chorreando son firma personal del autor.

Pero ni siquiera las altas dosis de agresividad logran desdibujar la maestría con que Álamo pone a sus personajes en las más descabelladas e hilarantes situaciones. Además, ¿a quién no le divierte ver cómo le dan estopa a un nazi?

En conclusión, Morder el bordillo es una novela breve que entrelaza el esoterismo con la violencia. Una historia desternillante que no renuncia a reflexionar, desde la alocada lógica del bizarro, sobre el mundo carente de cordura en que nos ha tocado vivir.

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