Soy lo que me persigue

por Loreto ML
Hace 2 años
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Soy lo que me persigue. Portada. Libros prohibidos.

Título: Soy lo que me persigue, el terror como ficción del trauma
Autora:Ismael Martínez Biurrun y Carlos Pitillas Salvá
Año: 2021
Editorial: Dilatando Mentes
Género: Ensayo (terror)

En Soy lo que me persigue, Ismael Martínez y Carlos Pitillas exploran el trauma y sus manifestaciones en el marco de la ficción de horror.

Confieso que yo no he visto casi ninguna película de terror y es que a mí me gusta disfrutar de este género por escrito, aunque últimamente estoy viendo más cine de este género. La ficción de horror siempre me ha parecido de esas que miras con un ojo abierto y otro cerrado, queriendo ver sin ver y dejando las luces encendidas antes de irte a dormir. Como cuando ves una escena desagradable y te provoca curiosidad, pero a la vez sientes que no deberías mirar. Dicho esto, me encanta leer novelas de terror y disfruto muchísimo con ellas, aunque a veces tenga pesadillas y cuando vi de qué iba este ensayo no me pude resistir.

Sobre los autores, Ismael Martínez Biurrun tiene a sus espaldas siete novelas y es profesor de escritura creativa en la escuela de escritores; y Carlos Pitillas Salvá es Doctor en psicología y ha publicado varios artículos y dos libros.

El ensayo se divide en dos partes y «Las coordenadas de lo traumático» es la primera de ellas, donde vemos varios elementos como la fragmentación de un trauma, la reemergencia y el trauma como disrupción. Los autores se apoyan en estudios psicológicos para desgranar cómo el creador de historias de terror nos infunde ese terror, además de los elementos que usa para esto. Uno de los puntos más interesantes de esta parte es la de Los otros y las relaciones, donde se explora esa sensación de que la gente que nos rodea es una red segura y cómo esta se rompe en este tipo de ficción, transformándose las personas en algo negativo y agresivo. Y muchas veces esa transformación es porque los adultos (casi siempre se transforman los adultos) tienen heridas generacionales no resueltas.

Para hablar de la fragmentación comienzan con un ejemplo bastante bueno, Cisne negro (2010). Recuerdo que cuando vi esta película no me pareció muy terrorífica al principio, porque siempre esperas que este género esté lleno de sustos y cosas espeluznantes, pero cuando me paré a pensarlo me pareció aterradora. Y es que el terror no siempre va de eso, aunque sea el más conocido. Aquí tenemos a un chica, Nina, que es una bailarina que obtiene el papel protagonista para un ballet y, mientras se prepara para su actuación, vamos viendo cómo se rompe poco a poco por todo lo que le rodea, y su realidad se acaba fragmentando. Pero no solo es una fragmentación mental, sino también física. Exploran también la fragmentación de la memoria, algo bastante común en personas traumatizadas, y en cómo lo utilizan los diferentes creadores.

Y para la reemergencia, comienzan con La niebla (1980) de John Carpenter, una película en la que vemos cómo todo comienza cuando se cae un ladrillo y aparece un diario de uno de los primeros habitantes del pueblo, luego siguen apagones, alarmas de los coches… y una niebla que cubre todo el pueblo. Y no sé vosotros, pero yo vivo en una zona donde suele haber bastante niebla en otoño y no es un lugar en el que precisamente te sientas a salvo. Claro, que la niebla es una herramienta para ilustrar algo, en este caso, el pasado reemergiendo. Y es que esto es muy interesante, porque muchos elementos simbólicos y en este ensayo podrás descubrirlos. Y sí, en esta parte hablan de Soy lo que me persigue, de lo que és realmente el monstruo y un análisis de todo esto.

Mirar(se) en los ojos del monstruo

Es la segunda parte del ensayo y en ella los autores hablan de las fases del afrontamiento del trauma en la narrativa de terror, explorando sus fases (atisbos, espesamiento y trance), además de buscar una estructura. Y como soy una friki de estas cosas, confieso que ha sido una de mis partes favoritas porque me ha resultado muy interesante y si escribes este género, te va a ser de muchísima utilidad.

Los autores nos hablan de dos modelos: en el primero el protagonista no arrastra traumas y su encuentro con lo terrorífico no es que mala suerte y ponen de ejemplo a Alien o La matanza de Texas; en la segunda, el protagonista sí que arrastra traumas y el monstruo es el que los encarna, poniendo como ejemplo Babadook. Yo confieso que como escritora suelo elegir el primer modelo, pero más que nada porque me identifico bastante con lo de la mala suerte.

En cuanto a las fases, la primera es la presentación o los atisbos de lo que va a suceder. Los hechos, muchas veces, suelen ser cíclicos como en It, donde ocurre lo mismo cada veintisiete años y nuestros protagonistas lo viven tanto en su niñez como en la adultez. Y eso tambíen puede verse en cómo al experimentar un trauma, tu cerebro repite una y otra y otra lo que ocurrió, teniendo que reivivirlo. Pero también te habla de cómo se tiende a interrumpir la cotidianidad con una amenaza, como puede ser un poltergeist, o alteraciones psicológicas, que pueden hacer que las paredes de las casas se desplacen o en ellas haya bichos, por ejemplo.

En el espesamiento, que sería el descubrimiento, la resistencia y la confirmación, tenemos el cuerpo principal, vamos, donde está todo el marrón en su máximo apogeo. Empiezan a descubrir lo que está ocurriendo, todo se complica y acaba con un fracaso estrepitoso de su intento de defensa. En este apartado vemos cómo se disuelve la autoridad (sí, ese momento en el que ves que los policías no te van a ayudar en absoluto), como tampoco te puedes comunicar (y es algo que nos encanta, no vamos a negarlo) y cómo intentan resistirse, aunque no suele funcionar. Y por supuesto, también hablan de lo que más me gusta y aterra: la profundidad del bosque. En este apartado vemos las cabañas en medio de la nada, las sectas (confieso que me encantan las cosas de sectas) y los lagos (aterradores, si me preguntas a mí).

Por último, en el trance vemos cómo todo se va enfriando, es decir, terminando. Y es cuando llegas al punto de no retorno, ya no puedes dar marcha atrás sino que tienes que seguir hacia delante con todas sus consecuencias. Los finales de las historias de terror suelen ser alegóricos y simbólicos, como cuando Nancy acaba con Freddy. A veces puede acabar con la captura del monstruo y otras coronando al loco, como en Midsommar.

¿Y después, qué es lo que ocurre? Pues que el personaje tiene que intentar asimilar todo lo que le ha ocurrido.

¿Pero qué me ha parecido?

Por supuesto, los dos autores exploran todo con muchísima profundidad y lo hacen tan claro que te lo lees fascinado, comprendiendo cada parte y viendo las películas de terror de otra manera. Esto que os estoy contando es solo una mínima parte de lo que puedes encontrar en el libro, pero me apetecía mostrarte un poco las diferentes partes de Soy lo que me persigue para que corras a por él. Dentro del libro encontrarás ejemplos, un montón de datos interesantes y respaldados por estudios, además de una lista al final con todas las obras interesantes de las que puedes disfrutar.

Para mí, desde luego, se ha convertido en uno de mis libros de cabecera para profundizar en el género de terror y creo que está tan bien escrito que puede servir para adentrarte en él. Por supuesto no exploran todo el terror que existe, ya que es muy amplio, sino el que se centra en el trauma de los personajes y al ser uno de los dos psicólogo, resulta aún más interesante. También ayuda que lo hayan hecho en un lenguaje cuidado para que las personas que no tienen mucha idea de la psicología lo entiendan, no teniendo que recurrir a internet para entender los términos de los que hablan.

Así que si no sabéis que regalar estas navidades a un amante del terror, no dudéis en acudir a Dilatando mentes para haceros con un ejemplar de esta obra.