Francisco Jota-Pérez: Homo Tenuis

Año: 2016
Editorial: GasMask (colección Pop Kills)
Género: Ensayo
Valoración: Mejor no

Si sois el tipo de persona que disfruta con el género de terror, estoy segura de que en algún momento habréis dado con los creepypasta, leyendas urbanas con origen en Internet. Y si conocéis los creepypasta, lo más probable es que la figura del Slenderman os suene; es una de las leyendas urbanas más célebres de la actualidad junto a grandes personajes como la chica de la curva o el asesino del garfio. Para los que no: Slenderman, u hombre esbelto, es un ídem blanco y muy alto, vestido de traje, con tentáculos, que vaga por los bosques, aparece en fotografías con mucho ruido y, de vez en cuando, convence a gente para que mate a otra gente.

Lo blanco de atrás es el bicho en cuestión.

Homo Tenuis es un ensayo en torno a la figura de Slenderman, dedicado a los frikis de este tipo de cosas; o eso pensaba yo. También hablará de las dos niñas que intentaron asesinar a una compañera de clase en 2014 porque se lo había pedido el monstruo. En realidad, el autor dedica una pequeña aunque completa parte a explorar esta figura y, una vez desarrollado el tema, se dedica a ir y venir en torno a la hiperstición, en un posmoderno conglomerado de filosofía, capitalismo y teorías tecnológicas. Tal y como lo oís. Ni es lo que parece de buenas a primeras, ni es un libro sencillo de leer o digerir: al contrario, es complejo y específico. La edición, pese a las ilustraciones y fotografías, no ayuda a la comprensión, pues el tamaño y separación entre líneas no hacen la lectura más fácil.

Reconozco que en parte es mi problema. Si un tema no te interesa, leer un texto de no ficción sobre ello no tiene que resultar ameno. Pero la forma es agotadora: párrafos y párrafos sin punto alguno, sin ninguna pausa excepto comas aquí y allá, extenúan a cualquiera; ocurre a veces en las novelas, ¿cómo no va a pasar en los ensayos? Las subordinadas son tus amigas, pero solo a veces: también pueden convertirse en tu peor enemigo cuando las agotas. ¡Imaginad esta reseña sin puntos! Cada capítulo tiene una parte de menor complejidad, y lo suficientemente asequible para alguien como yo (es decir: muy pendiente de la lectura, pero sin idea), pero al desarrollar se va por la tangente. Son habituales la concatenación de frases arduas en torno a un mismo punto y sin sentido aparente, un vocabulario de alto standing para retomar conclusiones de la hiperstición y, en suma, una serie de tesis e ideas continuadas que aportan complejidad al tema principal. Esto sin darle un respiro al lector.

El autor es muy claro, por tanto, en ocasiones. A la hora de hablar del mito de Slenderman, acotar su definición y narrar la historia de las niñas que trataron de asesinar a su compañera de clase, es fácil comprenderlo, el estilo es limpio, agradable, coherente y pausado. Asimismo, durante las primeras páginas posteriores (¿qué es la hiperstición?, ¿por qué internet cambia el modo en que nos relacionamos con el mundo?), lo que se plantea vuelve a ser relativamente sencillo de comprender. Es en el momento en que la idea se hace inabarcable cuando la forma se va detrás. No sé si se trata de un gran conocimiento reñido con malas técnicas comunicativas o de un autor con una idea vaga que no sabe cómo plasmar con concisión; no tengo ni idea. El caso es que más parece una reflexión continua que un libro real.

Como es lógico, no es un libro que quiera recomendar. La lectura me costó horrores pese a lo cortito que es (137 páginas), se me hacía cuesta arriba, me cansaba enseguida y no podía mantener la atención… creo que el salto ininterrumpido de uno a otro concepto no le hace ningún bien, aunque a quien le interese mucho el tema podrá satisfacerle. Poco más tengo que decir: para mí, una lectura inclasificable a la que le encasqueto un mejor no.