Adrian Tchaikovsky: Spiderlight

por Javier Miró
Hace 5 años
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Título original: Spiderlight
Idioma original: Inglés
Año: 2016
Editorial: Alethé (2019)
Género: Novela (fantasía/humor)
Traducción: Alexander Páez

Vida más allá de Pratchett

La editorial Alethé, con poco más de un año de vida, vuelve a la carga en su valiente propuesta de fantasía y ciencia ficción de calidad. Bueno, de valiente nada, que está apostando por valores seguros como Martha Wells, Lavie Tidhar, o el duo Campbell & Cotrina. Una estupenda labor editorial que se ve refrendada con Spiderlight, novela de fantasía épica de Adrian Tchaikovsky que traigo hoy.

La iglesia de Armes de la Luz ha combatido a las huestes de la Oscuridad durante tanto tiempo que ya nadie lo recuerda. Una gran profecía ha presagiado que un grupo de inadaptados, liderados por una sacerdotisa suprema, vencerán al Señor Oscuro Darvezian armados con su inteligencia, la bendición de la Luz y un artefacto arrebatado a la impía Reina Araña.
El viaje será largo, duro y repleto de peligros. Aliados que serán enemigos, enemigos que serán aliados. Y el Señor Oscuro espera, siempre espera…

He de reconocer que yo no sabía quién era Adrian Tchaikovsky antes de que me llegase este libro. No conocía su recorrido ni ninguna cosa que hubiera escrito, larga o corta. Como es lógico, tampoco tenía idea de qué me iba a encontrar al abrir las páginas de Spiderlight —bueno, la ilustración de portada de Libertad Delgado me daba una pequeña pista— y creo que ha sido lo mejor que podía pasarme. Porque novelas de fantasía clásica hay miles, literalmente, pero que además utilicen el humor como un recurso, pues ya son menos. A lo mejor es que se trata de un género que se toma demasiado en serio a sí mismo, o a lo mejor es que la sombra de Sir Terry Pratchett sigue siendo muy alargada. Puede ser.

Spiderlight es una partida de rol rollo D&D —me refiero a Dragones y mazmorras, no confundir con los guionistas de cierta serie también de fantasía épica— con los colegas: agradable, distendida y, por encima de todo, divertida. Un mago, una clérigo, un caballero, una mercenaria y un ladrón forman este variopinto grupo de aventureros. Su misión, vencer al señor oscuro y conseguir el triunfo del Bien contra el Mal. ¿Topicazo? Sí, de los grandes, pero no os dejéis engañar, que es pretendido, como estamos a punto de ver en el siguiente párrafo.

Gran parte de la gracia del libro reside en la forma con la que los clichés del género son tratados. Ya dijimos que la fantasía clásica se toma muy en serio a sí misma, que tiene unos pilares muy bien asentados y pobre de aquel que ose tocarlos. De modo que aquí el autor se encarga de hacer que se tambaleen y detenerse a ver cómo el mundo arde. La trama principal —vencer al lord oscuro— es tan obvia que, por momentos, parece que los propios personajes no terminan de creérsela. El discurso de somos los buenos porque estamos del lado del Bien y vosotros los malos porque estáis del lado del Mal es todavía más bestia que en Tolkien. Sin embargo, se desmonta cuando vemos el punto de vista de Enth, una araña convertida en hombre, un ser de la oscuridad hecho ser de luz. Y ahora, ¿qué? Eso es solo lo evidente, ya que luego tendremos un buen puñado de oportunidades de ver que los buenos no son tan buenos y que los malos no son tan malos. Y el género no ha implosionado por ello, al menos de momento. Este tratamiento de los motivos ya de por sí genera un puñado de situaciones hilarantes, sobre todo, claro, para los amantes de la espada y brujería.

Rico en recursos

Pero Spiderlight no se queda ahí en su afán por sacarnos las carcajadas a costa de la fantasía clásica. También utiliza muchas otras referencias que van más allá del ya mencionado Dragones y mazmorras. Por ejemplo, encontramos que esta novela tiene su propia criatura Gollum con Enth, la arañada encarnada en humano. Y otro ejemplo, mi favorito, es la parte en la que Tchaikovsky va más allá de la fantasía y se atreve a parodiar la ciencia ficción dura de Isaac Asimov y sus tres leyes de la robótica. Delicioso.

—Así se hará. Bien, para resumir, no debe hacernos daño. No debe atacar a nada a menos que se esté defendiendo a sí mismo, o a menos que se lo ordenemos. Y debe hacer lo que le digamos. Por estas leyes se regirá su vida.
—Tendrá que ser suficiente —asintió Dion, con amargura, consciente de que cualquier sistema humano de leyes tendría agujeros que explotar—.

Para finalizar con la parte jocosa de la novela, que ya veis que tiene para dar y regalar, los personajes son tan dispares entre ellos como podrían serlo en una partida de rol. De nuevo la pretendida comparación y el guiño al lector. El autor no desaprovecha esto y hace de las interacciones de los unos con los otros una fuente de divertidos despropósitos.

Pero los atributos y armas secretas de este libro no se quedan en lo simpático. Esta obra es mucho más versátil de lo que su género hace intuir. Hay acción —mucha de ella vibrante—, crítica a nuestro mundo —que no falte— y la escritura no es virtuosa ni tampoco simple: acompaña y es en todo momento apropiada. Y, vale, a lo mejor Spiderlight no es el libro más gracioso, profundo, original, movido ni mejor escrito del mundo, pero la suma de sus cualidades lo convierten en una obra que ningún amante del género debería dejar escapar. Seguro que va a estar en casi todas las conversaciones del fandom de este 2019. Recomendable.

Fue a suplicar y descubrió que no tenía modo alguno de decir «por favor» o de rogar. El habla de las arañas carecía del concepto. Mientras los humanos vivían con sentimientos confusos que podían oscilar con simples palabras, los suyos valoraban la razón y la evidencia. Donde las arañas sentían, lo hacían con todo su cuerpo: miedo, ira, lealtad familiar, no eran cosas con las que se podía juguetear con un simple argumento.