Alicia Sánchez: En carne extraña

En carne extraña. Libros Prohibidos

Año: 2018
Editorial: Apache
Género:
 Novela (erótica)

Retorcido, sórdido, turbio, sexy

Hoy, dos años después de conocer a Alicia Sánchez a través de su ópera prima, Violeta en el jardín de fuego, vuelvo a hablar de un libro suyo: En carne extraña, su segunda novela. El título de esta obra me viene que ni pintado, ya que es una sensación extraña. Alicia fue finalista de los Premios Guillermo de Baskerville 2016, y desde entonces también es compañera y redactora en esta web. Por eso es para mí, al mismo tiempo, especial y complicado hablar de un libro de ella. Sería más fácil si no la conociera de nada. Así sonarían más reales los elogios que le voy a dedicar.

Isabel Ibernon tiene una doble vida.
Durante el día, trabaja como directora médica en una prestigiosa clínica sexológica de Barcelona y por la noche disfruta de sus fantasías sexuales más extremas de la mano de Dominó, su amo y fiel colaborador.
Cuando Isabel se enamora de David, un atractivo ginecólogo, y decide cambiar de dueño, Dominó la amenaza de muerte.
No se trata únicamente de amor, su colaborador no está dispuesto a perder su principal fuente de ingresos, la opiolina, un potente afrodisíaco cuya fórmula solo conoce Isabel.  Ante un Dominó cada vez más violento y peligroso, Isabel se refugia en David, pero éste no tardará en rechazar su extraña forma de amar. Cuando decide abandonarla, Isabel le obliga mediante chantaje a que obedezca sus órdenes.
A partir de ese momento, los papeles entre amo y sumisa se intercambian continuamente hasta llegar a un desenlace tan dramático como inesperado.

Retorcido, sórdido, turbio, sexy, son algunas de las palabras que tengo marcadas y subrayadas en las notas que he ido tomando mientras leía. Y es verdad. La temática de En carne extraña no puede ser más inquietante y morbosa. Sus personajes, especialmente Isabel, la protagonista, no son personas corrientes que puedas encontrarte en la vida real o en cualquier libro. Bueno, mejor dicho, sí que lo son, lo que los hace únicos son parafilias llevadas al extremo, sus gustos sexuales demasiado sofisticados. Esta sofisticación y sexualidad en la frontera de lo legal con la que Alicia Sánchez ya experimentó en Violeta, ahora es explorada con mayor amplitud y libertad.

Sí, esta va a ser una reseña con muchas x.

La forma que tiene la autora de mostrar estas escenas subidas de tono —que hay unas cuantas— va más allá de lo peculiar. Alicia comprende el lenguaje del cuerpo y sabe que para llevarlo a palabras no hay nada mejor que jugar con los sentidos, especialmente con los más olvidados para la mayoría de autores: el olfato, el gusto y el tacto. Las descripciones de este libro se pueden sentir con los ojos cerrados. Puedes experimentar que estás en la escena, viendo con las luces apagadas, saboreando con el tacto, tocando con el olfato. Un éxtasis hecho letras. Además, las vívidas imágenes que plantea En carne extraña tienen una suerte de efecto tripofóbico: cuanto más bestias son, más complicado resulta dejar de mirar.

El poeta acercó un poco más la luz de la linterna. El sexo estaba a la vista. La carne todavía se veía rosada y brillante. Finísimas estrías cubiertas de sangre dibujaban una filigrana concéntrica en el interior de sus muslos y, en su vientre, varios cardenales se superponían unos sobre otros, conformando un arco iris sangriento.

En carne extraña. Sexy. Libros Prohibidos

Para hacer más evidente este efecto, el libro viene envuelto en papel de seda y gasa; brumoso y voluptuoso, sí, pero también oscuro e inquietante. La narración se recrea en detalles que ayudan a conformar un ambiente gótico y fantasmal más propio de la campiña inglesa de finales del XIX que de la Barcelona actual donde en realidad transcurre la historia. De nuevo, la sombra del terror muy presente en los escritos de esta autora.

La trama está excelentemente planteada. Es una madeja que se va liando conforme van apareciendo nuevos elementos y que lleva a un punto en el que parece imposible predecir qué va a ocurrir. Y no es un decir: existe una serie de giros y piruetas finales que, si bien no cambian el sentido de la novela —eso no tendría demasiado sentido— sí que termina de cerrar el arco de la protagonista. Pero antes de ponernos más a fondo con los personajes, tengo que decir que, como ya ocurriera en Violeta, en esta novela vuelve a haber un poco de caos al final. Es cierto que no hay tanto descontrol como en la primera obra, pero vuelve a existir un desenlace demasiado rápido, con respuestas precipitadas que no están a la altura del resto del libro. Repito, mejor el cierre de En carne extraña, pero sigue siendo uno de los pocos frentes a mejorar.

Seres de carne, vísceras y hueso

Aparte de la ambientación y de la narración que la acompaña, pilares sobre los que se sustenta la obra, En carne extraña es una historia de personajes. Y me parece un gran acierto. Entregar esta historia en manos de una trama demasiado compleja, o del narrador hubiera alejado al lector de los protagonistas. No sería tan fácil sentir lo que ellos sienten, experimentar toda esa nebulosa de sensaciones que ya hemos comentado. No es que se llegue a crear una comunión entre protagonistas y lector, no es ese tipo de libro, pero sí que lo hace más cercano y accesible. Real, posible. Y de ahí la verdadera dimensión e importancia de la sordidez y demás adjetivos mencionados antes.

Él la miró de nuevo con ojos de fumador de opio. Su rostro huesudo, con los pómulos muy marcados, contrastaba con su boca gruesa y sensual, de adolescente ávido de placeres. Una pequeña cicatriz, pequeña y curvada como la marca de una uña, le cruzaba el labio superior. Esa insignificante imperfección, apenas perceptible, le daba a su rostro un atractivo especial, una asimetría difícil de encontrar en un hombre joven. Isabel pensó en el actor Montgomery Clift después del accidente que le deformó el rostro. Una punzada de deseo le atravesó el vientre.

En fin, amigos, En carne extraña es nuestra recomendación para finalizar la semana. Preparad el látex y el cuero.

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Foto: Joe deSousa. Unsplash