Año: 2015
Editorial: Áltera
Género: Novela
Valoración: Pasable
Seguimos a todo trapo con más libros para la sección oficial del Premio Guillermo de Baskerville 2016. Hoy le toca el turno a un thriller de nombre sugerente, Cuatro muertos más para el desierto, que por temática y ambientación, perfectamente podría ser una continuación de otro libro reseñado aquí hace poco: La piel de la lefaa.
El empresario barcelonés Alberto Correa recibe un disparo por segunda vez en pocas semanas. Su hijo Tomás, extrañado por la asombrosa coincidencia de tales eventos y por la misteriosa actitud de los demás miembros de su familia, decide investigar qué está ocurriendo. Las pistas le llevarán a asuntos turbios que se remontan 40 años entre las dunas de la antigua colonia española del Sáhara Occidental.
No me es fácil valorar este libro. No es cualquier cosa decir que una novela de 400 páginas se merece una valoración de pasable porque sí; hay que ofrecer buenos motivos. Si he sido capaz de terminar una obra de semejante extensión se debe a que algo tiene, eso es indudable. Y es cierto que Cuatro muertos más para el desierto tiene la capacidad de mantener la atención del lector; eso sí (al menos en mi caso), sin llegar a resultar adictivo. Esto último no tiene por qué ser un problema, pero resulta que esta obra está escrita de manera que pretende esto último, en lo que por aquí conocemos como formato bestseller: capítulos no demasiado largos, mucha acción, cambios constantes de personaje, subtramas que interactúan constantemente con la trama principal, episodios que terminan por todo lo alto, asesinatos sin resolver, misterio mantenido desde una época anterior, etc. Este libro tiene todos esos ingredientes, pero, por un lado, yo no soy muy de este tipo de literatura, y, por otro, creo que Christopher Pollinini anda cerca, pero no termina de ejecutarlo del todo bien.
Vamos por partes. La historia es interesante y está bien contada, con orden; se ve que el autor tenía las cosas claras desde el principio y lleva el control de los acontecimientos (salvo hacia el final, cosa que comentaré más adelante). Sin embargo, y pese a tratar de asesinatos, la atmósfera general del libro se muestra demasiado inocente, naif incluso. Los personajes no son todo lo duros que cabría esperar de mafiosos, narcotraficantes y asesinos, sino que tienen una inexplicable tendencia a la bondad. Esto hace que resulte sorprendente que hayan sobrevivido en un mundo tan áspero y crudo como el de los bajos fondos, mundo que ha sido tantas veces retratado (y tan magistralmente), por varias de las mejores obras artísticas de nuestro tiempo.
Tampoco estoy muy conforme con los distintos puntos de vista adoptados en la narración. Creo que el autor debería haberse centrado únicamente en los personajes principales, ya que cuando aparecen escenas (por fugaces que sean) protagonizadas por los secundarios, la atención del lector se desvía y se da la información demasiado masticada. Me parece que hay una tendencia demasiado acusada a repetir información ya dada y a dar demasiadas explicaciones (sobre todo en el último cuarto de la obra, donde mucho me temo que le sobra algún capítulo). En definitiva, y como sugerencia para futuros libros, opino que Pollinini debería confiar más en la inteligencia de sus lectores.
De cualquier modo, debemos valorar Cuatro muertos más para el desierto como un libro valiente que busca contar una historia compleja, sorprendentemente bien hilada para tratarse de una ópera prima. Le vamos a seguir la pista a este joven autor que no ha hecho sino comenzar.