«Al parecer, soy multitarea hasta para trabajar y formarme».
Cerramos esta semana presentando a otra de nuestras nominadas a los Premios Guillermo de Baskerville 2017. En esta ocasión se trata de Alister Mairon, participante en la categoría de ópera prima con Sorgina.
Alister Mairon nació en Barcelona en 1994, aunque nos dice que por mi carácter más parece que hubiera nacido hace cien años. Tiene un Máster en Historia Moderna, aunque su carrera profesional se ha desarrollado hasta la fecha por otros senderos, como el de la educación o el teatro, sea a pie de calle o en un escenario.
Escribir, ha escrito desde que aprendió a juntar letras, si bien su primera novela, Sorgina, no vio la luz hasta 2016 cuando se publicó a través de la Editorial Ronin Literario como una serie por entregas en formato digital. A parte de esta novela, ha auto-publicado recientemente, también en formato digital, Sub-Suelo, una novela corta de fantasía oscura protagonizada por elfos.
En estos momentos sigue escribiendo y embarcándose en cuantos proyectos le permite su siempre compleja agenda. El último de ellos, colaborar como redactora para la Revista Windumanoth.
Me alimento sobretodo de los clásicos de la literatura universal. Conocí a Shakespeare y a Oscar Wilde en mi etapa de instituto y desde entonces no he dejado de buscar inspiración en artistas y escritores de tiempos pasados. Supongo que por mi faceta como historiadora.
Reconoce que su mayor fetiche han sido siempre los cuentos, los mitos y las leyendas. Por eso disfruta como una enana devorando a los autores románticos como Bécquer o el celebrado Goethe. Buscando referentes más cercanos al género que escribe (quienes le leen, dicen que es el grimdark), diría que Abercrombie y Terry Pratchett tienen mucho peso.
Aunque cada vez que leo añado nuevos matices y puntos de vista. Podría decirse que mis referentes están en un proceso de ampliación constante, porque no me cierro a casi nada.
Ahora bien, Alister Mairon confiesa que todo lo que tiene de abierta para la lectura se transmuta en un desmedido cúmulo de obsesiones y manías cuando se trata de escribir. Para sentirse a gusto, precisa que el silencio sea absoluto, la luz sea tenue y tener al lado una libreta con el trabajo de varios meses de investigación y planificación. Por eso mismo no es extraño verla teclear a las tres de la mañana rodeada de una montaña de papeles y con un gato mirándola.
Sí, el gato es imprescindible.
Para el futuro no se plantea nada en concreto, aunque reconoce que se muere de ganas de experimentar con otros géneros, ya que asegura tener más de una historia dándole vueltas en la cabeza.
Podéis encontrarla en Twitter y su web personal.