El final está cerca — Eduardo Cruz Acillona

Año: 2013
Editorial: Círculo rojo
Género: Microrrelato
Valoración: Recomendable
Durante mi vida he tenido la insolencia, el descaro, la desfachatez e incluso la osadía de hacer cosas que todavía hay algunos que se molestan en reprocharme. Es algo que os juro que no es intencionado, que está en mí, en mis genes o algo así, que me hace ser, pues eso, un tanto sinvergüenza (pero con sentimientos, eh). No me lo tengáis en cuenta, y por favor, escuchadme cuando os digo que no pretendo tomar el pelo a nadie al reseñar un libro de microrrelatos. Dadme unos párrafos para convenceros.
No es novela, ni teatro, ni ensayo, ni siquiera, por dios bendito, es poesía, no. Es una recopilación de microrrelatos, 200 en total: ciento y pico caracteres (a veces menos) y listo. Debo pareceros un timador, ¿pero qué tal si os doy a probar uno?
Aun a sabiendas del destino que le esperaba, el cántaro no podía dejar de ir a la fuente en los brazos de aquella mujer.
 
Así es «El final está cerca», una recopilación de los mejores microrrelatos del, según el prólogo, el francotuiteador Eduardo Cruz Acillona. Tuve la ocasión de conocer a Eduardo en Sevilla, charlando en una conversación corta pero intensa sobre libros, editoriales, y otras miserias que se nos pasan por la cabeza a los escritores.
Quemamos con gasolina hasta la última rueda disponible para cortar el puente. El olor de las cartas de despido sí que era nauseabundo.
 
Recuerdo que Eduardo se presentó a sí mismo como escritor de comedia, que era algo que escribía con facilidad, incluso cuando no lo pretendía. Yo así ya lo había comprobado en su cuenta de twitter o su blog (http://masclaroagua.blogspot.com.es/). Sin embargo, me sorprendió que en «El final está cerca» se podían encontrar pedazos de una profundidad inesperada para tan escasas palabras. ¡Y ello sin perder ese punto de humor tan marca de la casa!
El ramo de flores traía una nota manuscrita: «Hoy, también. 15 de febrero».
 
Me decidí a marcar las páginas donde encontrase algún relato que me hubiera gustado especialmente, al igual que hago con mis libros de poesía favoritos. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que a veces me faltaban esquinas de la página para doblar.
La máquina de coser automática recorre la tela dejando a su paso un hilo conductor pero ningún argumento. SIn saberlo, está inventando la novela experimental…
 
No todos los microrrelatos en esta maravillosa oda a la sencillez son formato tuit, también hay algunos más largos, y que no pierden por ello su ingenio y frescura.
Él sale de Barcelona con destino a Sevilla en el AVE de las 8:30 horas. El tren mantiene una velocidad media de 240 kilómetros por hora. Ella sale de Sevilla con destino a Barcelona en el AVE de las 9:00 horas. El tren mantiene una velocidad media de 210 kilómetros por hora. Planean encontrarse en un punto intermedio. Lástima que ambos sean de letras.
 
Como conclusión, y dejando de spoilearos el libro, os lo recomiendo sin dudas. Se deja leer amablemente, de un tirón o a sorbitos, acompañado de algo fresquito y de un aperitivo, y que es de lo más agradecido. ¿Os he convencido ya? Debería, amigos, debería.