Ekaitz Ortega: Mañana cruzaremos el Ganges

Mañana cruzaremos el Ganges. Libros Prohibidos

Año: 2017
Editorial: Ediciones el Transbordador
Género: Ciencia ficción

Intimista e inteligente

En Mañana cruzaremos el Ganges nos adentramos en la vida de Eva Warren, una periodista independiente que se ve obligada a incorporarse a un gran periódico por una nueva ley. Gracias a ella, somos testigos de los cambios sociales que se producen en el estado represor y autoritario en el que vive,  así como de las dificultades que pasa en su vida cotidiana, desde la desmotivación que le produce su nuevo trabajo, pasando por su desgastado matrimonio o la complicada relación que mantiene con su hermana mayor, un mujer con tendencia a caer en el alcoholismo.

El futuro laboral se había complicado para los que todavía aguantábamos trabajando por nuestra cuenta vendiendo los reportajes y artículos a los mejores postores. La nueva ley obligaba a que cualquier periodista tuviese que trabajar bajo la nómina y, por consiguiente, el control del medio donde publicaba. Se acabaron los fisgones anónimos, todos debíamos rendir cuentas a un jefe. Desde la aprobación de esa medida, los periódicos recibían currículos de periodistas con amplísima trayectoria profesional que buscaban incorporarse a sus plantillas. Nos obligaban a vendernos, a que los grandes medios no necesitasen ofrecer un sueldo acorde con nuestras carreras; éramos nosotros los que mendigábamos un trabajo.

Tal y como sugieren las primeras líneas de esta reseña, Mañana cruzaremos el Ganges es una obra intimista que se centra más en la vida de la protagonista y en cómo afectan a su día a día la represión o el terrorismo que en los actos violentos y políticos en sí. No es una novela de acción y persecuciones, donde la joven y atractiva reportera se mete en problemas por ser demasiado curiosa. Eva Warren nos acerca a un futuro cercano, en el que la sociedad es muy similar a la nuestra y en la que podemos sentirnos fácilmente identificados. Se centra en aspectos muy interesantes como la cara oculta del periodismo, la censura y la manipulación de la información, así como en la situación cada vez más precaria de los profesores, los intentos del Estado por recortar la autonomía de las universidades o la ausencia de privacidad.

Mañana cruzaremos el Ganges.Sombras. Libros Prohibidos

El pasado y las relaciones

Eva es la narradora de Mañana cruzaremos el Ganges y su estilo no es ni florido ni lírico, sino como el que yo imagino que debe ser el de una buena periodista. Da los detalles justos y es distante a pesar de las situaciones sentimentales y políticas que tiene que afrontar. No se extiende ni abusa del dramatismo, y, sin embargo, las palabras se suceden con fluidez y pasas las páginas casi sin darte cuenta. El ritmo es muy calmado, no diré monótono, pero es cierto que es una historia que no destaca por grandes sobresaltos o bruscos altibajos, no se respira tensión ni en esos momentos en los que suceden muchas cosas a la vez. El movimiento es más bien suave y ondulante, hipnótico en ciertos casos, como las olas de mar.

Los personajes están muy bien construidos y, en general, me han parecido muy buenos, aunque admito que la necesidad de la protagonista de culparse y avergonzarse cada vez que su pareja tenía que hacerle un favor en relación a su hermana llegó a parecerme un poco cargante. Eva y Tommy llevan mucho tiempo juntos y es precisamente el hecho de que su relación no sea perfecta, que se haya visto erosionada por el tiempo y la situación política en la que viven, lo que la hace tan interesante para el lector. En ese aspecto, puedo comprender el rechazo de Tommy por Marie, la hermana mayor de Eva, teniendo en cuenta que es una mujer que se pasa el tiempo entrando y saliendo de rehabilitación. Como también entiendo el comportamiento de Eva, que a pesar de todas las veces que ha tenido que aguantar sus episodios de alcoholismo, sigue tratando de ayudarla y cuidarla. Los vínculos y relaciones entre los personajes son el centro neurálgico de la novela, mucho más que el estado tecnocrático, los solds o el movimiento ludita, que es más un telón de fondo. Gracias a Eva, obsesionada con el pasado y los recuerdos, tenemos un amplio recorrido por sus relaciones familiares, sobre todo de sus padres y su hermana. Si que echo en falta saber más sobre Tommy, una relación que parecer dar por sentada a pesar de los baches y sobre la que apenas sabemos nada. Aunque es un personaje complejo y necesario, en ciertos aspectos da la impresión de que es una herramienta que el autor utiliza para ofrecernos un testimonio más cercano de lo que sucede en el mundo de la enseñanza.

Tommy estuvo muy disgustado durante meses, creo que fue el primer síntoma de que se agriaba su carácter. Al principio no lo podía creer, luego su indignación se transformó en irritabilidad y la convivencia se complicó lo suficiente para que yo recuperase la costumbre de pasear un rato cada día sin importarme demasiado retrasar la vuelta a casa. A él no le afectaba directamente, tras las últimas pruebas docentes se vio relegado a la corrección de trabajos de estudiantes más jóvenes. No resultaba lo mejor pagado ni más agradecido, pero era eso o pasar otros dos años preparando una prueba que podía empujarlo a un puesto peor. A pesar de todo, sentía el sistema educativo como parte de su vida y los cambios en la universidad lo deprimían.

 Testimonio de autocensura y conformismo

Mañana cruzaremos el Ganges es una novela muy recomendable, aunque quizá el ritmo es demasiado lento en algunos momentos para mi gusto. Se desarrolla como el testimonio de una persona corriente y no puedo exigirle a una historia que parte de ese planteamiento que se sumerja en tramas de acción descabelladas que, no solo no encajarían con los personajes, sino que además estropearían el verdadero interés del autor, el cual, a mi parecer, era introducirnos en la vida y las relaciones de Eva y hablarnos de cómo se sobrevive en un Estado controlador, de cómo se convive con la paranoia, la autocensura y el conformismo que envenena a los individuos que se ven obligados a trabajar y mantener a sus familias en semejante situación de represión y autoritarismo.

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