Título original: Nujeen
Idioma original: Inglés
Año: 2016
Editorial: Harper Collins
Traducción: Victoria Horrillo Ledesma
Género: Autobiografía
Valoración: Recomendable
Hoy les traigo un libro muy especial. Se trata de la autobiografía de Nujeen Mustafa, una adolescente siria que nació con una parálisis cerebral que le fuerza a desplazarse en silla de ruedas. Escrito junto a la periodista Christina Lamb (que también colaboró con Malala Yousafzai en su autobiografía Yo soy Malala), este libro cuenta la vida de Nujeen, desde su infancia bajo el yugo de Bachar el Asad, hasta el momento en que llega a Alemania tras atravesar media Europa en su afán por huir de la guerra civil.
A mi juicio, es una lectura obligatoria para todo europeo, y más ahora que los medios de comunicación han decidido dejar de hablar de la crisis de los refugiados (sin que ello signifique que haya dejado de ser un problema). En Nujeen queda perfectamente plasmado el horror de la guerra en Siria. Al leerlo, uno está obligado a reconocer que en esa situación por supuesto que habría buscado asilo en otro país. Es un libro fundamental para entender que no se trata de una migración voluntaria, que los refugiados preferirían vivir en su país pero no pueden, y que no son muertos de hambre sino, por regla general, todo lo contrario; los que no cuentan con bastante dinero no pueden emprender semejante viaje. Una lectura necesaria para comprender lo dura que es la travesía, la cantidad de obstáculos que se han de superar, y lo frustrante y terriblemente injusto de considerar a estas personas como ciudadanos de segunda (o tercera).
La historia que nos cuenta Nujeen está repleta de momentos estremecedores, como la manera en que ella y su familia sufrían como minoría kurda en la Siria de El Asad, cómo vivieron la esperanza de la Primavera Árabe, y cómo pronto se vio truncada; o el miedo de vivir bajo la amenaza constante del Daesh y los bombardeos que asedian a la población de Alepo (donde le pilló la guerra a Nujeen). Pero quizá el episodio más conmovedor, el que logra un mayor grado de empatía en el lector, es la narración de su travesía en patera desde Turquía hasta la isla de Lesbos, en una lancha hinchable “made in China” con una capacidad máxima de 15 personas, en las que los traficantes decidieron meter a más del doble. Creo que hasta que lo leí no había comprendido en toda su magnitud lo aterradora que debe de ser esa experiencia, lo jodida que tiene que ser tu situación para que decidas jugártela de esa manera. Sin saber nadar. Sin apenas poder controlar tus piernas, como en el caso de Nujeen.
A pesar de que la vida de Nujeen ha sido de una dureza que nosotros, en nuestra cómoda y perfumada vida europea, apenas podemos llegar a imaginarnos, no se trata de una lectura descorazonadora. Más bien al revés. El optimismo de Nujeen es contagioso. A pesar de haber convivido con el Daesh y de haber sido testigo y víctima de los timos de los traficantes de seres humanos (el libro deja claro que estos últimos son de lo peorcito que ha producido nuestra especie), considera que el ser humano es intrínsicamente bueno. Una conclusión en principio poco coherente con su experiencia vital, pero que está sorprendentemente bien argumentada. Cuando se lee este libro se es consciente de la terrible situación que vive este colectivo humano, pero también uno siente que, pese a todo, hay hueco para la esperanza.
También se trata de una obra muy interesante por un motivo más banal. Y es que la realidad de Nujeen, sus creencias y su manera de entender la vida, están tan alejadas de las nuestras que desde un punto de vista puramente antropológico es una lectura fascinante. Como curiosidad, la defensa que hace la autora de los matrimonios concertados. Entre los kurdos no existe lo de casarse por amor, y Nujeen –con su característica ironía y con no poca razón– comenta que, por lo que ha podido comprobar en las series americanas, los matrimonios por amor suelen acabar bastante mal.
No se trata de una obra que destaque literariamente. Su estilo es correcto pero nada del otro mundo. Asimismo, la traducción deja un poco que desear. No obstante, se la recomiendo de corazón. Les conmoverá y les abrirá los ojos.