Año: 2015
Editorial: Serial Books
Género: Relato
Valoración: Recomendable
Al poco de empezar verano, recibí la noticia de que Roberto Martínez Guzmán, uno de los escritores indies más exitosos de España, iba a publicar Café y cigarrillos para un funeral, su última obra, pero que para esta ocasión había elegido Serial Books, una interesante plataforma que publica libros por entregas. La idea me pareció doblemente estupenda, por lo que me dirigí al autor en persona para pedirle el manuscrito completo con intención de incluirlo en la sección oficial del Premio Guillermo de Baskerville 2015. Tanto Roberto como Serial Books nos dieron el OK, por lo que hoy aquí os traigo la reseña de la obra completa, sin spoilers, claro.
Una madrugada, de improviso, un hombre aparece en la comisaría de Ourense denunciando un hecho insólito: desde hace un año lleva recibiendo una carta mensual que le anuncia el día de su muerte, es más, en el último mes la carta es diaria y va acompañada de coronas de flores y la noticia de la celebración de un funeral a su nombre coincidiendo con su próximo 50º cumpleaños. Quedan menos de 48 horas para ello.
Con semejante planteamiento, muy a lo Se anuncia un asesinato de la maestra Agatha Christie, comienza este relato. Pese a que tan solo cuenta con cincuenta páginas, Café y cigarrillos para un funeral no carece de ninguno de los mejores ingredientes de una novela negra de peso: una investigación policial a gran escala, una carrera contrarreloj con una fecha límite inminente, un buen número de sospechosos, ninguna prueba concluyente, un asesinato (anunciado), un final sorprendente…
Sin duda, la mejor arma esgrimida por el autor es el manejo de la tensión y, por lo tanto, de la atención del lector. Sin recurrir a cliffhangers ni a trucos por el estilo (apoyado, eso sí, en la publicación capítulo a capítulo), esta obra consigue mantener el misterio hasta el mismo desenlace. Y no es fácil adelantarse al final, sobre todo cuando la policía consigue cubrir todos los huecos posibles, no quedan cabos sueltos, pero la trama continúa.
Y es que los detalles de este relato importan y mucho. Se nota que ha sido trabajo con mimo y puesto a prueba numerosas veces hasta no dejar resquicios. La verosimilitud, esa dama tan esquiva en novelas de autores independientes, aquí está ampliamente lograda. Es verdad que el estilo no destaca, pero tampoco flaquea. Además, las novelas negras no están para deleitarse con bellas imágenes.
Ahora llega el momento de explicar por qué recomendable y no muy recomendable. Por su calidad literaria y los puntos anteriormente expuestos, merece una valoración más alta, sin duda, pero la extensión supone un handicap que le pone en desventaja con respecto a otros títulos. En mi opinión, Café y cigarrillos para un funeral da para una novela con todas sus letras, y su autor lo sabe. Podría haber metido más sospechosos, más subtramas y más vías muertas, sin que el texto sufriera ni la más mínima pérdida de tensión. También reconozco que soy de los que ven aumentado su gozo si un libro que les gusta es, además, voluminoso.
En Libros Prohibidos no somos muy dados a la publicidad, pero en este caso bien merece la pena hacer una excepción y recomendar esta mini-novela, que es gratis, se lee en un par de ratos, y todavía le faltan sus últimas entregas.