Título original: Живущий
Idioma original: Ruso
Año: 2011
Editorial: Nevsky Prospects (2012)
Género: Novela de ciencia ficción distópica
Valoración: Muy recomendable
La Semana Starobinets sigue su curso y hoy presentamos la primera novela de la autora rusa que pudimos disfrutar los hispanohablantes: El Vivo. Si ayer mi compañera Susana recomendó con entusiasmo el libro de relatos Una edad difícil, hoy cambiamos de tercio con esta novela.
El mundo tal y como lo conocemos ha llegado a su fin. Después de la Gran Reducción, la población de la Tierra se mantiene fija en tres billones de habitantes. Nadie muere: al final de sus vidas las personas renacen en algún otro lugar del globo; un código de encarnación mantiene la información sobre sus vidas previas.
Ya no hay individuos, cada ser humano no es más que un elemento en una conciencia mayor, El Vivo. Este cerebro central lo decide todo: dónde vivirán las personas, cómo será su trabajo, cuánto tiempo se les permitirá sobrevivir en su encarnación actual… Hasta que nace un ser sin código, y todo el sistema planetario se ve amenazado.
Tuve la suerte de descubrir a Starobinets cuando aún eran muy pocos los que sabían de su existencia fuera de su Rusia natal. Fue a principios de 2013 y en muy poco tiempo devoré los dos libros publicados por Nevsky hasta entonces, los citados Una edad difícil y El Vivo. El Universo Starobinets me atrapó y desde entonces espero con mucho interés cada nueva obra de la rusa.
A diferencia de lo que podemos encontrar en sus libros de relatos, El Vivo se adentra en el terreno de la ciencia ficción distópica. Starobinets conoce nuestros puntos débiles y sabe cómo hacer saltar los resortes que nos mantienen aferrados a la realidad. El tono perturbador de su escritura se mantiene en perfecto estado de revista en esta obra; si en sus relatos toma como punto de partida la realidad cotidiana, logrando alterarla de forma sutil hasta alcanzar el horror, en El Vivo Starobinets demuestra una nueva virtud narrativa. Y es que pese a contar una historia que, en apariencia, nada tiene que ver con la realidad, el lector no puede en ningún momento dejar de extrapolar lo que sucede en la novela con el estado actual del mundo en el que vivimos.
Leyendo El Vivo he recordado a autores como Philip K. Dick o Ray Bradbury, y obras como La naranja mecánica, de Anthony Burgess. Starobinets pone de manifiesto todas las virtudes y riesgos de las redes sociales; la población está conectada de forma permanente y se relacionan entre sí casi en exclusiva de forma virtual, hasta llegar al punto de no saber interactuar de manera adecuada en persona, en la denominada primera capa, habiendo incluso desarrollado una jerga propia de palabras creadas a partir de los chats: Lap, poclé, vézope…
La anulación del individuo es un hecho debido al desarrollo de nuevas tecnologías y el protagonista, Cero, se nos muestra como un héroe con tintes mesiánicos que representa la fractura necesaria en toda buena historia de ciencia ficción distópica.
Otra característica muy marcada en la obra de Starobinets es el uso de los insectos como fuente de terror. Si en Una edad difícil y La glándula de Ícaro son objetos principales del horror, en El Vivo se convierten en mascotas y origen de algunos momentos siniestros de la trama.
La edición de Nevsky es, una vez más, impecable. Cabe destacar el magnífico prólogo a cargo de Julián Díez y el formato del libro, repleto de diarios, transcripciones de archivos y diálogos imposibles entre los protagonistas. Starobinets pergeña una historia alucinante, magníficamente ambientada y narrada que atrapa desde la primera hasta la última página.
Da igual que os gusten más los relatos, las novelas, el terror o la ciencia ficción distópica. Si buscáis buenas historias y muy bien escritas, os gustará Starobinets. Un valor seguro.