Año: 2015
Editorial: Amarante
Género: Narrativa
Valoración: Recomendable
La reseña de hoy es un gustazo de escribir, así, con todas sus letras. Y esto se debe a que ha sido un gustazo de libro para leer. Se trata de Vidas en el margen, una novela a la que le ocurre lo mismo que a No quedan hombres justos en Sodoma, esto es, que pese a tener una temática poco agradable, su perfecta ejecución la convierte en una lectura única.
Don Francisco, un párroco retirado y un tanto díscolo, nos cuenta su relación con los bajos fondos de una ciudad de provincias y, especialmente con el gordo Frank, un tipo obeso que sufre alucinaciones y de quien se dice que tiene escondida una fortuna. El relato de los últimos días de Frank y de la búsqueda del tesoro tras su muerte, nos llevará a conocer los rincones más oscuros de nuestra propia sociedad.
Con una narración fresca, descarada, bien aderezada con hábiles muestras de humor negro, con la soltura de quien no tiene nada que perder, Carlos de Tomás nos deleita en esta obra extraña, difícil de clasificar. Vidas en el margen se nos presenta como un batiburrillo de personajes y situaciones, pero no es más que una artimaña ingeniosamente urdida para hacer más potente esa sensación de desorden y dejadez que debe permanecer en el lector. Y lo consigue, por supuesto. El estilo derrocha atrevimiento y ganas de sorprender; cuenta con mil recursos para ello. No deja de sorprenderme que el autor tenga casi sesenta años, quiero decir, se le notan las tablas, pero con la pluma en la mano se asemeja a un joven novelista deseoso de mostrar una visión distinta del mundo; tal vez no revolucionaria, pero sí evolucionada y (me repito) fresca.
Los personajes, una colección de individuos zafios y repulsivos, perdedores, hampones de poca monta que hacen mala sangre con cualquier asunto (muy a lo Maki Navaja, pero con peor despertar) representan el elenco perfecto para una historia tan sumamente sórdida y cutre. Son originales y reales; yo diría más, son vívidos, parece que te los vas a encontrar en cualquier momento por la calle (si tienes mala suerte, claro).
La estructura es otro de los aspectos a destacar de Vidas en el margen. El libro está escrito a trocitos, en capítulos minúsculos donde la información se va dando en su justa medida (a veces, ni eso). Es difícil que el narrador, don Francisco, se centre en un tema y no vaya dando saltos de una cosa a otra, empezando por un asunto y saliendo por peteneras. Así va avanzando la narración, en un cuidado y complejo caos que se encarga de rellenar todos los huecos hasta el final, donde, para colmo, nos espera una sorpresa. Bravo.
Tengo poco más que agregar a este libro, aparte de que por fechas no entra en la sección oficial de los Guillermo de Baskerville 2017, cosa que me fastidia porque creo que se trata de una novela que dará que hablar. En fin, ahí queda, al menos, mi entusiasta recomendación.