Daniel Dopazo Lafuente: Siete luces oscuras

Luces Oscuras. Portada. Libros Prohibidos.

Ilustraciones: Juan Alberto Hernández (portada), Alicia Martínez Abad (ilustraciones interiores)
Año: 2019
Editorial: Autopublicado
Género: Antología de relatos (Terror)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020

Siete luces oscuras es una colección de otros tantos relatos foscos. En la mayoría de ellos el terror se entremezcla con la ciencia ficción o incluso la fantasía, pero Daniel Dopazo no se olvida del fin último de lo oscuro: provocarnos desazón.

Panorámica general

Existe todavía un fuerte prejuicio hacia las obras autopublicadas, consideradas automáticamente por muchos como mediocres o descuidadas solo por carecer de una editorial que las avale. Sin embargo, lo mismo que hay editoriales que descuidan la corrección o la maquetación de sus libros, hay autores que miman las obras que publican por cuenta propia. Siete luces oscuras es un buen ejemplo de esto. Aunque no esté exenta de altibajos, ofrece un conjunto sólido, bien trabajado, en el que ningún relato provoca la sensación de estar allí por mero relleno.

Luces Oscuras. Abandonado. Libros Prohibidos.De hecho, la antología no solo se percibe cohesionada en cuanto a la calidad de los relatos, sino también por los elementos que estos comparten, pese a que sus argumentos sean muy diferentes. Así, las especulaciones sobre qué es real o no están presentes en más de una historia, al igual que el tétrico futuro al que estamos conduciendo a nuestro planeta, la fatalidad o el poder de las religiones y tiranías para manipularnos.

Sin embargo, ante todo, si hay un hilo conductor en la antología es que el monstruo, la amenaza, somos nosotros mismos. Si bien encontramos robots o brazos mecánicos en las historias con más influencia de la ciencia ficción, o demonios y nigromantes en «La maldición de Valhalit», el mal yace en los propios humanos.

Sabía por experiencia que los nervios llevan a la violencia, sobre todo los nervios ante aquello que desconocemos, y más aún cuando eso que se desconoce está frente a ti y no te responde.

Las siete luces oscuras:

Llegados a este punto, es adecuado reflejar las impresiones que me han dejado estos siete relatos, intentando no destripar el argumento de ninguno.

La antología se abre con un buen relato: «Proyecto Vaerios». Ciencia ficción y misterio se combinan para narrarnos la historia de un personaje amnésico que se despierta en un lugar desconocido. A la par que intenta descubrir dónde se encuentra, lo asaltan recuerdos inconexos que debe reconstruir. La narración puede resultar algo fría y distante, pero es el tono idóneo para esta historia.

Me ha convencido menos «Las Preces de Nahín». El relato, impregnado de fatalidad, parte una buena premisa, pero me ha costado sumergirme en la historia. Quizá sea consecuencia del tono distante o de la narración a saltos, en la que se entremezclan incluso fragmentos de manuscritos.

En «Héroe» nos encontramos con un vigilante enfermizo dentro de una ciudad a su altura. Mientras leía este relato, no podía evitar recordar los tiempos es los que colaboré como ayudante de edición en la revista Los zombis no saben leer. Este relato habría encajado allí perfectamente, con ese toque a pulp canalla que impregna la historia. Me ha gustado la ambientación y algo menos ciertos detalles de trama. Quizá ya no saboreo este tipo de relatos igual que antaño.

Uno de mis relatos favoritos ha sido «El agua de los santos», aunque quizá el final me resultó ligeramente abrupto. El tono es más cercano que en relatos previos, así que es más fácil sumergirse en las historia. La ambientación y la atmósfera me han encantado. Esa mezcla de horror y ciencia ficción posapocalíptica funciona a la perfección; lo mismo que el toque a western crepuscular que rodea al personaje principal e impregna algunas escenas.

Arkiní se limitó a levantar el brazo izquierdo y dejar a la vista del sacerdote un muñón con un solo dedo, el que utilizaba para mandar a tomar por el culo a todo el mundo cuando también poseía los demás.

La percepción de qué es real o no, vuelve a ser esencial en «La existencia fragmentada» ¿Sufre la protagonista algún tipo de trastorno o realmente percibe cosas que otros no son capaces de entender? El relato me ha enganchado y, salvo quizá el último giro final, me ha parecido bien resuelto, aunque algo durillo en su parte más teórica. Problema, este último, totalmente personal.

En «La maldición de Vahalit» abandonamos el mestizaje con la ciencia ficción para adentrarnos en la fantasía oscura. El relato me ha gustado. Tiene un protagonista potente, buena ambientación y la historia está bien hilada. Me ha parecido algo irregular en ritmo y no me ha terminado de convencer alguna situación, pero en conjunto es un relato sólido y muy disfrutable.

Pone broche de oro a la antología «La balada de los muertos». Una historia de venganza cruel, con elementos gore, no apto para todos los lectores. Es uno de mis favoritos. Resulta fácil sumergirse en la narración, conectar con las motivaciones del protagonista, sentir como propio el dolor que lo ha enloquecido y llevado a donde esta.

Luces Oscuras. Órgano. Libros Prohibidos.

Una sombra entre siete luces oscuras

Vaya por delante que la antología me ha gustado. Incluso aquellos relatos que menos me han dicho menos están bien escritos y despliegan ideas o planteamientos interesantes. No obstante, hay una cuestión bastante personal que me ha dejado un sabor un tanto agridulce: el tratamiento de los personajes femeninos.

Hace un par de años, no me habría chirriado o incluso habría percibido la violencia sufrida por algunas de ellas como una consecuencia lógica del ambiente envilecido que las rodea. Hoy, sin embargo, necesito otro tipo de historias, más protagonismo de mujeres, más personajes diversos, más situaciones en las que no sean una herramienta al servicio de una trama ajena o que vivan peligros diferentes a los que nos han acechado tradicionalmente.

Margaret era una bruja que lo volvió loco. Lavó su cabeza y la de Sir Laneher.

Entre estas Siete luces oscuras solo me he encontrado una historia protagonizada por una mujer. En alguna otra no aparecen o son un telón de fondo sin nombre; un nombre de alguien que ya no está; incluso, aunque tengan nombre y presencia real, su misión es servir de motivación para las acciones de un personaje masculino o como víctima con la que demostrar la vileza de otro. Más de una es víctima de violencia sexual y otras son acusadas de brujería o locura. Nada de esto está narrado con morbo o regodeo, a veces es una mera mención y se percibe el horror que las situaciones provocan al narrador, pero habría agradecido un poco más de originalidad en este aspecto.

En contraposición, me ha gustado ver que en las historias como «El agua de los santos» o «La maldición de Valhalit» aparecen mujeres soldado o algún protagonista que se sale de los tópicos del género en que se enclava su historia.

En resumen…

Aunque no sea mi tipo de lectura favorita hoy en día, Siete luces oscuras me ha parecido una buena antología. Gustará sobre todo a quienes amen el mestizaje de géneros o lectores que disfruten con una lectura más activa, rellenando huecos y entendiendo qué está sucediendo casi a la par que el protagonista desentraña misterios, recuerdos o nos desvela su verdadera faz.

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Foto fábrica abandonada obra de Michael Gaida, vía Pixabay
Foto Órgano de Iglesia obra de Tama 66 vía Pixabay