Alba infinita — David Nel

Año: 2015
Editorial: Autopublicado
Género: Novela
Valoración: Está bien

Seguimos adelante en este tórrido verano que tan pocas alegrías nos está dando. Por lo menos, estos laaaaaaargos días estivales invitan a pasar horas en la playa o en la piscina (quien pueda), lo que, convenientemente acompañados por el combo libro-refrigerio-niños coñazo amordazados, da pie a una experiencia, como poco, reparadora. Y hoy, con todos ustedes, uno de esos libros diseñados para este tipo de momentos: Alba infinita, ópera prima de David Nel (gracias por el ejemplar en papel).

La acción se sitúa a mediados de este siglo. Estados Unidos y Europa no han conseguido superar la crisis y su población se encuentra atrapada en un ambiente regido por la desigualdad social, la pobreza y la violencia. Por contra, China y los países productores de litio y demás materias primas necesarias para la fabricación de alta tecnología, como Chile, son las nuevas superpotencias de un mundo de frágil paz. En este contexto nace en Chipre la primera Economía Basada en Recursos como alternativa real al caduco y autodestructivo modelo económico. ¿Será capaz la apuesta chipriota de cambiar el rumbo de los acontecimientos?

Alba infinita nos pinta un futuro tenebroso y, a la vez, completamente posible. La obra se desmarca como muy bien documentada, imaginativa sin peder de vista la orilla de la verosimilitud. Su autor se moja y muestra múltiples trazas de escritor comprometido con los problemas propios de nuestra época (que no son pocos). Hay mucha crítica al sistema actual entre las páginas de Alba infinita. De hecho, podría considerarse este libro como un aviso de lo que podemos llegar a hacer con el planeta si no cambiamos nuestra forma de actuar. A Nel tampoco le tiembla el pulso a la hora de señalar la culpa de los gobernantes, pretéritos y futuros, como responsables directos del desastre. ¡Eso nos gusta!

El estilo que encontramos en esta novela tiende a ser directo sin salirse de la neutralidad, poco dado a las alegrías estéticas, que prefiere centrar sus esfuerzos en marcar los tiempos (aunque se echa en falta un índice con los capítulos y las fechas) antes que desarrollar imágenes. Entiendo que las obras de ciencia ficción funcionan mejor con este tipo de lenguaje, pero el futuro aquí narrado es tan lejano como interesante, lo que, tal vez, requeriría un poco más de detenimiento.

La vocación de best-seller de Alba infinita es innegable, y tiene muchas condiciones de llegar a serlo (lectura ágil, trama no demasiado complicada, o interés creciente, por ejemplo). Sin embargo, todavía falla en varios aspectos del formato elegido: el principio es demasiado lento, muy explicativo y con capítulos largos que, eso sí, se van agilizando hacia la mitad del texto; debería tener más y más veloces cambios de personajes; y finalmente, recurrir a cliff-hangers para hacer todavía más frenética la lectura (aunque sin caer en exageraciones a lo Juegos del hambre). Con todo, queda una novela muy fácil de leer, con una trama que invita a ser fagocitada en unos pocos días.

No quisiera finalizar sin apuntar que la historia queda más o menos cerrada, aunque mientras iba pasando sus páginas, iba creciendo en mí la sensación de que este libro no era más que una larga introducción a una obra más extensa. La (para mi gusto) infame palabra «continuará» escrita justo después de la última página, terminó de despejar dudas. Soy de la opinión que, al igual que ocurría con Luna: Apogeo, si un libro es en realidad la primera parte de una saga, es algo que debe avisarse desde el principio. Por eso, me veo en la obligación de advertir a los posibles lectores. De cualquier forma, también es de recibo decir que yo me embarcaría en la segunda parte si se me presentara la ocasión.

En resumen, una obra de ciencia ficción seria, interesante como poco, inquietantemente posible, que juega con la teoría de la (por el momento) utópica economía basada en recursos, y que critica sin remilgos las consecuencias de la deriva de nuestro mundo turbo-capitalista. Alba infinita se ha ganado por derecho propio un sitio en la bolsa/mochila para ir a la playa.