David Olier: Memoria selectiva

Memoria selectiva. Libros Prohibidos

Título completo: Memoria selectiva y otros relatos de ciencia ficción
Año
: 2017
Editorial: Autopublicado
Género: Relatos (Ciencia ficción)
Valoración: Está bien

Al futuro habrás de temer

Cuando leo a un autor y luego tengo la opción de conocerlo en persona, es todo un gusto. Al haber leído su obra es como si hubiese explorado una parte de su alma y, sobre todo si me ha gustado la lectura, se crea una conexión muy interesante que luego sale a la luz y fluye en la conversación. Pues nada queda de esa fluidez cuando leo algo de alguien a quien sí conozco previamente, como me ocurre con David Olier, autor de Memoria Selectiva. Más todavía cuando se trata de alguien cuyo trabajo admiro y conozco tan bien —su blog, El rincón de Cabal, es un referente de la autoedición y la ciencia ficción—. En fin, a ver qué tal sale esto.

Como buena parte de los autores de blogs sobre escritura y edición, David Olier también es escritor. Por el momento, solo ha probado con los relatos, siendo Memoria selectiva su segunda antología, pero un pajarito azul ya se anda chivando de que más pronto que tarde habrá una novela.

Vamos a lo que interesa. Memoria selectiva nos presenta 13 relatos de ciencia ficción en su mayoría, aunque también hay un pequeño hueco para la fantasía y el terror. Estamos hablando de relatos oscuros que pintan distintos futuros con un denominador común: el pesimismo. Hay un especial regusto por la distopía, por el futuro incierto, por el peor de los finales posibles. En este sentido, aunque no son cuentos de terror propiamente dicho, el autor sabe explotar muy bien la incertidumbre del mañana, el qué será de nosotros, el más vale lo malo conocido que el hijo de puta del cyborg inteligente por conocer. Y es que leer esta colección de relatos se asemeja bastante a ver una temporada completa de Black Mirror.

La lluvia golpeaba con fuerza los restos carbonizados del coche. Debajo, Ízakar trataba de soportar el frío y la humedad sin perder lo poco que quedaba de sus nervios. Tenía los ojos cerrados. Trataba de no pensar en las consecuencias de estar fuera del refugio durante una tormenta. El crepúsculo estaba a punto de caer.
Abrazó a Emaya con más fuerza. Ojalá no se hubiera dejado convencer. Ojalá no hubieran salido a buscar nada aquel día. Ojalá pudiera cerrar sus oídos igual que cerraba sus párpados. Pero, como no podía, se limitó a apretar con fuerza las mandíbulas.

No es Memoria selectiva una colección dispar. La calidad de los relatos está bastante equilibrada, sin grandes saltos ni picos. Eso sí, se nota que el autor se encuentra mucho más cómodo en los cuentos que implican tecnología, los más cercanos a la ciencia ficción dura. En ellos el mensaje llega con mayor claridad, todo funciona mejor, acojonan más. Afortunadamente, estos últimos suponen la mayor parte del texto. Por contra, hay tres relatos que, a mi entender, rompen la balanza y dejan al libro cojeando. Se trata de «Los colores del mundo», «Maldito» y «Conexión». Estos tres se salen de la temática de la colección y restan más que suman.

Me han parecido de gran interés los distintos mundos que se despliegan detrás de la mayoría de las historias. En ningún caso se ven repetitivos y tienen suficiente complejidad como para ser desarrollados más allá de los relatos —cosa que de hecho va a ocurrir con el corte que le da nombre a toda la colección, «Memoria selectiva»—. Sobre la base de este concienzudo e imaginativo trabajo de worldbuilding, David Olier delinea sus —casi siempre— tenebrosas situaciones. Es un escritor más de darle profundidad a escenarios y situaciones que a los personajes; más de desarrollo de la complejidad de la trama que de detenerse en la sonoridad del lenguaje.

Memoria selectiva. Futuro. Libros Prohibidos

Bienvenidos al futuro, guapines.

Los cortes más destacados

Como me parece que 13 es un número demasiado elevado para ir comentando los relatos uno por uno, procedo a destacar los relatos que personalmente más me han impresionado. No ha sido una selección fácil, ya que, como dije antes, el nivel global es muy parejo.

En «El último en reír» nos encontramos con una retorcida historia de traiciones y nada-es-lo-que-parece que culmina en un muy bien ejecutado giro final. Toda una pirueta para mayor deleite de aquellos a los que nos encanta que nos sorprendan. Y no, no pienso dar más detalles que se me escapan los spoilers. Id vosotros al relato y juzgad, leches.

Posiblemente es mi favorito: «Relian III». Una historia que transcurre en una travesía interestelar y que nos recuerda —y de qué manera— a 2001: Una odisea espacial. Me ha parecido un relato más que creíble, que combina con gran acierto retazos de suspense y comedia, dando lugar a un sentimiento en el estómago que no sabes si es que te vas a echar a reír o que tienes un incómodo nudo.

A pesar de que nunca había visto activarse esa alarma en el sistema de control, conocía su significado y también sabía que era imposible falsificarla o generarla a partir de ningún fallo de software, hardware o debido a ninguna interferencia electromagnética conocida. Todos llevaban una serie de implantes bioeléctricos que se comunicaban con los sistemas de la nave de manera ininterrumpida para informar de sus constantes vitales. Unos implantes subcutáneos que transmitían datos codificados y redundantes a prueba de cualquier cosa. Gracias a ellos podía ver, delante de ella, cómo oscilaban y cambiaban los datos procedentes de los seis tripulantes que viajaban en la nave, incluida ella.
Todos, salvo uno.

Finalmente, como no podía ser de otra forma, nos encontramos con el corte final, el más largo y que da nombre al libro entero: «Memoria selectiva». Aquí, el autor nos presenta a los neohumanos, en un mundo más complejo y desarrollado que el resto. La historia también está más elaborada, además de que nos encontramos de vuelta con la ci-fi dura, en la que Olier se ha demostrado tan solvente.

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