Con aire despreocupado, sin prestarle mayor importancia que la necesaria a si el viento le ha despeinado o no, presente y a la vez inmerso en quién sabe cuántas historias aún por contar, Pablo Felder, ganador de la primera edición del Premio Guillermo de Baskerville, se sienta a la mesa frente a nosotros. Está tranquilo, pero a la vez no puede evitar la timidez de aquel que todavía no está acostumbrado a las entrevistas, a esto de hablar de uno mismo con alguien ajeno a los círculos más íntimos. Mira de reojo a la grabadora, atendiendo a la charla previa mientras deja que la espuma de su caña recién tirada vaya disolviéndose. Con todo, no tacañea la sonrisa.
Primero de todo, Pablo Felder, felicidades.
Muchas gracias y felicidades también a vosotros por la organización y éxito del premio.
Para quienes organizamos este premio, ha sido muy especial, al tratarse de la primera edición de lo que esperamos sean muchas más. Por ello nos gustaría saber cuáles fueron tus impresiones al saber que estabas nominado por tu primera novela.
Fue curioso, ya que fui nominado a un premio al que no había concurrido, por lo que fue una sorpresa, y más viniendo de una web como Libros Prohibidos que me había hecho una reseña crítica de verdad, quiero decir, que no os habíais limitado a anunciar la publicación y hacer una ficha. Por ello también os tenía en muy buena consideración.
¿Tú te veías ganador en algún momento?
En ninguno (risas). Yo pensaba que las obras de ciencia-ficción están todavía en un sector de marginalidad y que sólo tienen opciones de ganar cuando se presentan a premios específicos de su género. Para este premio, los otros nominados eran, por un lado, una obra de relatos cortos con mucho ritmo, que siempre resulta más amable y fácil de leer; y por el otro lado, un thriller histórico muy atrayente para el lector medio y que además ha sido posteriormente editado por Booket, por lo que ha dejado de ser independiente. Me vi compitiendo contra eso con un libro de ciencia ficción con un peón negro en la portada, donde no pasa nada en las primeras 50 páginas, que es algo así como lo que nunca se debe hacer para atraer al lector (risas). Por lo tanto, yo creía que no iba a ganar. Esperaba tener alguna buena reseña por parte del jurado para compartirla en mis redes. En ese sentido, me servía para testar qué opiniones podía tener por parte de gente que no me conoce de nada.
“El mercado editorial estaba estancado en un abc del que no salía, no quería salir. Ahora se va a intentar algo distinto.”
Además, el jurado estaba formado por gente entendida, quiero decir, que se trata de grandes lectores. Es gente por cuyas manos han pasado muchos libros, algo que fue un requisito fundamental a la hora de seleccionarlos. Siendo así, suponemos que tiene que motivarte recibir un premio por parte de una gente que sabe de lo que habla cuando se trata de un libro…
Bueno, aunque parezca un tópico de ganador de Óscar (risas), cuando la obra propia es valorada, uno se queda tranquilo sabiendo que la propuesta les ha llegado y les ha hecho reflexionar, que es lo que El rey tras el cristal oscuro pretende. Muchas de las críticas del jurado transmitían esa idea, lo que me dejó contento, con la sensación de un trabajo bien hecho al 100%.
Y al haberte visto reforzado en tu trabajo de esta manera, ¿te ves apoyado para seguir escribiendo?
Sin duda. Me está dando seguridad y me anima a pensar que mi planteamiento, que aunque quizás no sea el de un escritor que pretende ser un superventas, sí que puede ser válido no sólo para mi madre o mi primo de Huelva (risas). Esto me reafirma para seguir en este estilo en el que estoy trabajando.
¿Y en qué andas metido ahora mismo? ¿Qué temática tratas?
La temática es complicada, y sólo el planteamiento sería un cuarto de hora (risas), pero puedo decir que se trata de una novela estructurada en 8 relatos cortos independientes entre sí, pero sucesivos, que, en realidad, van contando una sola historia con personajes diferentes. De hecho, pasa bastante tiempo entre un relato y otro. Retoma un poco el concepto de El rey tras el cristal oscuro sobre qué pasaría si, sólo que este nuevo planteamiento sería un detalle totalmente absurdo lo que le ocurre a la humanidad, y que utilizo para reflexionar sobre nuestra naturaleza. Gracias a los diferentes relatos, puedo tratar varios temas dentro del amplio abanico de posibilidades del aspecto humano, además de poder cambiar tambien de estilo narrativo. Esta variedad va a darle más ritmo y agilidad con respecto a mi primera novela.
Suena muy bien. ¿Para cuándo podríamos tenerlo?
Ahora, como me he ido al otro lado, al mundo editorial, se ha ralentizado bastante mi producción literaria. Yo antes vivía en Berlín y allí tenía total libertad para escribir. Ahora, de vuelta en España, tengo que cambiar mi modelo de trabajo. Lo ideal sería tenerlo para verano.
Desde aquí te animamos a que lo consigas y que nos tengas informados. Siguiendo con el tema de las rutinas de trabajo, como escritor joven que busca afianzarse en el mundo del libro, ¿cómo haces para compaginar la escritura con el día a día, con el trabajo que de verdad da de comer?
Bueno, mi trabajo, de momento, tampoco da de comer (risas). Tengo que reconocer que todavía no he sido capaz de compaginarlo del todo, porque el Pablo Felder que escribió El rey tras el cristal oscuro estaba en paro, viviendo en una ciudad fría y oscura, lo que me obligó a decirme si no escribo ahora no lo haré nunca. De modo que de momento sigo buscando la fórmula y por eso está yendo tan lento. A cambio, yo que soy arqueólogo de carrera, estoy teniendo el placer de sacar a la luz el potencial de otros escritores con mi trabajo en Triskel Ediciones.
“Veo con fuerza la autoedición, un fenómeno que permite editar todo lo que se escribe, y que tiene una cara muy positiva a la hora de alentar a los nuevos escritores. Por contra, tiene una cara muy negativa, que implica perder las obras de calidad dentro de un pajar donde es muy complicado encontrar la aguja.”
Y ahora que estás viendo el mundo editorial desde ambos puntos de vista, ¿te ves viviendo de la escritura, ya sea como escritor o como editor, o ambos?
Si ahora mismo tuviera que apostar a una sola carta, lo haría por la editorial, por el afianzamiento de Triskel, lo que espero que me dé una cierta regularidad. La escritura la veo más imprevisible, sobre todo en los tiempos que corren, ya que depende de muchos factores más allá de la calidad de la obra o de la propia editorial. Así que veo mi labor editorial, de momento, con más futuro.
Pues ya que estás hablando de futuro, y tus novelas también hablan del futuro, vamos a jugar a imaginarnos cómo ves tú el mundo del libro a medio plazo, de 5 a 10 años.
Creo que están surgiendo ya, y que van a seguir surgiendo alternativas, nuevas formas de negocio que abarquen nuevos campos relacionados entre sí que den salida a ese sector tan amplio de escritores que tiene la calidad pero que a la vez no tiene el respaldo de nombre o de un éxito de ventas. Creo que se van a crear editoriales como Triskel, multidisciplinares. Se va a reinventar el género. Creo que es algo que está ocurriendo ya. También veo con fuerza la autoedición, ese campo inabarcable, un fenómeno que permite editar todo lo que se escribe, y que tiene una cara muy positiva a la hora de alentar a los nuevos escritores. Por contra, tiene una cara muy negativa, que implica perder las obras de calidad dentro de un pajar donde es muy complicado encontrar la aguja.
¿Crees que será una reinvención positiva o negativa?
Creo que va a ser positiva. El sector editorial estaba estancado en un abc del que no salía, no quería salir. Ahora se va a intentar algo distinto, y creo que hay un gran margen de maniobra con muchos actores con distintos papeles.
Volviendo al Pablo Felder escritor, nos gustaría conocer cómo fue ese momento en el que sentiste la necesidad de contar historias. ¿Cuándo fue la primera vez que te viste con el lápiz en la mano contando una historia?
Con 12 o 13 años escribí un relato que dediqué a mi abuela, que si ahora lo leyera sería bastante absurdo. Estaba relacionado con un gato que se coló en el patio donde yo solía jugar con mis amigos, y que de buenas a primeras desapareció, seguramente por una explicación perfectamente lógica. La cuestión es que le dimos un toque de misticismo al asunto, y escribí el relato cuyos protagonistas eran mis amigos contando este misterio sin solución. Fui a imprimirlo a una papelería, y el verlo impreso me marcó. Además, el hecho de ver a alguien leyendo algo escrito por mi mano me impactó en gran medida, una sensación difícil de explicar. De modo que seguí escribiendo, y ya en 1º de BUP (3º de ESO) gané un premio literario de mi instituto, algo que no tenía más importancia, pero lo gané a gente de Bachillerato, varios años mayores que yo y especializados en humanidades y letras. Entonces me dije que a lo mejor mis escritos podrían gustarle a alguien más que a mi madre.
Y de las ideas surgidas de esa época, ¿hay alguna que consideres válida y estés reservando para una futura obra?
Yo tenía un pecado de escritor, que todavía arrastro en parte, que es que siempre quería escribir una novela que se pareciera a lo que tenía entre manos en ese momento y, por tanto, lo que escribía tendía a parecerse a lo que estaba leyendo. Cuando tomé conciencia de eso decidí dejar de lado esas ideas, y eso que era entonces mucho más productivo de lo que soy ahora. Yo quería desarrollar mi propio estilo, algo que me ha llevado un tiempo conseguir y que ha hecho que me haya podido diferenciar del resto.
Para finalizar, quería preguntarle a Pablo Felder, ganador de la primera edición del Premio Guillermo de Baskerville, si podría recomendarnos, y ya de paso dedicarnos, un libro que te haya influenciado o gustado especialmente.
Claro que sí. El hombre en el castillo, de Philip K. Dick.
Y hasta aquí la entrevista. Muchas gracias por todo, Pablo Felder, felicidades y esperamos que tengas muchos más éxitos en el futuro.
Gracias a vosotros. Un placer.