Año: 2015
Editorial: Luhu
Género: Novela
Valoración: Recomendable
Sigue avanzando septiembre, y en Libros Prohibidos seguimos buscando candidatos a ser nominados a nuestro premio literario. Hoy traigo Esperando nacer, primera novela del joven autor Sergi la Nuit.
En Barcelona, las casualidades nos traen a tres de sus más jóvenes habitantes: Joel, gogó, chapero, adicto al gimnasio, un Cristiano Ronaldo de la vida que ve el mundo desde su burbuja particular; Patri, camarera nocturna, eterna adolescente cuya existencia es un bucle que va de un finde a otro; Chus, camello cuya única consideración hacia sus clientes es que prueba (a mano llena) toda su mercancía antes de venderla. Los tres están unidos por la noche, la soledad, la ausencia de futuro… y el Nuclear, garito donde curran.
Pese a lo que puede sugerir su (mejorable) portada, Esperando nacer es todo un descubrimiento. Su autor se destapa como un narrador resuelto, consciente en todo momento de la dimensión de su obra, capaz de planificar con asombrosa precisión por dónde quiere llevar al lector. Y es que Sergi la Nuit sabe de lo que está hablando, y no me refiero a que haya sido un fiestero (que también), sino a que controla cada detalle de sus tres personajes, los ejes que hacen que esto marche. Y vaya si lo consigue.
Tal vez el mayor mérito de su trío protagonista no es la profundidad con la que el lector los puede llegar a conocer, sino el realismo que rezuman. Patricia, Joel y Chus son tan creíbles que parece que en cualquier momento te vas a cruzar con alguno de ellos en el metro (eso sí, conviene mantenerse alejado). Su forma de pensar, de hablar, la visión que tienen del mundo que les rodea, de sí mismos y de los demás es chocante y turbia, pero perfectamente verosímil. El arco de la evolución de los tres también es digno de elogio, y aunque parece que cada uno de ellos va a llegar a un desenlace más o menos esperado, hay un par de giros finales de lo más satisfactorios.
Y seguimos con los protas, que también son los tres narradores. Cada uno de ellos es capaz de despertar sentimientos en el lector, al estar tan atrapados en su mundo superficial, tan aislados del exterior por sus propios caparazones, tan indefensos ante la fuerte distorsión de la realidad que sufren. Es imposible no empatizar con estas pobres criaturas.
Con un ritmo por las nubes (chunta-chunta) durante toda la historia, Esperando nacer también cuenta con la bendición del buen uso del lenguaje, incorrectísimo en todo momento, en este caso. También son destacables las imágenes que el autor ha sido capaz de crear usando un estilo simple, lo que no es nada común. De hecho es más infrecuente de lo que parece.
La única pega es que la obra está quizá demasiado orientada a un público joven, por lo menos a uno que haya tenido algún contacto con el decadente mundo de la marcha nocturna urbana. En resumen, que lo recomiendo fervorosamente, sí, pero solo a un porcentaje muy pequeño de mis familiares/amigos (cosas de tener dos niñas y superados los cuarenta). Quien se vea con ganas, que no se lo piense ni un segundo.