Título original: Au bon roman
Idioma original: Francés
Año: 2009
Editorial: Impedimenta (2012)
Género: Novela
Valoración: Muy recomendable
Libros buenos, malos o regulares. Buenas historias o historias que dejan mucho que desear. Novelas que enganchan o novelas que aburren. Libros bien escritos o libros con ortografía y expresiones que necesitan un buen repaso.
De vez en cuando, ocurre. Aparece un buen libro sobre librerías. En el ámbito del ensayo, hace un par de años tuvimos un buen ejemplo con la obra Librerías, de Jorge Carrión, Finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2013.
Pero antes, en 2012, una de mis editoriales favoritas publicó la novela que acabo de terminar de leer, escrita en 2009 por la francesa Laurence Cossé (Boulogne-Billancourt, 1950). Una obra cuyo primer acierto reside en el título, enseguida entenderéis por qué: La Buena Novela.
La sinopsis que la editorial española tiene colgada en su web sobre este libro no se aleja ni un milímetro de mi impresión al leerlo: estamos ante una espléndida sátira sobre el mundo de las librerías y los libreros.
Laurence Cossé plantea en La Buena Novela un misterio libresco, mezclado con una historia de amor imposible y una bibliofilia asesina.
La fundación de una librería parisina única, llamada La Buena Novela, desata pasiones, celos y hasta intentos de asesinato. Ivan Van Georg, antiguo vendedor de cómics, y la estilosa y seductora Francesca Aldo-Valbelli se juntan para llevar a cabo el sueño de sus vidas: montar una librería que solo venda obras maestras, seleccionadas por un comité secreto de ocho respetables escritores que se esconden bajo seudónimo. Cuando la librería abre, inmediatamente empieza a cosechar un éxito arrollador. ¿Quiénes son esos elitistas y cómo osan decirles a los lectores lo que han de leer? La blogosfera hierve, Internet crepita. Decenas de competidores nacen de la noche a la mañana, clamando por los ideales seudoigualitarios. Ivan y Francesca, estoicamente, intentan aguantar el chaparrón hasta que, de repente, tres de los miembros de su comité secreto son víctimas de accidentes que a punto están de costarles la vida.
He disfrutado mucho con la historia de La Buena Novela; aborda algunos temas que merecerían un buen debate entre escritores, libreros y lectores. En más de una ocasión he hablado de ello con amigos y familiares y rara es la ocasión en la que se llega a un punto de entendimiento: ¿puede alguien atribuirse la capacidad de decidir qué novelas son buenas y cuáles son prescindibles?
No puedo negarlo. La Buena Novela, como concepto, me parece una idea maravillosa. Disfruto entrando en una librería y sentir que el/la librero/a sabe de qué habla. La satisfacción es completa cuando me recomienda un libro con cuya lectura disfruto como un enano. Cossé tiene la habilidad de presentar un proyecto de librería novedoso que, por su propia naturaleza, debe resistir los embates de los sectores que se sienten agraviados por el presunto elitismo de la propuesta (escritores cuyas obras no se encuentran en la librería, editores cuyos títulos son ignorados por los responsables del establecimiento…). La historia está muy bien contada y la trama librera se entremezcla con una atípica historia de amor y la investigación policial de los hechos acaecidos.
Algunos de los pasajes del libro me han llamado especialmente la atención. Por ejemplo la reflexión de Larry de Winter, uno de los miembros del comité de expertos designado para decidir qué libros merecen ocupar su sitio en los anaqueles de la librería, sobre el mundo literario actual (la novela está ambientada en el siglo XXI):
…parece que hoy en día asistimos a una especie de degradación de las costumbres literarias. Es posible que su proyecto per se, ya sólo por la luz que irradiará en este escenario, muestre cuán irrisoria es esta deriva. Me refiero a la manera que tiene ahora los autores de vivir rivalizando unos con otros, hasta el punto de llegar a escribir, según tengo entendido, para aplastar a sus adversarios. A este respecto, los premios literarios albergan gran parte de la responsabilidad. Escribir para vencer a los demás: cuán pobre se plantea esa ambición. Lo hermoso y lo singular de la creación cultural es que da cabida a todos. ¡Y se afanan en limitarla! Se transforma en un mercado cubierto en el que unos pocos superventas ocupan todo el espacio. ¿Quién tiene la culpa? Los editores industriales, los periodistas aborregados, los vendedores al por mayor de la cultura…
Como respuesta a los furibundos ataques recibidos por La Buena Novela, surgen artículos en su defensa, algunos inesperados:
Iannis Arban, el cineasta, al que nunca habían visto -o reconocido- en la librería, escribió una tribuna en L’Idée sin avisar a nadie. En ella trazaba un paralelismo entre las tribulaciones de La Buena Novela y las de la librería de François Maspero, La alegría de leer, en los años setenta y ochenta. Cada generación asiste al nacimiento de una librería distinta a las demás, escribía. Sin duda es demasiado atractiva, ha logrado demasiado éxito en escaso tiempo. Rápidamente es objetó de ataques, unas veces frontales pero, con mayor frecuencia, encubiertos, subrepticios. (…) Y es que demasiada gente ha centrado su interés en acabar con ella. La conjura de los mediocres y los envidiosos solo tiene un arma, y es que es innumerable. (…) Consiguieron hundir la librería de Maspero. No dejemos que ocurra lo mismo con La Buena Novela (…).
La crítica de Cossé, en este caso en boca de Anis, también alcanza a los lectores:
…hoy en día todos los consumidores están manipulados, su actitud se convierte en mero producto de una obra de arte como un libro, las decisiones por las que se guían no les pertenecen, sino que responden a los mandatos de la publicidad, que los transforma en simples marionetas sin criterio.
La acción transcurre entre los años 2004 y 2006. Cabe destacar la importancia que los responsables de La Buena Novela otorgan a las nuevas tecnologías (página web, ventas por internet, foro de opinión…) y la filosofía con la que afrontan los problemas y los continuos ataques que sufren.
No sé si la novela de Cossé merecería ocupar un lugar en los anaqueles de La Buena Novela. En mi comité particular, ese que formo yo y solo yo, ha pasado el examen con nota y la recomiendo sin dudarlo un instante. Que la disfrutéis.