Título Original: The Calculating Stars
Idioma original: Inglés
Ilustraciones: Gregory Manchess (imagen de cubierta)
Año: 2020
Editorial: OZ editorial
Traducción: Aitana Vega Casiano
Género: Novela /ciencia ficción
Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020
Hacia las estrellas es la primera novela de Mary Robinette Kowal publicada en castellano. Con ella su autora ganó los premios Nébula, Hugo y Locus en 2019. Hito también conseguido, entre otros, por N. K. Jemisin con El cielo de piedra el año previo o Connie Willis con El libro del día del juicio final, recientemente reeditada. Hacia las estrellas bien se merece esos y cualquier otro premio que pudiera caerle, pues es un maravilla. Una de las novelas mas sólidamente construidas que he leído en los últimos años, a la que ahora mismo soy incapaz de encontrarle fisuras.
¿Recuerdas dónde estabas cuando impactó el meteorito?
La novela es una precuela La señora astronauta de Marte (ganadora del Hugo a la mejor Novellette en 2014), con la que comparte protagonista: Elma York.
En esta ucronía somos testigos de cómo un meteorito cae en la Costa Este de Estados Unidos a principios de los años 50, destruyendo Washington, además de provocar una catástrofe de repercusiones planetarias. Esto obliga a Estados Unidos y al resto de naciones a acelerar la carrera espacial. Establecer colonias en la Luna antes de que la Tierra se vuelva por completo inhabitable resulta esencial. Elma York, matemática y piloto del Servicio Aéreo Femenino, desea ser una de las astronautas que lo logren. La sociedad, sin embargo, no se lo pondrá fácil.
Las Estrellas opacadas
Tal y como comentaba, Hacia las Estrellas nos cuenta la historia de Elma York. Ella es la narradora de la historia, además de su protagonista, y uno de los puntos fuertes de la novela. Mary Robinette Kowal ha construido un personaje complejo, creíble en sus muchas virtudes, en sus defectos y en sus inseguridades. Evoluciona a lo largo de la trama y su voz narrativa me enganchó a la historia desde el primer párrafo.
Elma es una mujer excepcional, desde luego, excelente piloto y prodigio matemático, pero sus capacidades la han convertido en blanco de muchos rencores. Odia ser el centro de atención. Se convierte en heroína a su pesar y lidia con problemas de ansiedad. Este último aspecto de su vida está muy bien tratando a lo largo de la trama. El miedo de Elma a mencionar en voz alta su problema o a medicarse resulta verosímil, sobre todo en la época, y está muy bien retratado. Además, en todo momento se abordan las enfermedades mentales y la necesidad de tratarlas con total naturalidad.
Otro aspecto importante en la evolución de Elma es cómo asume y lucha por superar los prejuicios raciales que no era consciente de poseer. Más allá de cómo redunda esto en la evolución del personaje y la historia, se erige como un espejo perfecto de los prejuicios y discriminaciones que siguen existiendo hoy en día. De como, aunque no lo hagamos de forma intencionada, somos ciegos a las injusticias sufridas por otros colectivos.
Me aceptaron en la WASP durante la guerra. Hasta que se dieron cuenta de que era negra. Entonces me pidieron que retirase mi solicitud.
Lo bueno de esta historia es que, si bien cuenta con una gran protagonista, el resto de personajes no flaquea. Los hay más simpáticos o menos; uno en concreto me provocaba ganas de pegarle una colleja con onda expansiva. No obstante, ni siquiera los más efímeros caen en el arquetipo o la caricatura e incluso aquellos que parecen tener comportamientos absurdos, resultan verosímiles.
Tampoco se libra esta sociedad de su ración de «negacionistas» del efecto invernadero o de personas incapaces de comprender la verdadera magnitud del peligro que acecha la Tierra. Algunos gozan incluso de posiciones de poder que les permiten cuestionar o intentar detener la carrera espacial. Las tragedias cambian, pero la ceguera humana siempre esta ahí, dispuesta a boicotear nuestra supervivencia.
El mundo tras el meteorito
El mimo con el que Mary Robinette Kowal ha tratado su novela se observa también en la ambientación de la misma. No solo están bien reflejados los elementos históricos, o más cercanos a los años cincuenta reales, sino que la realidad posmeteorito está muy bien trabajada en todos su aspectos.
El machismo está presente en el menosprecio que sufren las mujeres pilotos; también en cómo algunos hombres, a veces poderosos, no entienden por qué son necesarias mujeres para crear colonias espaciales.
Además, como ya he comentado, la autora tampoco se corta a la hora de mostrar el racismo de la época. Un detalle muy interesante en este aspecto es cómo al principio no acuden refugiados negros al campamento, por desatención de las autoridades, y Elma no lo percibe hasta que se lo señalan los Lindholm. Otras situaciones de Hacia las Estrellas, además, reflejan cuán sencillo resulta perpetuar discriminaciones bajo un disfraz aperturista.
Intentamos fundar una colonia. ¿Cómo esperan hacerlo sin mujeres?
Además de reflejar la época, la autora ha sabido crear una realidad posmeteorito muy coherente, preocupándose no solo de lo más obvio, como racionamientos, cambios políticos o los problemas de ansiedad que afectan a gran parte de la población, sino también de otros elementos en apariencia más anecdóticos. Podemos destacar esa arquitectura desnuda y resistente, reflejo de una sociedad consciente de que deberá abandonar la Tierra a medio plazo, y a la vez temerosa de nuevos impactos.
La autora no solo refleja todo esto en la narración, también realiza un uso muy acertado de las noticias de periódicos al inicio de cada capítulo. A veces nos ayudan a conocer la evolución del proyecto espacial o qué sucede en otros rincones del mundo, y asimilar así la magnitud de la tragedia. En otras, se percibe la actitud de la sociedad hacia las mujeres astronautas.
Parte de esos extractos fueron rescatados, y a veces retocados para ajustarlos a la continuidad, de números antiguos de The New York Times. El que habla del proceso de selección de posibles mujeres astronautas, además de ser totalmente auténtico, como explica Mary Robinette Kowal en la nota histórica, es para mear y no echar gota. Está además a la altura del proceso de selección y formación que sufren las astronautas en Hacia las estrellas, un circo mediático que resulta tan vergonzoso a veces como, por desgracia, extrapolable a la actualidad.
¡Albricias! No es EE. UU. salvando a la humanidad
Una de las cosas por las que me harté en un momento dado de la ficción «de catástrofes» estadounidense fue el tópico de Estados Unidos salvando a la humanidad. Ya puede repercutir en todo el mundo la catástrofe o la invasión alienígena, que ellos acaban siendo los salvadores.
En Hacia las estrellas no es así. Bien es cierto que la base de lanzamientos se sitúa en Kansas, al igual que la nueva sede del Parlamento. Esto da a EE.UU más poder y tanto Elma como su marido son figuras importantes en el proyecto. Sin embargo, el director es británico, también hay astronautas, ingenieros o calculadoras de otras nacionalidades. Unos tienen más peso que otros en la trama, pero nunca son tópicos con patas. También Elma se acuerda de que hay aviadoras en otros países cuando, por ejemplo, organiza un espectáculo aéreo o estas forman parte de los procesos para seleccionar mujeres astronautas.
Teníamos un dicho: «Los ingenieros causan problemas, las calculadoras los solucionan».
Más allá de la variedad que esto añade al paisaje humano, esta diversidad otorga aun más verismo a la trama y fortalece la sensación de peligro global. Además, indirectamente, también contribuye a perfilar a Elma como esa heroína atípica que no necesita ser siempre la más destacada entre sus iguales para ser una protagonista carismática.
Leed Hacia las estrellas
En conclusión, Hacia las estrellas es una novela sobresaliente, con una trama muy bien desarrollada, ambientación excelente y poblada por grandes personajes más allá de la propia Elma. Aunque es la primera de una serie, su cierre me dejó con la sensación de haber leído una historia completa y a la par con ganas de leer más narraciones protagonizadas por Elma York, o situadas en este universo.
Totalmente recomendable seas o no lector de género fantástico.
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Lanzamiento transbordador espacial obra de Skeeze en Pixabay
Astronauta obra de Comfreak, en Pixabay