Título completo: Soga de seda y magia. Un caso de los clarividentes de Lorian
Año: 2017
Editorial: Autopublicado
Género: Novela (Policíaca/fantasía/humor)
El arte de la buena hibridación
Este año vamos un poco más cortos de autopublicados que de costumbre. Y eso que con Soga de seda y magia, novela que reseñamos hoy, traemos el octavo de estos libros en lo que llevamos de 2018. Tenemos algunos más en la recámara, eso sí, y no paran de llegarnos nuevos, eso también, pero nos estamos poniendo más restrictivos a la hora de leer por completo estos libros. Hace tiempo que llegamos a la conclusión de que no merece la pena —ni para nosotros como web, ni para los autores— hacer una crítica negativa de un libro autoeditado. Seguimos siendo honestos, por supuesto, pero tenemos mayor facilidad para descartar. Así evitamos malas experiencias para unos y otros. Y así también podemos asegurar a nuestros lectores que aquí solo se van a encontrar con títulos de calidad. Como esta obra de Noa Velasco, por ejemplo.
Como hombre, a pesar de su fortuna y su fama como modisto tecnomágico, Leruin Grabedan era de lo más corriente. Como muerto, no obstante, la guardia de la ciudad lo encuentra de lo más sorprendente. Y no es solo por la misteriosa soga con la que ha aparecido ahorcado ni por el perturbador escenario de su muerte, sino porque es imposible cometer un suicidio a puerta cerrada… por fuera.
Por eso, un grupo de clarividentes de Lorian deberá encontrar al verdadero culpable y descubrir la fuente de los extraños sucesos que tienen lugar en la mansión Grabedan. La investigación llevará a una maestra capaz de detectar las mentiras, un tecnomago criminalista y una médica alquimista a través de tugurios de mala reputación, planos de existencia y teleportaciones con destinos inciertos. Además, como si no fuera suficiente con sobrevivir a todo tipo de peligros como peleas callejeras astrales, trampas tecnomágicas, zorros de tres colas y la inanición, los sospechosos tampoco les ponen las cosas fáciles, ya que esconden numerosos secretos mientras se dedican a culparse entre sí.
Si queréis hacerme feliz lo tenéis más que fácil. Regaladme un libro, llevadme a una cafetería molona —o a un parque de atracciones, o a un teatro, o a un lugar con música en directo—, contadme algo que no sepa —esta sí que es fácil—, organizad una velada de juegos de mesa… Pero si de verdad queréis verme emocionado y al borde de las lágrimas*, hacedme leer un libro que mezcle bien distintos subgéneros, en principio, antagonistas. Con mimo, con ingenio, con arrojo, con arte, como hace Noa Velasco en Soga de seda y magia. El resultado, como veremos más adelante, puede ser más o menos acertado, pero mezclar —atención— fantasía, novela policíaca, comedia y ciencia ficción, es de muy crack. De entrada, con semejante premisa, el libro gana un buen puñado de puntos y, automáticamente, ya es merecedor de una oportunidad por parte de cualquier tipo de lector. Ahí es nada.
Si tuviera que resaltar alguno de los detalles de tan polifacética novela, ese sería el tono humorístico. Noa Velasco se destapa como autor gracioso oficial, que más se gusta cuanto más divertidas son las situaciones de sus personajes. No se contenta con el chiste fácil ni fuerza el gag, sino que es capaz de explotar varias facetas de la comedia, incluyendo el uso del lenguaje en sí. Porque Soga de seda y magia está tan bien escrito que te ríes de cómo están explicadas las cosas. Por eso mismo me recuerda en buena medida al finalista del Premio Guillermo de Baskerville 2017, Sopa de elegidos, de Pablo García Maeso y esas son palabras mayores. Aprovecho para recordaros que este mes estamos sorteando un ejemplar de ese libro en papel entre nuestros mecenas. Que no lo dejéis escapar, que os va a molar, que está garantizado y que tal.
Además, que no se me olvide mencionarlo con tanto SPAM, el autor conoce muy bien los rincones típicos de las novelas fantásticas con su épica y boato, así como las detectivescas con sus bajezas y oscuridad. Se ríe de ellas riéndose al mismo tiempo de su propia historia, y como resultado tú también te ríes.
La entrada, como la mayoría de puertas y ventanas de la mansión, estaba abierta. El rastro que habían dejado los guardias por el interior de la casa no le habría pasado desapercibido ni a un investigador borracho y un simple vistazo habría bastado para que un amante de la limpieza se desmayara de pie para no ensuciarse. Aeric se preguntaba si no habrían dejado suelto un elemental de barro cuando, al pasar cerca de la cocina, percibió el olor del bizcocho en toda su intensidad y su cabeza se giró hasta doler.
No obstante, pensándolo un poco mejor, diría que Soga de seda y magia es una novela de misterio policíaca de las de toda la vida, pero encuadrada en un mundo fantástico en el que resulta que también hay cierta tecnología y, además, tiene grandes dosis de humor. Ya está la novela definida y, de paso, me sirve de entradilla para hablar de las cosas que no han terminado de convencerme. No son muchas, pero me temo que tienen suficiente peso.
Elemental, querido tecnomago
Todos los que hemos leído algún libro de misterio con asesinato y trama policíaca de por medio conocemos sus tiempos, requisitos y lugares comunes. Son aspectos tan reconocibles que hay lectores que, si no los encuentran en un libro, se aburren enseguida. En fin, hay gustos de todos los tipos. Todo esto viene a que este tipo de novelas requieren un ingrediente de gran valor, y ese es el realismo, ya que los crímenes se resuelven siguiendo un razonamiento lógico estricto. Esto también ocurre en Soga de seda y magia, no me malinterpretéis, pero al encontrarnos en un mundo donde existe la magia y la tecnomagia —por completo desconocidas para el lector—, la necesaria verosimilitud empieza a hacer aguas.
Este libro se encuentra inmerso en un mundo que se intuye complejo y rico. Noa Velasco se lo ha trabajado a fondo y es de agradecer, pero esto, que en cualquier tipo de obra de fantasía sería una ventaja, en una novela de misterio es una desventaja. Si como lector no controlas todas las variables de este mundo, pronto descubres que casi cualquier explicación puede valer para resolver las preguntas que surgen en la investigación, en una especie de Deus ex machina involuntario. Por otro lado, al haber unas nuevas normas de esta realidad paralela, es más que fácil perderse en las explicaciones necesarias para que el lector comprenda todo lo que ha pasado. Algo que debería ser más simple, accesible y orgánico, se vuelve demasiado farragoso y complejo.
Me da rabia escribir esto, ya que el autor ha sido audaz como pocos, pero mezclar géneros tan dispares tiene este tipo de desventajas. De cualquier modo, dos aclaraciones: Primero que veo al autor capaz de solucionar este entuerto en las próximas entregas, y segundo que Soga de seda y magia sigue siendo una obra a la que hay que asomarse. Te regala docenas de buenos momentos como este con el que cierro la crítica:
Sus manos temblaban mientras sostenían su premio. Una risa inhumana, contenida pero salvaje, nacía desde más abajo de su garganta. La boca mantenía una mueca congelada que causaba aversión a quien la contemplaba. Con una satisfacción más allá de todo el gozo que puede experimentar un alma, hundió la lengua húmeda y rompió la membrana, derramando el interior casi coagulado por sus labios. No iba a desperdiciar ni una sola gota. Cerró los ojos y se abandonó al placer. Paladeó su ansiada recompensa.
—En serio, Aeric, eres la única persona que conozco que se come un huevo duro como si estuviera haciendo algo horrible.
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*Lágrimas no garantizadas
Foto: Ryan Searle. Unsplash