«Stephen King debería ser premio Nobel».
Seguimos trayendo a las nominadas a los Premios Guillermo de Baskeville 2017. La finalista de hoy opta al premio en la categoría de novela por Caín volvería a matarte mañana. Se trata de Raquel Morán.
Raquel Morán nació en Oviedo en 1969. Allí vivió y se licenció en Geografía. Nos cuenta que iba para historiadora del arte, pero acabó decantándose por la Geografía porque explica el mundo en que vivimos un poco mejor.
Asegura que su infancia transcurrió entre Enid Blyton y Julio Verne, y visitaba más veces la biblioteca que la confitería —y eso que en su pueblo estaban en la misma calle—. Con la ayuda del carnet de socio de uno de sus hermanos, comenzó a acceder a libros «de mayores» y así fue cómo conoció a Agatha Christie y Stephen King. Eso se terminó cuando el bibliotecario le preguntó: «¿Tú sacas los libros para ti o para tu hermano?»
Me dio un susto de muerte. El episodio todavía me traumatiza, después de tantos años.
A partir de ahí, Raquel Morán creció con Umbral, Juan Marsé y Clarín, y maduró con Vargas Llosa, Cortázar y Rulfo y con la nueva narrativa española de la post-transición: Javier García Sánchez, Millás, Soledad Puértolas, etc.
Vengo de una familia del Bierzo afincada en Asturias que las pasó canutas en la posguerra, y soy la única de mis hermanos que ha ido a la universidad. En mi casa y la casa de alguna vecina, se recuerda mucho la posguerra, no por la represión, sino por el hambre.
Antes de emigrar a Londres solamente había escrito relatos cortos, que enviaba sin éxito a algunos premios. Siempre dice que viajó a Londres para escribir, y desde allí ha producido todas sus novelas: Apolo y los centauros (autopublicada) la que considera la mejor hasta la fecha; el relato Cambio de sentido en la autopista, parte del libro El ahorcado y otros cuentos fantásticos (Editorial Rubeo), y No Smoking y Caín volvería a matarte mañana, ambas con la editorial Baile del Sol. La firma canaria publicará en breve Idus de agosto.
Les estoy muy agradecida por su tenacidad en luchar contra los grandes monstruos editoriales, a contracorriente, siempre a contracorriente.
En Inglaterra comenzó a leer a Graham Greene, Iris Murdoch, Thomas Hardy, Henry James y J.C. Coetzee. Confiesa que desde entonces decidió que si un escritor debe, para no volverse loco, elegir entre forma y fondo, ella se quedaría con el fondo. Desea escribir sobre temas universales: la naturaleza del mal, los pecados inconfesables, las relaciones familiares, la imposibilidad de comunicarse, la manera en que la tecnología ha alterado nuestras relaciones personales… Desde el fondo, y no la forma, siendo como es España un país de grandes escritores, sería maravilloso poder honrar un día esa tradición, asegura.
También ha reseñado novelas para The Barcelona Review y el sitio web de la escritora británica Laura Hird.
En inglés, ha escrito un libro sobre la escena musical en Manchester, editado por su propio sello, LittleAsturias Publishing, y titulado Mancunians and Music: tales of the underground, the Internet and the Manchester music scene. También ha publicado un relato en la revista en línea Gloom Cupboard. Asegura que está a la espera de que alguien quiera publicar su primera novela en inglés, titulada Dolphin Square.
En la actualidad trabaja como profesora de francés y español en un instituto de enseñanza secundaria de Hackney, Londres, y gracias a esto, confiesa que lo único que tiene en común con Tony Blair es su lema: «Education, education, education».
Que algunas de las alumnas a las que he enseñado español desde los once a los dieciocho años quieran estudiar luego español en la universidad me llena de orgullo y paga con creces lo duro que es ser profesor.
Recientemente, ha terminado de escribir la novela Los arsenales de Goliat, que reflexiona sobre el terrorismo etarra y el de ISIS. También está escribiendo en inglés: Brexit Ballad.