Hispacon 2017, nuestro análisis

Hispacon 2017. Libros Prohibidos

El pasado domingo 19 de noviembre se clausuró el Congreso Nacional de Fantasía y Ciencia Ficción 2017, más comúnmente conocido como Hispacon. Este evento, organizado por la AEFCFT —Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, tuvo lugar en la localidad madrileña de Navacerrada bajo el lema «Únete a la conquista». 

Se trata de un evento que en 2017 ha llegado nada más y nada menos que a su edición número 35, que es anual desde 1991 y cuya primera convocatoria data de 1969. Palabras mayores dentro de un género que en España no deja de verse como menor, residual, poco serio o poco «literario», y que no ha sido hasta los últimos años que ha cobrado fuerza y consideración entre el gran público. Hay que decir que este género todavía no cuenta con el visto bueno del grueso de los lectores y que queda mucho camino por recorrer, por lo que se agradece el enorme y desinteresado esfuerzo de sus organizadores.

Qué es la Hispacon

Al igual que ocurre con el Festival Celsius 232, la Hispacon consta de unas jornadas entregadas a la literatura de género fantástico. Pero, pese a tener formatos similares, son muchas las diferencias entre uno y otro evento.

Para empezar, la Hispacon tiene un incuestionable carácter nacional. Hay presencia de obras extranjeras en las librerías, por supuesto —incluso varias categorías de los premios que aquí se dan, los Ignotus, son para escritores foráneos—, pero el foco está puesto en los autores españoles. Las ponencias son todas en castellano porque los conferenciantes son todos nacionales. Esto tiene sentido; se trata de un festival de la AEFCFT, que es la primera interesada en impulsar a los autores de aquí.

Las conferencias son de lo más variadas, haciendo un especial y casi exclusivo hincapié en la literatura. Hay espacio para otras disciplinas como el cine, el cómic o los juegos de rol, pero el indudable epicentro es la creación literaria. Este año han sido un total de 58 charlas. Ha brillado con luz propia la reciente ganadora del Premio Nacional de las Letras, Rosa Montero, así como Daína Chaviano, David Luna, Eduardo Vaquerizo, Mayte Navales o el director de cine Miguel Ángel Lamata, por poner unos ejemplos.

Otra característica propia es que este festival no tiene una sede fija y que va cambiando cada año. Este 2017 ha sido en Navacerrada (Madrid) y el siguiente será en Murcia. Además, no hay entrada libre, sino que se requiere acreditación previo pago. Diez euros por poder asistir a tres días de conferencias no se antoja demasiado, pero es un detalle en el que algunos encontrarán un impedimento. La entrada, además de posibilitar el acceso a las actividades, da derecho a votar en los premios Ignotus, que se fallan durante el propio fin de semana.

Premios Ignotus. Hispacon. Libros ProhibidosObviamente, y como ya hemos mencionado varias veces, la Hispacon es el escenario en el que se otorgan estos premios, los Ignotus, existentes desde 1991 y ya un referente en el género. Este año los premios han recaído en un buen número de autoras, como síntoma saludable de los tiempos que corren. Destacan Lola Robles, y nuestras flamantes nominadas a los Premios Guillermo de Baskerville Felicidad Martínez y Cristina Jurado, con dos estatuillas cada una.

Para finalizar este primer repaso al evento, cabe destacar la presencia de un respetable número de stands donde tienen cabida editoriales, librerías, asociaciones, artistas gráficos y tiendas de juegos.

Análisis en profundidad

Con lo expuesto en los párrafos anteriores cualquier persona podría saber en qué consiste este evento que, recordemos, acaba de cerrar sus puertas. Ahora voy a realizar un análisis más concreto y profundo, tratando de ser tan objetivo como me sea posible.

Como me ocurriera en el pasado festival Celsius 232, esta ha sido la primera edición de la Hispacon a la que he acudido. Lo he hecho en calidad de autor, pero también de aficionado al género, de ponente y de colaborador —moderé un par de charlas—. Con esto quiero decir que a) he tenido la ocasión de conocer desde dentro el evento, y b) lo que viene a continuación es mi opinión personal con base en lo que viví; está sujeta a mí mismo y mis propias circunstancias. Allá que voy.

Como ya hemos comentado y creo que queda suficientemente claro, el centro de este festival es la producción nacional de género fantástico. Los asistentes acuden a escuchar a nuestros autores, a mezclarse con ellos, a hacerles preguntas, a pedir autógrafos. Esto crea una fructífera comunión, estrecha lazos y también ayuda a conocer a nuevas plumas. Sin embargo, por más que nos pese, la ausencia de escritores extranjeros —más famosos— resta atractivo para asistentes, a priori, menos abiertos a acudir a un evento de estas características. Cabe preguntarse qué es preferible para el género fantástico en español, si potenciar únicamente a los autores en habla castellana a riesgo de llegar a un menor público, o traer también a foráneos y atraer más asistencia —que obviamente tenderá a comprar más a estos últimos autores, eclipsando a los de aquí—.

Otro factor a tener en cuenta es que el acceso al evento requiere invitación o entrada. Esta es una forma perfectamente válida de ayudar a financiar el evento —tema necesario que trataremos más adelante—, pero tampoco ayuda a atraer al público, sobre todo aquel que solo puede pasarse un tiempo limitado y no va a aprovechar todos los días que le permite el tique.

navacerrada. Hispacon 2017. Libros ProhibidosPara finalizar, el carácter itinerante de la Hispacon puede ser positivo y negativo al mismo tiempo. Esta costumbre lleva el evento a los distintos puntos del país, pero a la vez dificulta la visita a los más acérrimos seguidores que acudirán al mismo pasase lo que pasase. Este año ha tenido lugar en Navacerrada, en la sierra de Madrid. Si bien la capital es una localización céntrica y, en principio, accesible para todos los asistentes dentro del país, Navacerrada se encuentra a unos 35-40 minutos en coche. Fue fácil llegar desde la hiperconectada Madrid —además, el emplazamiento es maravilloso, lleno de cafeterías y otros servicios, y el clima acompañó en todo momento—, pero no tanto como si hubiera sido en la propia ciudad.

Estas cuestiones nos llevan a hacernos la siguiente pregunta: ¿ha tenido la Hispacon 2017 un problema con la asistencia? A juzgar por lo visto este pasado fin de semana, la respuesta es un claro no, pero da la sensación de que hay material con calidad suficiente como para atraer a un público mucho más amplio. El interés creciente de la temática, y el propio interés de las exposiciones y ponentes —obviamente no estoy hablando de mí— pueden dar mucho de sí. Me ha bastado asistir una vez para creer firmemente que una Hispacon con sede fija en Madrid, que se celebrase en uno de los múltiples espacios de calidad que ofrece la capital —Matadero, La Casa Encendida, etc—, con entrada libre, que abordase sin miedo otras disciplinas distintas a la literatura —juegos de mesa, de rol, videojuegos, cosplay, cine, TV, etc— tendría un peso y una asistencia mucho mayores.

Claro que los actuales dirigentes de la AEFCFT lo dan todo por sacar adelante un evento sin apenas ayudas por parte de instituciones, empresas u otras asociaciones, cosa que también ocurría en el Festival Celsius, pero que en este caso es todavía más pertinaz. Una vez más, y pese a la evidente mejoría del género en España, no hay apoyo ni interés desde quienes podrían ayudar a hacer de la Hispacon una feria de referencia en todo el país y, por qué no, con carácter internacional. ¿Es posible que no haya organismos ni medios capaces de ver esto? ¿Estamos, una vez más, ante la ceguera tan española que parece volver invisible lo de casa ante lo que nos llega del mundo anglosajón?

Es muy simple llegar y empezar a pedir. Nunca vamos a saber cuál ha sido todo el trabajo realizado por parte de la organización y no es difícil de imaginar que un evento de tal magnitud debe de requerir un sacrificio monstruoso. Pero a mí me encantaría llegar a verlo crecer, sobre todo por el potencial existente y por las cotas ya alcanzadas.

La Hispacon y la literatura independiente

Como no puede ser de otra forma, en Libros Prohibidos nos fijamos en el lado independiente de todos los asuntos, esto es, editoriales de bajo presupuesto y autopublicación.

Tal vez la falta de proyección internacional y el foco sobre la producción nacional hacen de la Hispacon un terreno más amable para las editoriales independientes, que son las grandes protagonistas. En realidad, los grandes grupos están representados en algunas de las obras de las librerías y poco más.

Y los indies contaron en esta última edición con la presencia de los incansables miembros de la PAE —Plataforma de Adictos a la Escritura—, quienes dispusieron de su propio stand y también protagonizaron un par de charlas. En un mundo editorial donde se menosprecia al escritor autopublicado —en la Feria del Libro de Madrid, sin ir más lejos, no se les permite firmar— es un respiro ver que hay sitio para todos.

Conclusiones

Nos encontramos con un festival que es, al mismo tiempo, profesional y familiar; un escaparate para autores nacionales y un punto de encuentro para los aficionados al género fantástico que corre el riesgo de cierta endogamia pero que es igualitario y justo. Su organización requiere el abnegado e innegable esfuerzo de los miembros de la AEFCFT, y muy seguramente, con mayor apoyo por parte de instituciones, asociaciones y sector privado, podría llegar a convertirse en un referente a nivel internacional. Dado el crecimiento del género y el reconocimiento de los autores —con Rosa Montero a la cabeza—, no se descarta que así sea en un futuro no demasiado lejano.

Por el momento, con lo que tenemos en la actualidad, es más que recomendable la asistencia.

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