La lupa sobre los personajes diversos

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Hay una gran lupa puesta sobre todos los personajes diversos. En realidad, sobre cualquier personaje que no sea un hombre blanco cis heterosexual. Esto quiere decir que la gran mayoría de los personajes de ficción son hombres que se identifican con el género que les asignaron al nacer dentro de un sistema binario, que son blancos y su interés romántico y sexual es el género opuesto. Estos son los que se toman como personajes normales. Los básicos que imaginas si no te dan una descripción clara desde el principio.

Personajes femeninos y otras guías de worldbuilding

No son pocos los blogs que nos explican cómo crear una mujer de ficción que se asemeje a las reales porque las que encontramos nos decepcionan. La idea de que haya que explicar cómo es y se comporta el 50% de la población es entre triste y aterradora. Por ello, es lógico que se quiera analizar cómo son estos personajes para que los escritores sigan mejorándolos y avanzar hacia unos buenos modelos en ficción.

Estas guías son un paso en la dirección correcta, pero a la vez, nos recuerdan esa diferencia abismal que hay entre los personajes «normales» y los personajes femeninos. Los otros.

Cada vez hay más charlas y análisis sobre estos personajes. Tanto, que el sobreanálisis se vuelve un arma de doble filo. Porque no deja de ser el mismo arma de control que tiene nuestra sociedad sobre las mujeres reales. Y por eso se llega a la idea de que las mujeres de ficción han de ser perfectas. No tanto como personajes, sino como mujeres en sí. Con un ideario que quizá no tendrían por qué cumplir porque difiere entre personas.

Los personajes femeninos en la ficción siempre han existido y han estado presentes, pero en un número reducido. También, la mayor parte de las veces estaban en un segundo plano y solo podían clasificarse en el binarismo de «puta o santa» que viene a ser mujer buena o mujer mala en relación al hombre de turno. Dentro de ese binarismo de bueno y malo hay otro tipo de clasificación que sigue siendo en relación al personaje masculino que es el foco de la obra: la madre, la hermana, la amante, la esposa…

Esas mujeres también han sido un mero plot device para avanzar la trama, y todas estas situaciones han sido tan estudiadas que se han acabado creando unos tests y unos tropos muy famosos como el de «la mujer en la nevera» o el de «la lámpara sexy».

Todavía ocurre, pero cada vez se va solventando mejor.La-lupa-sobre-los-personajes-diversos Personajes diversos Libros Prohibidos

Todo parecía mejorar cuando apareció el concepto de «mujer fuerte». Lamentablemente, este concepto fue muy malinterpretado y se crearon mujeres que eran tan solo la versión genderbend de un personaje masculino. Y la ficción se llenó de luchadoras que repartían mamporros, pero seguían siendo sexys para atraer al público masculino. Y eso ha hecho daño doblemente.

Por una parte, hace que los escritores apenas puedan representar mujeres fuertes (físicamente), por miedo a estar creando una Ramba. A pesar de que pueda existir un personaje como Rambo, pero siendo mujer y que, a pesar de eso, también tenga más dimensión. El sobreanálisis aquí tiende a obviar esta parte para realizar la crítica.

Por otra, niega también la creación de personajes vulnerables ya que no son considerados fuertes a pesar de que puedan llegar a serlo a un nivel emocional que no tiene por qué perdurar ni empezar así en la obra.

En ocasiones se acaba llegando a criticar tanto que un personaje femenino actúe en función de los roles de género femeninos como si no, no reconociendo que puede haber una mayor dimensión de todo el personaje.

¿Y cual es la solución a todo esto? Que los creadores introduzcan en sus obras más personajes femeninos y que estos sean diversos entre sí. La experiencia de ser mujer no es única, por eso, cuanta más variedad haya, mejor representada estará.

Una obra que rompe todos los esquemas de género es La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin.

Los test de personajes diversos y su malinterpretación

A lo largo del tiempo, se han ido creando una serie de test para, en un análisis rápido, poder determinar unos aspectos muy concretos de las obras. Su especifidad hace que el aspecto analizado quede separado de la obra y la información que se obtiene no sirve, realmente, para un análisis que determine si una obra es buena o mala.

El test de Bechdel, uno de los más conocidos, deja fuera a obras con personajes femeninos muy bien construidos, y a la vez, son pocas las obras que lo superan a pesar de su simplicidad. Lo único que pide es que haya dos personajes femeninos que hablen entre sí y no sea sobre un hombre. Esto nos indicaría que en la obra hay más de una mujer y que la obra no se centraría en un personaje masculino. A pesar de que nos puede servir para pensar que apenas hay mujeres en una obra o que no hablan de otra cosa que no sean los intereses románticos heterosexuales, no nos dicen si esa representación es buena. Tampoco si hay sexismo o si hay diversidad racial, de sexualidad o de identidad de género.

Un test de este tipo, por sí solo, no dice demasiado. O más bien, no lo dice todo ya que acotan un aspecto a determinar. El test de Bechdel solo nos habla de la brecha de género entre personajes. Nada más. Pasarlo no hace una obra más o menos feminista, como muchas veces se cree.

Existen muchos más como el test de la lámpara sexy, el de la fuerza relativa, el de Mako Mori, el Test de Ellen Willis, el de Vito Russo o el de furiosa.

Si aplicamos una larga lista de ellos, sí que podemos aumentar la profundidad ese análisis y sacar en claro muchos aspectos de la obra que nos pueden interesar. Y entonces, ese conjunto, sí que tendrá sentido. Las críticas a las obras deben ser siempre honestas e intentar buscar tanto lo positivo como lo negativo para hacer un balance con verdadero criterio. Evaluar una obra por un fragmento o un aspecto pequeño es un error.

Análisis de los personajes que son hombres blancos cis heterosexuales

El problema, en realidad, no es que se analicen los personajes femeninos para mejorarlos. Eso siempre acaba beneficiando. Quizá, el problema es que no analizamos de igual forma a los personajes masculinos. Como dice Laura S. Maquilón en su artículo «Escritoras tras el muro: prejuicios contra la literatura de mujeres»: «con el feminismo nos exigimos más y somos observadas con lupa […] La igualdad en el mundo literario se conseguirá […], no solo cuando las escritoras sean conocidas y reconocidas, sino cuando se juzguen nuestras obras con ecuanimidad». Y eso es también extrapolable y aplicable a los personajes femeninos. A nosotras en la ficción. Hay una lupa, expectativas y exigencias muy altas.

Cuando se analizan los hombres blancos cis heterosexuales no se hace por sus características. Se hace como personajes, cuando, en realidad, podrían hacerse mil preguntas como las que se hacen para el resto de personajes diversos. ¿Están bien creados? ¿Está forzada su introducción en la historia? ¿Era necesario? ¿Siguen el concepto de masculinidad tóxica? ¿Aprenden? ¿Se deconstruyen? ¿Siguen los roles de género establecidos para los hombres? ¿Les define tan solo su cultura, su país o el color de su piel? ¿Hay diversidad entre todos los que aparecen en la novela? ¿Son diferentes los hombres creados por los hombres que por las mujeres?

Además de estas preguntas, también se podrían crear test específicos para analizar obras de ficción en busca de hombres que no sean ejemplos de masculinidad tóxica o que hablen con mujeres sin ser condescendientes o hacer mansplaining.

El colectivo LGBT+ en la ficción: la doble trampa

Análisis-de-personajes-diversos Personajes diversos Libros ProhibidosMujeres y hombres. El binarismo está presente en las obras, pero para que haya diversidad la debe haber más tipos de personajes. El colectivo LGBT+ está infrarepresentado y se siguen escuchando quejas cuando, de todo un elenco, tan solo un personaje lo es.

Hay una trampa increíble con todos estos personajes y es que, cuando cumplen una serie de estereotipos para que se sepa que pertenecen al colectivo su representación se puede llegar a tildar de forzada o poco creíble. Cuando no los cumplen… también.

Es cierto que los estereotipos abundan en el imaginario colectivo y así han sido representados en la ficción. En ocasiones, esos estereotipos pueden ser fieles a la realidad. Pero eso no quiere decir que representen a todas las personas. Lo que debe buscar ante todo un escritor durante la creación de un personaje es que tengan más dimensión. Y eso no lo da un estereotipo. Aporta lo mismo que el resto de historias que también los usan: nada.

Cuando se habla de que se está forzando la representación, se está asumiendo que en la vida real no hay suficientes personas LGBT+ como para que tengan cabida en la ficción como algo normal. Y eso, en parte, es culpa de los estereotipos, ya que no todo el mundo habla de su orientación sexual ni tiene por qué mostrarla de cierta manera. Ocurre de igual forma con la identidad de género. Que no se vea no significa que no exista.

Cuando se representan personajes de estos colectivos, por separado, surgen múltiples problemáticas como: la sexualización de las lesbianas, la mayor representación del colectivo gay porque son hombres, pero casi siempre con pluma y como alivio cómico, la invisibilidad bisexual o representación de esta como vicio y solo introducir personajes trans como binarios, centrándose en el drama de serlo y usando expresiones que el colectivo rechaza de pleno.

Para evitar los estereotipos, lo mejor que se puede hacer es escuchar a muchas personas LGBT+ y entender la diferencia entre sus historias. Saber que son más que el sufrimiento que les causa la sociedad y que, precisamente, no tienen por qué sufrir en la ficción. Este colectivo siempre ha estado ávido de obras que les representasen, así que saben cuando les están dando el mismo personaje una y otra vez sin originalidad ni profundidad. Son quienes pueden hacer análisis mucho más profundos sobre el tema.

Una obra que tiene una gran cantidad de personajes diversos como gays, lesbianas, bisexuales, trans y asexuales, y con una representación magistral supervisada por sensitivity readers es La compañía amable, de Rocío Vega.

La hegemonía blanca: solo existen los caucásicos y nadie sabe por qué

Sobreanálisis-de-personajes-diversos-Libros-Prohibidos Personajes diversos Libros ProhibidosSi no nos dicen el color de la piel de un personaje, nos lo imaginamos blanco.

Esto, con el tiempo, ha causado que incluso las personas racializadas se lo imaginen así. Hasta ese nivel ha llegado la invisibilización. Por que solo se especifica el color cuando no es blanco. Y eso, además, ocurre en contadas ocasiones.

Hay cientos de tonalidades de piel y más culturas que representar que la europea y la norteamericana no nativa. Y de hecho, en todas las partes del mundo conviven personas de diferentes etnias y culturas, así que no hace falta que la historia se localice fuera de esos puntos necesariamente.

Es curioso cómo de blanca es la ficción en contraposición con las calles que podemos recorrer en cualquier ciudad. Hay movimientos muy importantes actualmente como el afrofuturismo, el futurismo del golfo o la ciencia ficción china que son refrescantes por huir de la cultura blanca tan conocida.

Lo mejor para solucionar el problema de blanquitud es abrir los ojos al mundo en el que vivimos y preguntarnos por qué hay tantos personajes blancos, por qué no más de otras etnias y pedirles a los creadores más diversidad. Y que esas otras culturas representadas, además, no lo hagan solo para ser una parte negativa, villanos.

Actualmente hay muchas obras que nos pueden alejar de Europa y Norteamérica. La ciencia ficción china y el afrofuturismo están en auge. Por eso las recomendaciones para poder visitar otras culturas, desde la perspectiva fantástica son El zoo de papel, de Ken Liu y Binti, de Nnedi Okorafor.

Tampoco hemos de olvidar que pueden existir personajes diversos con distintos tipos de cuerpos que se alejen de lo normativo: gordos, bajos y feos. Así como otros con distintos grados de diversidad funcional: usuarios de sillas de ruedas, personajes con prótesis, ciegos, sordos… 

¿Cual es la solución final que deben tomar los autores para no caer en todas estas problemáticas? Primero, documentarse. Y, después de haber plasmado todas sus ideas y conocimientos, el asesoramiento de sensitivity readers. Esto puede ser una gran ayuda, pero uno solo no podrá decirte mucho ya que no tiene por qué pertenecer a todos los colectivos representados.

Si no se desea meter personajes diversos en una obra, no se tiene por qué hacerlo. Es más, si no se va a tener una intencionalidad clara y un afán porque esa representación sea buena, es mejor no hacerla. En caso de que se haga y el resultado de lugar a críticas, habrá que entenderlas, aceptarlas y responsabilizarse.

Las críticas que se hagan desde estas perspectivas siempre son válidas y los análisis de las obras, necesarios. No son un ataque al autor, son una petición para que se replantee sesgos inconscientes.

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