Robert H. Barlow: La noche del océano

Noche del océano, portada. Libros Prohibidos

Título completo: La noche del océano y otros cuentos
Título original: Eyes of the God – The Weird Fiction and Poetry of R. H. Barlow
Traducción: Montero
Idioma original: Inglés
Año: 2018
Editorial: Distinta Tinta Ediciones
Género: Relato/Poesía (Terror)

¿Y tú de quién eres?

Le debían preguntar al bueno del Barlow sus más experimentados amigos de andanzas ominosas, esos pertenecientes a su juntiña lovecraftiana. Porque este autor ha quedado como uno de los olvidados del amplio círculo que se montó el bueno de Howard Phillips. Entre carta va carta viene se preparó un caldo espeso de seguidores que después continuaron su legado; parte de ese aliño es la vida del autor que nos trae traducido Distinta Tinta para que gocemos del placer de descubrir lo que se quedó en un estante cogiendo polvo.

Así, lo primero que es este libro es una reivindicación del autor, de R. H. Barlow. Traer al presente a este niño prodigio multifacético que fue parte fundamental de ese fenómeno que cambió la concepción del terror tal y como hoy lo conocemos: El círculo de Lovecraft. Aunque es más que terror lo que hay en los textos que encontraremos en este volumen que pone el foco primero en la biografía de Barlow para, después, pasar a una suculenta recopilación de relatos de ficción y otro tipo de textos que nos dan una idea panorámica de todos los palos que tocó este buen hombre.

Noche del océano, regalo a Barlow. Libros ProhibidosAl inicio del libro se dedica una introducción y una semblanza —titulada «El killercroff de los océanos»— a glosar los hitos de la existencia del autor. Así podemos arrojar algo de luz a su extraña amistad con el de Providence, oponer resistencia a los chismorreos que eso produjo en los posteriores hagiógrafos, sobre todo por la diferencia de edad entre ambos y la homosexualidad de nuestro escritor. Parece imposible esquivar el voyerismo morboso que deforma la realidad tomando la parte por un todo con un claro exceso de añadidos, quién sabe si ciertos o tendenciosos. Estos textos introductorios que tiene La noche del océano ayudarán a paliar algo la visión malsana que suele primar en según qué biografías.

El autor de los relatos que nos ocupan fue un fanático de los relatos ambientados en la mar y también el albacea primero de los textos que dejó Lovecraft tras irse a R’lyeh a conocer a San Pedro. Pero otros discípulos más adultos (y algo picajosos, se da a entender en la introducción) le arrebataron este privilegio con la excusa de que no estaba editando el legado del maestro como este se merecía.

Pero nuestro Barlow es más que estos dimes y diretes por ver quién se quedaba con el privilegio darle alfalfa a la burra de la barriga de oro. Terminó siendo un eminente antropólogo, un intelectual referente en el estudio de las culturas de Centroamérica y profesor de dicha disciplina en la universidad de Ciudad de México. También escribió poesía, a veces muy formal, como de monaguillo del canon, y otras de lo más surrealista y anárquica para dar rienda suelta a todo lo que llevaba a rastras.

En definitiva, que hay mucho por descubrir en La noche del océano. Este libro hace esa labor que tan necesaria es para que este mundo no se convierta en una parodia repetitiva de sí mismo: rescatar a los outsiders.

Ficción para parar un barco

Quizás esté exagerando un poco, pero La noche del océano nos regala un buen puñado de textos fantásticos, valga la polisemia del término. Textos sobre civilizaciones perdidas, sobre ritos extraños, sobre seres que no encontrarás en ningún tratado de demonología porque son arcanos aunque recién nacidos.

Noche del océano, Lovecraft y Barlow. Libros ProhibidosNos damos cuenta también de cómo ha cambiado la forma de narrar. Vivimos en el mundo de la prisa, en el imperio de la expectativa a final de capítulo, en el reino de eso que no sé bien qué es: el estilo fluido. Por supuesto generalizo, pero tengo la sensación de que estamos ante la invasión de lo soso, del ni chicha ni limoná. En estas circunstancias los textos de esta antología, tan floridos, tan llenos de adjetivación y subordinación, tendentes a lo paisajístico y a retorcer la espiral de lo sensitivo, podrán parecer arduos. Pero merece la pena salir de las historias que se queman como una traca para pasar unas horas frente o dentro de esta prosa espesa como el sobaco de Cthulhu —¿Cuántos tenía?—, de este narrar por saturación, por inmersión. Barlow consigue, sobre todo en los relatos más largos, que el mal rollo nos vaya calando poco a poco, hasta que ya no podemos más y queremos que lo extraño se manifieste, reviente de una vez. Algunos dirán que esta prosa puede aburrir, yo digo que estamos desacostumbrados.

Hablaré en los próximos párrafos de los relatos de más largo aliento que contiene La noche del océano, pero hay en esta antología piezas que son como caramelitos de éter, dulces y ponzoñosos, una delicia, un bocado breve. Relatos como «La muerte del monstruo», «Los ojos de dios», «La taberna inhóspita» y otros harán las delicias de los amantes del mundo ominoso del círculo de autores que se creó alrededor del de Providence. Entre estos cuentos lacónicos quiero recomendar especialmente «La batalla que acabó con el siglo», jocoso y alocado relato surreal y de casquería. De boxeo, de deidades, de compadreo entre amigos y diversión para toda la pandi del tentáculo que aparece en la historia con seudónimos, cada uno con un papel en la trama.

Después tenemos historias que se desarrollan en otra longitud más extensa, algunas de ellas, además, a cuatro manos con el amigo y maestro de Barlow, omnipresente en esta recopilación. La sombra del alargado Howard Phillips es alargada. No las mencionaré todas porque la reseña se me podría ir de las manos, digamos que los relatos que aquí exponga pueden considerarse como los que más me han gustado.

Tenemos cuentos como «Hasta en los mares» que dan sed y poseen una capacidad de inquietar considerable. Este relato sumamente evocador se anticipa a nuestros días apocalípticos y presenta un avance imparable de la aridez por nuestro planeta. Se puede leer como advertencia sobre el cambio climático y, la verdad, es que puede sentirse un calor inhumano cociendo a los últimos habitantes del mundo, puede olerse la tierra calcinada, el polvo, la desesperación.

De las gentes de las eras afortunadas de la Tierra, miles de millones de años antes, solo unos pocos profetas y locos podrían haber concebido lo que había de acontecer.

En «Una historia poco recordada» se desenvuelve ante nosotros, con mucha parsimonia, una realidad extraña, la de un hombre que no sabe dónde está y que va descubriendo que puede que no sea en un lugar o un tiempo familiar. El relato tiene una cualidad sensual en sus descripciones, tan vívidas que casi podemos notarlas sobre la piel. Su temática recuerda a esa fascinación de los locos del círculo de Lovecraft por los eones de tiempo, por las distancias inefables, y por las criaturas extrañas que habitan los límites inimaginables del cosmos. ¿Os suenan estos intereses?

Noche del océano, playa solitaria. Libros Prohibidos«La noche del océano», el cuento que da título al libro, es otro relato extenso, contemplativo, como dije antes, paisajístico, donde la amenaza se va acumulando muy lentamente, donde el horror solo se intuye. Su protagonista, artista él, alquila una casa aislada frente al mar, en una playa solitaria, para recuperarse de la tensión nerviosa fruto del intenso trabajo que ha requerido su última obra. Y qué ojo clínico tiene el gachó. Todo parece normal al principio, sol y paseos al aire libre, pero, de forma sutil, vemos como la influencia de la salitre va siendo algo complicado de llevar, asistimos al paso del verano, a las primeras nubes de otoño, a encuentros extraños que ni siquiera sabemos si han sido reales o fruto del influjo hipnótico de la soledad y la contemplación del mar combinados. El océano como fuente de amenaza, como hogar de lo ominoso, de nuevo, ¿Os suena?

Os hablo ahora, para terminar con la sección de relatos de esta antología, de «Los anales de los genios». Se trata de una sucesión de piezas breves que van desarrollando una cosmogonía. Aquí la imaginería estalla. Mientras lo leía sentía al propio Barlow disfrutando como un cochino en un charco de tiempo y ruinas. Y es que este cuento se compone de leyendas, aquelarres, extraterrestres, magia, mitologías varias, noches oscuras, reminiscencias de Machen, todo bien mezclado y listo para impactar. Cada corte es un matiz exquisito. El conjunto de todas estas teselas sería una fábula irónica y llena de imaginación. Quizás este sea el relato que más me ha gustado.

Alair, el gobernante de Zaxtl, le envió un obsequio a su enemigo, el vecino rey King Luud. Tal acción era impropia de Alair y no presagiaba nada bueno.

Poesía que se hace un poco bola

Pero que, de nuevo, nos muestra una forma de hacer que ya no se estila. Con algunos momentos fulgurantes. Uno espera poemas de extraña textura, como si los primigenios se hubieran metido a bardos; espera voces de personajes malditos y temas sacrílegos, pero lo que encuentra es poemas de amor, textos contemplativos, cantos, elegías y temas mundanos. Hay poemas que tocan lo fantástico, pero son más los de temas no relacionados con el horror, o los que tratan sobre la mitología de las distintas culturas que se desarrollaron en México, asunto en el que Barlow fue un gran experto reconocido mundialmente.

Y si el tigre de complejo ritmo desea nuestra sangre, contemplaremos su gracia. Para seguir la belleza, debes renunciar a la paz para soldar el corazón con la llama, el corazón debe romperse.

Noche del océano, Tlatelolco. Libros ProhibidosEn tres partes se recoge la poesía del autor hasta 1947. Esta sección, por contener una mayoría de poemas en prosa, parece prolongación de los relatos recogidos anteriormente. Encontramos algunas características que los iguala a los cuentos ya leídos: adjetivación profusa, subordinación gramatical digna de platero experto, temas fantásticos y desarrollo minucioso de los mismos. También hay que tener en cuenta para valorar con justicia esta sección de La noche del océano la dificultad que tiene traducir poesía; conseguir que quede algo de la intención del poeta en el texto final es labor complicada. Sea como sea, como documento histórico o como una forma de salvar del olvido el quehacer de este autor, parece necesario recoger y poner a la vista estos textos poéticos.

En definitiva, La noche del océano servirá al aficionado al terror para acercarse a este personaje olvidado, para poner en valor una vida singular que va más allá de esos cotilleos sobre su relación con Lovecraft. Feliz viaje solitario para el que se acerque a estos páramos alucinados que habitaba Robert H. Barlow.

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