Robert Shearman: Canciones de amor para tímidos y cínicos

Robert Shearman - Canciones de amor para tímidos y cínicos - Libros Prohibidos

Título original: Love Song for the Shy and Cynical
Idioma original: Inglés
Ilustraciones: Juan Alberto Hernández
Año: 2009
Editorial: La máquina que hace Ping! (2020)
Traducción: Roberto Pino Botella
Género: Libro de relatos (Weird)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020

Robert Shearman no es ningún desconocido para el público hispano, aunque su obra no se haya venido traduciendo al castellano tanto como nos gustaría. En 2015, la finada Fata Libelli publicara Homo Homini Lupus, una antología de relatos. Y ahora, La maquina que hace Ping! edita este Canciones de amor para tímidos y cínicos (Love Songs for the Shy and Cynical), que en 2009 ganó los premios Shirley Jackson y British Fantasy Award.

Autor teatral y televisivo (es el responsable de recuperar a los Daleks para la serie Doctor Who, de la que guionizó siete episodios), Shearman se ha especializado en el relato breve. Canciones de amor para tímidos y cínicos incluye diecisiete. Cuya temática central, como desvela el título, es el amor.

Pero tratándose de Shearman, el amor se va a enfocar desde el absurdo, lo grotesco y el weird, en la mejor escuela de maestros de la ficción corta como Robert Aickman o Roald Dahl, con el que comparte el sentido del humor, negro y muy británico.

Ya tratamos antes a autores weird como Ignacio Cid Hermoso, y no sería de extrañar que Robert Shearman sea una de sus influencias. Porque este guionista y dramaturgo que también escribe narrativa es una correa de transmisión entre los clásicos de lo grotesco y los contemporáneos. Como mezclar a los Monty Phyton más cafres con el Roald Dahl más perverso.

Los relatos de Robert Shearman

Canciones de amor para tímidos y cínicos está dedicado al amor, aunque sea un sentimiento frío, apagado, de relaciones longevas en las que el tiempo, la rutina y la convivencia han desgastado (cuando no directamente erosionado) ese amor, si es que alguna vez lo hubo. Pues esa es la sensación que transmite Shearman: la del amor como algo utilitario, maquinal, casi una obligación en una sociedad, la británica, que bajo su pluma se nos muestra glacial, encorsetada, flemáticamente pequeñoburguesa y cínica hasta la acidez.

Robert Shearman - Libros Prohibidos

Estos son sus relatos:

«Amor entre lobelias»

El Diablo solo quiere escribir una novela romántica (con seudónimo), nada más. Pero su lectura tiene una consecuencia inesperada, que la editorial emplea como señuelo comercial. Marca el tono fantástico que tendrá el volumen en conjunto.

«Animal atropellado»

Una pareja de conveniencia está de escapada romántica en la campiña cuando atropellan un animal imposible, mezcla de murciélago y conejo. La criatura es solo el elemento fantástico que corona un relato weird en sí mismo, por la la tensión entre los personajes, la incómoda situación que presenta y el escenario tan poco acogedor.

«Palabras de amor»

Un relato de tono entre lo bíblico y la fábula, sobre un Edén en el que el cerdo y el hombre se disputan el amor de la mujer. Robert Shearman hace un cambio de registro narrativo, con acierto, y cierra el cuento con un final muy cruel.

«Punzadas»

La historia elegida para ilustrar la cubierta y las portadillas. Las personas enamoradas se entregan, literalmente, su corazón. La custodia física del corazón del otro (una fiambrera sirve perfectamente), o su descuido, es una alegoría muy potente de las relaciones afectivas.

«Esa cosa que se arrastra»

Robert Shearman entrega un relato de fantasmas muy curioso. A la protagonista le regalan un gato siendo niña, y el animal se convierte en lo único que ama realmente a lo largo de su vida. Ya adulta, el fantasma de Tom, el gato, la acompaña durante una sucesión de relaciones afectivas insatisfactorias.

«14,2»

Un relato de ciencia ficción cínico y con un humor muy negro, sobre la posibilidad de cuantificar el amor que se siente por otra persona.

«Tus largos y amorosos brazos»

Esta narración recuerda al instante al universo literario de Santiago Eximeno, y parece escrito por él. Un parado de larga duración, cuya situación ha desgastado su vida familiar, encuentra trabajo como árbol. Como paradoja, su entrega y su éxito laboral perjudican su relación todavía más.

«En la línea»

Trata la relación paternofilial para concluir que una gran dedicación no es necesariamente positiva. El protagonista narra la obsesión malsana de su padre con el críquet, y cómo la proyectaba en él.

«Luxemburgo»

Otro de los relatos con más carga weird del volumen. Luxemburgo, sencillamente, desaparece, ante la indiferencia generalizada. La protagonista podrá, gracias a la situación, lanzarse a una relación amorosa, que la rutina y el desgaste van desincentivando igual que a la anterior.

«Elegante corte abrupto»

Otra narración sobre parejas infelices, desgranada a través del entierro de la mujer, muerta en circunstancias extrañas. Es breve y va girando rápidamente hacia el absurdo.

«Estar feliz»

Retrata la toxicidad (tema delicado, este) mediante el trastorno psicológico de una mujer, pareja del narrador: no soporta la felicidad ajena y necesita sentirse permanentemente infeliz. Robert Shearman explica la inexplicable entrega hacia personas consideradas tóxicas, pese a los estragos que provocan.

«El jovial Roger»

Un viudo se embarca en un crucero para esparcir en el océano las cenizas de su esposa. Allí conocerá a una mujer misteriosa, entregada a los escarceos intrascendentes con viudos. Todo el entorno y el resto del pasaje son inquietantes, como el demasiado solícito mayordomo filipino.

«Desmoronamiento»

Un relato sobre el renacimiento del amor tras muchos años de relación, pero tratada como algo enfermizo.

«El bigote de George Clooney»

El relato más largo del volumen, que ya había aparecido en el citado Homo Homini Lupus, es una narración febril sobre el Síndrome de Estocolmo de una mujer hacia su secuestrador, que termina convirtiéndose en una relación de dependencia emocional y de dominación, donde los papeles rotan de forma cíclica.

«Amor de tiempo compartido»

Con un humor negro muy expeditivo, destapa la falta de escrúpulos de las empresas de venta de multipropiedades y sus cebos para atraer a personas mayores incautas. La protagonista, una anciana viuda bastante inocente, consigue, entre los distintos regalos a elegir de la promoción, el dominio sobre la vida y muerte.

«No trata el amor»

Robert Shearman hace autoficción y desgrana las reacciones a su libro a través de un supuesto concurso literario, a cuya gala de entrega de premios acude con su padre. Shearman se venga aquí de todos quienes cuestionaron que su libro esté dedicado al amor. Y se exhibe a sí mismo como una persona bastante cuestionable, sobre todo en el apartado afectivo, encajando su relación sentimental y su relación de familia, defectuosas ambas, en la línea de las que protagonizan sus personajes.

«Una última canción de amor»

Un relato de ciencia ficción al estilo de la Edad de Oro, en un mundo en el que las canciones de amor se incluyen en un registro público computerizado. Un joven compositor logra incluir su canción en el listado de las mil mejores, pero con el tiempo debe ceder su sitio a un músico portugués. Sus continuos intentos para recuperar el éxito son un fracaso y lo condenan a la penuria, hasta que la música de su rival le proporcione una nueva oportunidad.

Robert Shearman, el amor y todo lo demás

En realidad, y como se regodea el autor en «No trata el amor», Canciones de amor para tímidos y cínicos no es una colección de relatos sobre el amor, sino sobre todo lo que lo rodea. El amor como refugio, como autocastigo, como obligación, como convencionalismo… En todas las historias no parece haber nadie realmente feliz, o nadie a quien el amor proporcione la felicidad, salvo tal vez la protagonista de «Amor de tiempo compartido».

Es decir, Robert Shearman exhibe una galería de personas disfuncionales, miembros de una sociedad enferma, incapaces ya de relacionarse con los demás de forma sana o de obtener satisfacción de sus relaciones afectivas con los demás. Un discurso fortalecido por la expresividad de su estilo y por las imágenes que crea en sus historias. Como es habitual en el weird, la metáfora se vuelve algo tangible, con la entrega física del corazón de «Punzadas» como mejor ejemplo.

Es lo mejor de Canciones de amor para tímidos y cínicos: su fuerza, el impacto que logran sus imágenes, su escatología. Las situaciones incómodas aliviadas por el humor, y la sensación de complicidad, como lectores, con las situaciones absurdas y embarazosas que conforman las distintas narraciones.

Una buena manera de conocer a Robert Shearman

Cabe citar que el volumen presentado por La máquina que hace Ping!, con sus 318 páginas de letra algo apretada, contiene relatos escritos antes de 2009 (lo que se nota en la tecnología citada en las historias). Y, tal vez por la época, tal vez por decisión del autor, muestra relaciones sentimentales exclusivamente heteronormativas (descontando la «Esa cosa que se arrastra» que, sin entrar en la zoofilia, es una relación de amor humana-animal). Así que Canciones de amor para tímidos y cínicos no es un libro representativo de la diversidad afectiva, algo demandado en la actualidad por un amplio sector del público.

Tiene un tono, insistiendo en lo ya dicho, fuertemente británico. Lo son sus familias protagonistas, que pasan sus vacaciones indefectiblemente en España, y en las que la relación entre padres e hijos se rompe casi por completo cuando estos últimos dejan el hogar familiar. Lo son sus escenarios, como el Bed and Breakfast de «Animal atropellado». Y lo es la flema y la asepsia con las que los amantes se tratan y construyen sus relaciones, casi con desgana y hasta rechazo mutuo. Parece que Robert Shearman, en sus textos, quisiese exorcizar demonios propios. O, sencillamente, retratar una sociedad con la que no está del todo conforme.

Es, en cualquier caso, un buen punto de partida para conocer al autor, habida cuenta de que tampoco disponemos de mucha más obra suya traducida. Recomendable, sin duda, para amantes de la literatura más grotesca y retorcida.

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