Año: 2015
Editorial: Anagrama
Género: Novela
Valoración: Está bien
Llevaba mucho tiempo queriendo hincarle el diente a algo de Sara Mesa. Esta autora sevillana fue finalista del Premio Herralde con su novela Cuatro por cuatro y, desde entonces, ha sido consistentemente elogiada por la crítica. La obra que hoy os traigo, Cicatriz, apareció en varios medios importantes como una de las novelas imprescindibles del pasado año, hasta el punto de que consiguieron que me picara el gusanillo. Total, que cuando me tocó elegir algo que leer por puro placer, me decanté por esta obra. ¿Un error? Bueno, no diría yo tanto… Pero casi.
Sonia es una veinteañera de provincias que pasa sus días atrapada entre una vida familiar deprimente y un trabajo aburrido y sin expectativas. Un día conoce a través de un chat a un tipo que se hace llamar Knut y que, además de una personalidad un tanto especial, tiene la peculiar afición de practicar el hurto en grandes almacenes día sí y día también. Knut enseguida le pide que le envíe una foto suya a cambio de los libros –robados– que ella quiera. Sonia accede y, lo que comienza siendo un contacto en apariencia inocente, deviene en una vida paralela marcada por la recepción masiva de artículos robados por parte de Knut y la obsesiva relación epistolar que se forja entre ellos.
La sensación que me queda tras terminar Cicatriz es ambigua. Digamos que ha sido un caso de una de cal y otra de arena. Cada aspecto de la obra me ha fascinado en un sentido y dejado bastante fría en otro.
Primero, la trama. La premisa de partida me parece inmejorable. Mesa transmite a la perfección el tedio en el que se encuentra inmersa Sonia al inicio de la novela, y su necesidad de buscar algo que pueda salvarle de una existencia por entero anodina. Genial. Pero todo lo que uno logra empatizar con Sonia en el primer tercio del libro se diluye en los otros dos. El personaje de Knut es tan estrafalario, tan repulsivo, que no se entiende por qué la protagonista permanece tanto tiempo en esa relación, sobre todo cuando a ella también él le da asco y ni siquiera disfruta de todos los regalos que le hace de forma compulsiva. Se supone que es una mezcla extraña de repulsión y atracción, un amour fou de esos, pero esto es algo que queda más estipulado por parte de la autora que mostrado a través de la psicología los personajes. No hay nada, absolutamente nada, que Knut le aporte realmente a Sonia.
Segundo, y por extensión, los personajes. En un principio resultan fascinantes y misteriosos, pero pronto terminan cansando, uno por insoportable y la otra por incomprensible. Llega un punto en el que el destino de ambos te la trae bastante al fresco.
Tercero, la estructura. Una cosa que me ha encantado de Cicatriz son los saltos constantes hacia delante y hacia atrás en el tiempo. Cada cierto número de capítulos hay uno que nos muestra algo inquietante que está por ocurrir. Luego los siguientes capítulos nos van desgranando la cadena causal de hechos que desembocan en lo que ya sabemos. Este es un recurso maravilloso a la hora de generar tensión y contribuir a que sea una novela que se bebe en tres tardes. El problema es (***SPOILER ALERT***) que promete más de lo que luego da. La autora ofrece muchas pistas que apuntan a posibles desgracias o giros argumentales impactantes. Pero lo que termina por ocurrir siempre es bastante meh. No sé, quizá estoy demasiado acostumbrada a la novela de género y por eso esperaba que las cosas acabasen peor de lo que acaban. No le veo demasiado interés a una trama de un tipo que no quiere más que regalarle cosas que roba a una chica que le gusta. Todo lo que ocurre de fondo, fuera del foco de la relación Sonia-Knut, me parece mil veces más llamativo, pero la autora le dedica muy poca atención.
Por último, el estilo. La de Mesa es una escritura peculiar, muy depurada, con poquísimos adornos estilísticos. Tiene, además, la maravillosa virtud de ser capaz de dar dos pinceladas y plasmar con notable exactitud el ambiente de un lugar o de una situación en particular. Pero esto se aplica más a la descripción de lo que ocurre, de nuevo, de fondo, que a la trama principal. Esta está narrada en su práctica totalidad con formato epistolar, es decir, con una descripción en estilo indirecto de lo que le escribe Knut a Sonia y luego contesta Sonia a Knut. Teniendo en cuenta que la gran mayoría de las conversaciones entre ambos son aburridas e insustanciales, esto hace que la narración se vuelva cargante y que la historia vaya perdiendo interés por momentos. Si no dejé de leer fue porque (***SPOILER ALERT***) tenía la esperanza de que llegara de una vez la desgracia prometida. Pero esta no llega. Y lo que ocurre, en su lugar, está bien. Sin más.