Año: 2015
Editorial: Autopublicado
Género: Relatos
Valoración: Está bien
Han pasado 13 días desde mi última reseña, todo un récord para mí, pero no pasa nada, porque vuelvo con un buen montón de libros en el zurrón. El primero de ellos, Sombras del tiempo, es una colección de relatos de varios autores de distintos países de habla hispana, que decidieron unirse y armar un libro para autopublicarlo como herramienta para mostrar al mundo de qué son capaces en esto de las letras. Es posible descargar la obra gratis en Smashwords, y en Amazon a precio mínimo.
Los libros de relatos, tan frecuentes en los últimos tiempos, suelen mantener una coherencia temática, es algo que ya hemos discutido aquí anteriormente y que resulta bastante conveniente. En el caso de Sombras del tiempo, el hecho de que los autores sean jóvenes, independientes, escriban en español y muestren iniciativa, no es suficiente para que se cree esta unidad temática, por lo que hay relatos de diverso tipo. Si bien es verdad que una gran parte de ellos pertenecen a lo que se viene denominando como narrativa, hay relatos de terror o de fantasía pura que rompen esa deseada uniformidad. ¿Es esto un fallo? No necesariamente, pero…
Otra de las características que más me llamaron la atención de Sombras del tiempo es la secuenciación de los relatos, que están agrupados por autor (casi todos aportan dos cuentos). Antes de su/s respectiva/s obra/s, podemos encontrar una breve presentación del autor. Lo llamativo no es esto, sino que, bajo mi punto de vista, la ordenación de los relatos parece seguir una jerarquía de mejor a peor. Como en los discos Long Play, parece que los primeros cinco relatos son la cara A, y los cinco siguientes la cara B.
El primero de todos, El cuadro, de un autor conocido por estos lares, el uruguayo Alejandro Capparelli, es una perfecta obertura para la colección. Ágil, brillante y rematado con un fino sentido del humor.
Le siguen dos obras de la mexicana Cristina Liceaga, El caos y El jardín, notables ambos, destacando el primero de ellos, en mi opinión, el mejor de toda la antología, y uno de los cuentos que más me ha impresionado últimamente.
Los dos siguientes relatos, de la argentina Nathalia Tórtora, son Enamorados y La celda de los condenados. Si bien el primero no es más que un aperitivo, el segundo es una obra redonda, toda una novela de suspense condensada en unas pocas páginas.
Verónica Cervilla, de España, aporta los cuentos Vincent Hund y Anestesia. Tengo sentimientos encontrados con ambos, ya que me da la sensación de que en uno y en otro me faltan páginas para disfrutarlos mejor (sobre todo en el primero).
Le sigue el venezolano Pedro A. Pérez, autor de El vibrato entre los truenos, cuento que, sinceramente, creo que debería estar más trabajado porque todavía está lejos de su versión óptima.
Finalmente, Jorge Carvajal, de Costa Rica, aporta Aerak y los cuatro ladrones y El fin. Destaca la primera porque chirría en el cómputo global de la colección: es demasiado de género fantástico y eso se nota.
La diferencia temática, de estilo e incluso de género en estos diez relatos, hace muy difícil valorar con justicia a Sombras del tiempo en su totalidad. Creo que hubiera resultado más positivo para el lector si la calidad de las obras estuviera mejor repartida, dejando alguno de los mejores para el final. Supongo que esa no era la intención inicial a la hora de formar la antología, algo perfectamente respetable, pero yo no puedo dejar de ponerme del lado del lector, que al fin y al cabo, es quien tiene la última palabra en todo esto. De todas formas, se trata de un libro interesante, fácil de leer, ameno, que esconde más de una joyita. Merece la pena echarle un ojo.