Hinchas que ondean banderas sobre el techo de camiones destartalados que vuelan rumbo al estadio de River Plate, portales que comunican un barrio con otro, casas hechas con latas publicitarias de refrescos sudacas, puestos de churros que flotan y dicen «no se fía» y tanguerías sobre plataformas volantes son algunos de los elementos que componen el Universo Chatarra de Alejandro Burdisio. Allí, la curiosa estética de las ciudades latinoamericanas del «progreso a medias» se hace futurista, como proyectando lo que muchos suponemos que está entre las opciones que podríamos ver si viajaramos al futuro. Naves voladoras sobre barrios populares y atiborrados, como si la lata y la madera fueran el material obligado de los pobres y la ingeniería y los circuitos, los juguetes de esos otros, necesarios para componer el famoso binomio de la desigualdad latinoamericana.
Burdisio firma como Burda todos sus trabajos. Es argentino, de la vieja escuela; de los que aprendieron a ilustrar y a crear imaginarios que tuvieron su lugar de partida en el consumo de cuanta imagen, tira cómica, folleto, cómic o película vieron en sus años de niñez y juventud. Si bien, su trabajo abarca desde la ilustración para revistas, hasta el diseño de concept art para el medio audiovisual y de videojuegos, es el imaginario visual que él mismo llama Universo Chatarra, cercano a la estética Dieselpunk, sobre lo que gira la siguiente entrevista. Buscando gambetear el tedio de los primeros meses de cuarentena, conversamos sobre la distopía latinoamericana en su trabajo y sobre referentes del cómic argentino y latinoamericano como Juan Giménez.
P: ¿Qué es para vos la distopía?
Burda: La percepción de un futuro no muy alentador. Nosotros somos latinos y vivimos una realidad diferente a la del primer mundo. Acá estamos casi todos fastidiados. Tenemos la percepción de lo urbano como el constante inconveniente, de los miles de problemas que tenemos. En mi trabajo hablo de una cosa distópica pero que tiene humor. Tomo referencias de ciudades como Nueva Delhi o Bombay, por ejemplo; bueno, he hecho una chiva voladora, que es un vehículo de Colombia por el que se transita la sierra. Lo que yo hago es muy de lo que vemos todos los días. A los norteamericanos les cuesta entender porque no entienden el concepto de la pobreza urbana que vemos nosotros. Las casas de chapa, de cartón…nuestras ciudades son eternos contrastes, lo avanzado y lo quedado, lo rico y lo pobre y a mí me gusta que se vea eso. Encuentro un valor estético muy agradable en ese tipo de cosas…a mí por ejemplo me causa gracia porque tengo muchísimos seguidores de la India y de Pakistán, ellos se identifican porque es lo que ven ellos. Todos los días, hacen empatía, no tanto como el yankee promedio que ve y que no entiende lo que hago. Busco significados desde lo urbano, lo político y lo social y trato de poner a veces esos condimentos que le dan ese toque de humor, de grotesco, de ironía, del absurdo, de cotidiano.
P: ¿Creés que el imaginario del Universo Chatarra es una posibilidad para el futuro latinoamericano?
Burda: No sé si en esa estética, pero yo me imagino que vamos a heredar nuestra propia disfuncionalidad en un montón de cosas…yo dibujo esas cosas porque me gustan visualmente …en cuanto al futuro, puede ser, no sé….lo que sí creo es que nuestras idiosincrasias van a prevalecer y van a seguir estando y nos iremos adaptando estéticamente. No sé cómo va a ser el mundo después de lo que está pasando ahora, por ejemplo. Estamos todos encerrados pensando en cómo va a ser el día de mañana. Es como estar viendo una mala película de Netflix.
P: A lo largo de Universo Chatarra puede observarse que en tu visión retro-futurista las estratificaciones sociales se mantienen, es decir, en las partes superiores siempre pueden verse edificios altos y autos de lujo, pero en las partes inferiores pueden verse los vehículos chatarra y las villas con sus casas de metal, de madera y de zinc, ¿qué podés decirnos sobre esto?
Burda: A medida que lo iba haciendo me iba dando cuenta que la variante del espacio jugaba a mi favor, que podía diseñar hacia arriba, hacia abajo, poner distintos estratos de la ciudad por encima o por abajo. Le empecé a agregar portales dimensionales para pasar de un barrio al otro… entonces me di cuenta que podía trabajar con ese tipo de situaciones. El auto es el gancho visual, es un elemento más. Me interesa más lo que pasa alrededor, la liturgia urbana… en ese universo no hay agresión, no hay violencia que no hace falta, es la vida cotidiana. Nosotros estamos acostumbrados a ver la ciencia ficción desde lo violento, desde lo previsiblemente anárquico, la invasión, la guerra, el conflicto y se puede hacer ciencia ficción con una chiva, con un panadero, con un verdulero, con un personaje común y doméstico que vemos todos los días, que puede hacer parte de un universo de ciencia ficción. Este universo es mundano, común, corriente.
P: Con el temor de caer en una pregunta repetitiva y algo general, ¿podrías hablarme de tus influencias específicas?
Burda: Juan Giménez, que fue el primer dibujante del famoso cómic La casta de los Metabarones de Jodorowsky, fue quien me influenció para estar en este rublo. Me acuerdo que teniendo unos 10 u 11 años leía la Revista Skorpio acá en la Argentina, que era una revista que agrupaba a los mejores dibujantes. Por ahí pasaron los mejores artistas de la historia de la ilustración en Argentina…venían de la vieja Editorial Columba. Era una revista de cómics baratos que todo el mundo leía… Cuando cerró, muchos de los artistas fueron a Skorpio y Juan Giménez, junto con Ricardo Barreiro, hacen una historieta que se llamaba As de pique, que era la historia de un bombardero B-17 en la Segunda Guerra Mundial y a mí me encantaba y me sigue encantando la estética de la segunda guerra. Comencé a pensar que quería hacer eso.
P: A propósito de la reciente muerte de Juan Giménez, ¿por qué creés que es importante su trabajo?
Burda: Desde los años noventa se nos ha bombardeado con todos los productos y cómics norteamericanos. Eso solapó, tapó y dejó de costado estos grandes dibujantes. Juan era un tremendo ilustrador y pintor. Había trabajado haciendo concept, había trabajado con Moebius… un tipo tremendo, con una capacidad a nivel artístico increíble, lo que pasa es que a nosotros se nos ha bombardeado con toda la industria que viene del norte. Por ejemplo, yo por ahí voy a la Comic-Con y en el fondo me gusta el evento, pero por otro lado me digo qué pena que todo el mundo se desviva por este tipo de estética que nos son totalmente ajenas a nosotros… Nosotros tenemos que ser más inteligentes y sacarle el jugo a lo nuestro. No es necesariamente ser nacionalista, hay que buscar las cosas que tenemos, que son millones. Tenemos estéticas, condiciones urbanas… Podemos hacer ciencia ficción con lo nuestro y no esperar lo que nos venden de allá.
P: Para finalizar, me gustaría preguntarte por artistas, publicaciones independientes que estén trabajando ahora en la Argentina.
Burda: Bueno, sacar una revista es complicado por el asunto económico, pero ahora acá se están dando muchas cosas independientes. Por ejemplo, Salvador Sanz, que es un artista integral; él hace su guion, dibuja, hace CF y terror y tiene también esta cosa de la liturgia urbana. Tiene una visión cinematográfica del comic. Lo que pasa es que hay mucho ilustrador dibujando para afuera, para la industria de Marvel, DC. Editoriales como Libera la bestia, después Loco Rabia, son editoriales independientes de gente que saca permanentemente sus cosas.