Cristina Jurado es una cara conocida en Libros Prohibidos. Además de CloroFilia, obra por la que fue nominada a la pasada edición de los Premios Guillermo de Baskerville, es coautora de Cuerpos, la primera entrega de Cerbero Series. Pero no por esto podemos considerar a Cristina Jurado como una voz autorizada dentro del fantástico en español. En realidad, no es más que el principio. La autora madrileña ha destacado por sus relatos, siendo «La segunda muerte del padre» galardonado con el premio Ignotus, y por coordinar antologías como Whitestar y Alucinadas I. Además, es directora de la también premiada y reconocida revista Supersonic. Si a eso se le suman las cosas que nos hemos dejado en el tintero —por falta de espacio— y todo lo que está por venir, nos encontramos con una figura a de enorme interés para vosotros, querido público.
Muy buenas, Cristina, muchas gracias por dedicarnos unos minutos.
Gracias a vosotros por querer conocerme mejor.
Eres escritora, editora, lectora y antóloga. ¿Con cuál de estos perfiles te sientes más identificada?
Es difícil responder a esta pregunta porque no entiendo ninguna de esas facetas de forma independiente. Una no puede escribir si no ha leído extensamente antes; no puede editar si no tiene unos conocimientos mínimos del lenguaje y de la construcción de narraciones, esto es, de escribir; no puede seleccionar textos para una revista o una antología si no dispone de una visión de conjunto del panorama literario nacional e internacional… Para ser escritora es vital leer con avidez, algo que parece evidente pero que no lo es cuando analizamos la premisa con calma. No se trata de consumir historias de otros como mero medio de disfrute, que también, sino que tienes que ser capaz de identificar una serie de recursos para contar historias que tienen que ver con la estructura de la trama, la construcción de escenarios y personajes, los diálogos, las descripciones, etc. Se recomienda leer todo tipo de géneros para poder familiarizarse con esas herramientas, para aprender cómo aplicarlas en distintos escenarios y para desarrollar una sensibilidad literaria que te permita detectar obras notables. No creo que una pueda ser escritora, editora o antóloga si no cumple estos requisitos. Y para eso se necesita tiempo, una lectura reflexiva y muchas horas de escritura en la que una se cuestione constantemente. Así pues, me quedo con las tres actividades, porque cada una me proporciona alegrías diferentes y me hace enfrentarme a retos distintos.
«¿Quién dice que deba haber un límite? La literatura se nutre de creatividad y acometer cualquier actividad creativa pensando en límites me parece un gran error»
De los proyectos en los que trabajas, ¿cuál te llena más?
Todos, en realidad. El mito de la especialización, de que solo puedes ser buena en una sola cosa, es bastante tramposo. Si uno tiene interés por algo, puede dedicarse a ello cubriéndolo desde distintos ángulos, creo yo. Pero cada labor demanda unos requisitos distintos y una tiene que ser capaz de asumirlos. Escribir en sí, por ejemplo, suele ser una actividad solitaria. La edición y las antologías implican establecer interacciones con autores y lectores. Disfruto mucho con todos los proyectos en los que participo, me llenan por igual, aunque cada uno de distinta manera. Supongo que es porque me considero en realidad una «narradora», «una contadora de historias», una storyteller, lo que quiere decir que me gusta contarle algo a alguien. Para mí, la ecuación no está completa si no hay otra persona al otro lado.
¿Qué tiene Cristina Jurado ahora mismo entre manos?
En estos momentos estamos ultimando un libro de relatos en inglés titulado Alphaland, que saldrá en breve con la editorial Nevsky Books, pilotada por Marian Womack. Es un proyecto que me hace mucha ilusión porque incluye relatos que escribí directamente en inglés y otros traducidos, como «La segunda muerte del padre», que ganó el Ignotus al mejor cuento. A finales de año está previsto que salga Bionautas, una novela de ciencia ficción que es la secuela de Del naranja al azul, la historia post-apocalíptica que publiqué hace unos años. También estamos terminando de editar The Apex Book of World SF #5 con Apex Book Company, una aventura internacional con la que he podido trabajar con Lavie Tidhar buscando los mejores relatos de ficción especulativa de autores fuera del circuito anglosajón. Ha sido muy gratificante poder conocer el maravilloso trabajo de escritoras y escritores de India, Singapur, Bolivia, Japón, Filipinas, Cuba, etc. Asimismo, continúo colaborando con Apex magazine como editora internacional y recientemente he empezado a colaborar con la revista The Cascadia Subduction Zone de Aquaduct Press. Por otra parte, estoy inmersa en la preparación de Infiltradas (Palabaristas), un libro de ensayos sobre literatura de CF, fantasía y terror bajo la perspectiva del género que saldrá publicado a finales de año, y el numero especial de SuperSonic dedicado a Ursula K. Le Guin que sacaremos en el Celsius. En lo inmediato, está a punto de publicarse El Viento Soñador y otros relatos (Sportula), la nueva antología de fantasía editada por Mariano Villarreal que contiene mi cuento «Rojo»; una antología sobre ectogénesis, editada por Lola Robles y Albano Cruz para Enclave de Libros, en la que aparece «Huevos», un cuento sobre una sociedad humana ovípara e intersexual; y una antología CliFi editada por Giny Valris para Editorial Apache que incluirá mi cuento «Vertedero».
«No había autoras que enviaran manuscritos. Pero, cuando yo envié mi primera novela a varias editoriales, alguna se permitió el lujo de sugerirme que me dedicara al romance paranormal y no a la ciencia ficción»
Estás recibiendo mucho reconocimiento por tu trabajo con varios premios Ignotus y un par de ESFS Awards. ¿Dónde ves tu límite?
¿Quién dice que deba haber un límite? La literatura se nutre de creatividad y acometer cualquier actividad creativa pensando en límites me parece un gran error. Prefiero pensar que hay muchas oportunidades interesantes por aprovechar, muchos proyectos latentes por desarrollar, muchas historias por contar que me están esperando.
¿Cuáles son tus objetivos a corto y medio plazo?
En lo inmediato, me interesa centrarme en terminar algunas novelas que tengo en preparación. A medio plazo, quiero seguir apoyando la literatura que me gusta, en la medida en que pueda, a través de SuperSonic y de la revista norteamericana Apex, y de las antologías en las que actúe como seleccionadora.
Dentro de 5 años me veo viviendo más cerca de España y siendo capaz de acudir a más eventos literarios. En 10 años, me veo escribiendo y publicando más en inglés.
Sabemos que destacar en el género fantástico, un mundo que tradicionalmente ha estado tan copado en exclusiva por hombres, ha tenido que ser duro y en este aspecto has sido una pionera. ¿Podrías contarnos brevemente la experiencia de Cristina Jurado?
En realidad, pioneras han sido otras y yo solo nado tras su estela. Desde las primeras de las que se tiene noticia, como Emilia Pardo Bazán, Ángeles Vicente, Carmen de Burgos, hasta históricas como Cristina Fernández de Cubas, Rosa Montero o Elia Barceló, todas ellas tuvieron que publicar en un mercado copado por los autores varones. Afortunadamente ahora hay bastantes autoras y mucho interés por darlas a conocer. Mi experiencia es muy diferente al resto porque yo vivo en el extranjero desde hace mucho y no conocía la escena de la literatura de género en nuestro país. Me llevé una desilusión cuando me di cuenta de que las autoras apenas aparecíamos en los catálogos de las editoriales españolas. Por lo visto, me dijeron cuando pregunté, no había autoras que enviaran manuscritos. Pero, cuando yo envié mi primera novela a varias editoriales, alguna se permitió el lujo de sugerirme que me dedicara al romance paranormal y no a la ciencia ficción, porque las autoras no despertaban el interés de los lectores de ciencia ficción en nuestro país. Me pareció tremendamente injusto y, cuando leí a Kameron Hurley, algo dentro de mí cambió y me di cuenta de que si queríamos cambiar las cosas, lo teníamos que hacer nosotras mismas, las autoras, organizándonos y apoyándonos. Así, en una conversación con Cristina Macía, surgió Alucinadas, y el resto es historia.
¿Cómo ves la situación actual en este aspecto?
No creo que la decisión de publicar a autoras sea un moda pasajera. Las autoras estamos aquí para quedarnos porque, además, siempre hemos estado. Pero lo que sí ha pasado es que las editoriales han tomado conciencia del clamor popular y se han dado cuenta de que, como dinamizadoras de la cultura y el arte, tienen una parte de responsabilidad social y no pueden dar la espalda al movimiento que exige (sí, digo «exige» y no «busca») una igualdad de trato y de oportunidades para todas y todos los colectivos injustamente infrarrepresentados hasta ahora.
«La labor de las editoriales independientes es muy necesaria, porque sirve par dinamizar el sector y complementar el trabajo de las medianas y grandes empresas de edición»
¿Qué crees que tendría que cambiar para que tuviéramos un panorama más sano e igualitario?
Creo que las cosas ya están cambiando. Este fenómeno es «culpa» de una nueva actitud del público lector, que hoy en día demanda más variedad, implicándose en la labor lectora como no lo había hecho antes. Tan solo hay que ver la cantidad de blogs sobre reseñas, podcasts, o videocasts que ha surgido en los últimos años y que tienen miles de seguidores. Las editoriales se han dado cuenta de que deben responder a las demandas de los y las lectoras, por lo que ajustan sus catálogos para incluir más autoras, más traducciones de obras interesantes, más variedad en la representación de colectivos diversos… De alguna manera, lo que están haciendo es simplemente escuchar a la gente y sintonizar con sus intereses, que, en definitiva, son los de una sociedad más inclusiva y más diversa. Y creo que las editoriales que no respondan a la nueva realidad que se está planteando tendrán más problemas para despertar el interés de quienes leen.
Cambiando de tema, en Libros Prohibidos abanderamos la causa de la edición independiente. Como voz autorizada en este campo, ¿cómo ves la situación en estos momentos para las publicaciones pequeñas y las editoriales más humildes?
Los micro-sellos, las pequeñas editoriales y la auto-publicación son opciones editoriales que han surgido para responder a la necesidad natural de la comunidad literaria de dar salida a proyectos que, de otro modo, no tendrían eco en el mercado actual. Me parece que la labor de estas editoriales es muy necesaria, porque sirve par dinamizar el sector y complementar el trabajo de las medianas y grandes empresas de edición. Una pequeña empresa puede arriesgarse más en un determinado momento pues no tiene que convencer a comités editoriales, etc. Tan solo depende del olfato del editor o editora. Por eso, en cierta forma, goza de una libertad que les está vetada a las grandes editoriales, que deben ajustar sus catálogos para maximizar sus beneficios o para dar al mercado más de lo mismo, aunque o todas lo hacen y no en igual medida. También hay medianas y grandes editoriales con colecciones especializadas que apuestan por obras ingeniosas y de calidad, sobre todo en los últimos años.
¿Cómo ves el futuro del sector?
Creo que hasta que no se resuelvan ciertos problemas estructurales, las cosas no van a despegar: las tasas son demasiado elevadas para los ebooks en nuestro país, los autónomos tienen que hacer frente a unos impuestos prohibitivos para mantener a flote sus pequeños negocios, la cultura existente no favorece la remuneración, y las y los escritores no pueden vivir de su trabajo y, si lo hacen, es en unas condiciones muy precarias. Espero que todo esto se vaya solucionando y los profesionales del sector puedan vivir dignamente de su trabajo. Por otro lado, creo que autoras y personas pertenecientes a colectivos infrarrepresentados van a tener más oportunidades de ver su trabajo publicado, de la misma manera que se publicarán más historias con personajes y situaciones que reflejen la diversidad de identidades y orientaciones sexuales, y la variedad racial, o de capacidades. También creo que el modelo de micro-mecenazgo seguirá desarrollándose para dar lugar a nuevas maneras de acceder a la literatura y de apoyar a los y las autoras.
«¿Tolkien o Martin? Ninguno de los dos»
Si Cristina Jurado pudiera implementar una ley a cumplir por todos los españoles, ¿cuál sería?
Debería ser obligatorio remunerar de manera justa a artistas y a creadores de contenidos culturales. Me preocupa la precariedad en la que viven editores, escritores, ilustradores, guionistas, traductores, correctores, etc., en este país, en particular, y en el mundo, en general.
¿Y si pudiera eliminar una?
Los impuestos que gravan los productos y servicios artísticos y/o culturales.
¿Ciencia ficción o fantasía?
(Risas) No puedo elegir sin traicionarme a mí misma. ¡Me quedo con las dos!
¿Utopías o distopías?
Distopías. Es mucho más divertido escribir o leer sobre una distopía, que sobre una utopía, que, en general y bajo mi punto de vista, son más planas y más aburridas. Las distopías interesan porque sacan a flote conflictos muy interesantes.
¿Tolkien o Martin?
Ninguno de los dos. La fantasía épica y yo no nos llevamos demasiado bien, aunque hay algunas honrosas excepciones. Pero, si tuviera que elegir, me inclinaría por Martin.
Cristina Jurado, mil gracias por estar con nosotros.
El placer ha sido todo mío. OUGH YEAGH!