Varios Autores: Cuéntamelo otra vez

Cuéntamelo otra vez. Libros prohibidos

Título completo: Cuéntamelo otra vez. Compendio de cuentos recontados
Año:
2017
Editorial: Pulpture
Género: Antología de relatos (fantasía)

Cuentos de hadas en clave pulp

La editorial Pulpture, fiel a su filosofía de consagrarse por entero a la literatura buena, bonita y barata, suele hacer continuos llamamientos a sus seguidores para proponerles ideas a cada cual más descabellada. Esta vez, la premisa no era muy original (destripar los cuentos clásicos y darles el toque de humorística violencia tan propio del género pulp), pero hay que reconocer que, incluso para el ávido lector que ya está de vuelta de todo, la antología Cuéntamelo otra vez se trata de una idea simpática y atrayente.

De las distopías al terror

A pesar de ello, como suele suceder en este tipo de antologías, el resultado de Cuéntamelo otra vez es desigual. Hay tres tipos de propuestas: las buenas, las divertidas y las que ni fu ni fa. Entre las primeras, destacaría «Cerillas», de Anna Roldós, un relato de ciencia ficción que mantiene el tono triste y profundamente desesperanzado del cuento original, La Cerillera.

En realidad Dreain era un combinado de fármacos que estimulaba distintas áreas del cerebro que controlaban los recuerdos y la felicidad. Un sedante inducía a la persona que lo tomaba a un estado de sopor y, rápidamente, esta se veía envuelta en una nube de imágenes alegres que vivía de forma tan realista que no identificaba como un sueño hasta que se había pasado el efecto.

También mencionaría «Roja», de Diego Capalvo Sousa, la historia de una Caperucita Roja a lo Mad Max que se come al lobo con patatas, y la distópica «Notas Discordantes», de Fernando D. Umpiérrez, una escalofriante y muy libre versión de El flautista de Hamelín. No quisiera olvidarme de «Volar bajo las olas», de Daniel Garrido Castro, una triste versión de La sirenita que convierte a la desdichada Ariel en una atracción de feria.

Laura Arenas Manzanares. Cuéntamelo otra vez. Libros Prohibidos

Y si lo que queremos es pasar miedo, aconsejo «Tres veces», de Laura Arenas Manzanares —en la foto—, una terrorífica visión de un cuento ya de por sí terrorífico, como es Los tres cabritos Billy.

Humor tarantinesco

Entre las propuestas divertidas están «Desventura en Hamelín», de Ander Mombiela Guitera que, gracias a su estilo ágil y desenfadado, se lee en un suspiro. En ella, un vagabundo llamado Flut se compincha con el rey de las ratas para extorsionar a los desgraciados habitantes de Hamelín, liderados por una voluntariosa alcaldesa. También me ha gustado bastante «La banda de los siete» de Miguel Martín Cruz, quizá el relato más tarantinesco de la antología y uno de los más graciosos. En él, una banda de enanos delincuentes a lo Reservoir Dogs cae en las redes de una Blancanieves heroinómana enviada por Lady Hoffman, una mafiosa que se dedica al trafico de personas.

Soy Número Siete, y en este preciso momento tengo las manos empapadas en sangre y un tipo agoniza a mis pies con un cuchillo (mi cuchillo) clavado en el pecho. No se crean que soy un mal tipo, esto es una cuestión meramente laboral.

También destacaría, por original, «La verdad sobre Maravillas», de Luis Alberto Martín, relato que convierte el país imaginario de Alicia en una isla situada en el Mar Negro codiciada nada más ni nada menos que por la Confederación de Rusia. Con una trama de espionaje digna de los mejores tiempos del telón de acero, el relato respeta casi al dedillo el argumento original de la obra maestra de Lewis Carroll pero con un interesante toque a lo John le Carré. También cabe mencionar el breve relato que cierra la antología, «Hola Caperucita», de Toni Sicilia, un hilarante cruce entre varios cuentos (Hansel y Gretel, Pulgarcito, Caperucita Roja… ) que deja muy buen sabor de boca.

Lobo, ciego de rabia, se adelantó sobre la traicionera bruja, volviendo a chocar contra la misma barrera invisible con la que se había topado antes. Probó por varios sitios distintos, pero se podía deducir que aquella pared rodeaba la golosa casa.

El resto de relatos de Cuéntamelo otra vez, sin ser malos, pasan sin pena ni gloria, ya que no destacan ni por su calidad ni por originalidad.

Mención especial merece la edición del libro, con una portada muy chula y un diseño de páginas interiores más chulo todavía. Lo único que no me ha acabado de convencer es la extraña distribución de las obras, a mi juicio desordenada e ilógica, con un primer bloque compuesto por relatos variados, un segundo dedicado íntegramente a las distintas versiones de «El Flautista de Hamelín» y un tercero en el que vuelve a haber un pupurrí de cuentos. No lo he acabado de entender.

De Wendy a Caperucita

Diego Capalvo Sousa. Cuéntamelo otra vez. Libros Prohibidos

A pesar de la escasa presencia femenina de esta antología (4 autoras de 17), me ha sorprendido gratamente que haya una buena porción de personajes que rompen con los roles de género tradicionales tan presentes en los cuentos populares, como la pirata espacial Wendy Capitana Garfio de «El planeta de los niños perdidos» o la ya mencionada Caperucita vengadora de «Roja».

En definitiva, Cuéntamelo otra vez, un libro muy agradable que nos hará ver los cuentos de nuestra infancia de una manera diferente, no sólo más adulta sino también más divertida y, en muchas ocasiones, mucho más sangrienta. Y colorín colorado…

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