Felicidad Martínez: Pakminyò

Pakminyo.Destacada.LibrosProhibidos

Ilustraciones: PREZ
Año: 2019
Editorial: Cerbero
Género: Novela (fantasía)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020

Pakminyò es una trilogía trilogía fantástica que supone el debut de Felicidad Martínez en la fantasía. En este primer volumen conocemos Bolgú, un trasunto de Korea donde se recurre a la magia hasta para realizar la actividad cotidiana más simple. Bajo la aparente calma que allí impera, se está gestando un conflicto capaz de dinamitar los mismos cimientos de la eusociedad.

Qué es Pakminyò

Pakminyò  es quizá una de las obras más originales que he tenido la suerte de leer en los últimos tiempos. Lo que más puede llamar la atención de la misma, en un principio, es la colorida variedad de personajes que muestra la estupenda portada de PREZ , o un sistema de magia basado en transformadores de materia capaces de hacer de todo (hasta estornudar azúcar). Sin embargo, reducirla a eso sería quedarse en su superficie.

Se habían encargado de encender los hornos, masticar el trigo y de paso fermentar la masa, orinar el alcohol, filetear la carne, hilar las telas, confeccionar los vestidos, vomitar la mermelada, estornudar el azúcar…

Esta novela tiene más capas que el hojaldre de una buena milhojas. Felicidad Martínez ha creado una historia compleja; a ratos divertida, a ratos sobrecogedora. Invita a muchas reflexiones, sobre todo en su tramo final y te deja con la sensación de que, aunque ha avanzado mucho en este primer volumen, aún queda tela por cortar. Es además una historia con un trabajo de wordbuilding inmenso, donde hasta el detalle más anecdótico encaja a la perfección dentro del universo.

El elenco de personajes está a la altura de trama y escenario. Si bien un puñado de ellos, como por ejemplo Pan, tienen un rol más protagonista, la historia es bastante coral. Felicidad dota de personalidad propia a todo personaje con un mínimo de peso y, además, les otorga complejidad. Incluso quienes pueden parecer más bordes o antipáticos, al conocerlos mejor o ver la historia desde su perspectiva, tienen motivos para ser como son o alguna cualidad que los aleja de la caricatura o el cliché. Y a los personajes medianamente majetes se les coge cariño enseguida.

Pakminyo.Saol.LibrosProhibidosLa trama me atrapó desde el primer capítulo, pero Pakminyò es también, a su modo, una novela densa. Así que la fui paladeando con calma para apreciar mejor todas sus virtudes.

El mundo de Pakminyò

Como ya he comentado, tras esta novela (y toda la trilogía) hay un trabajo titánico de creación de mundos. Felicidad Martínez no se limita crear un sistema de magia basado en invocar transformadores, sino que profundiza en los cambios sociales que eso implicaría.

De este modo nace la eusociedad, que basa su funcionamiento en las colmenas de abejas. Así, el término «colmena» se usa como equivalente a nuestro «país», o al propio Bolgú si va en mayúscula. La gente se agrupa en enjambres y comunas. Las primeras son agrupaciones más pequeñas y localizadas; los enjambres son una mezcla entre gremio y clan, que tiene sedes en varios lugares y selecciona a parte de sus miembros entre los integrantes de las comunas. Tener el monopolio sobre algún tipo de magia les otorga más poder dentro de la eusociedad.

Aquí es donde se nota el trabajo concienzudo de la autora Si bien la eusociedad se puede mostrar en un principio como un sistema solidario e ideal, donde todos aportan algo a su enjambre o comuna y estos les cobijan, Felicidad Martínez va levantando poco a poco la manta mostrándonos todo lo que no está bien. En otros momentos, deja que lo descubramos nosotros, pues siempre trata a los lectores como seres pensantes capaces de extraer sus propias conclusiones.

Así, vemos cómo convertir a la magia también en moneda, mediante una suerte de sistema de trueque, acentúa desigualdades entre comunas y sociales. Además, comprobamos la dependencia tecnológica que implica la omnipresencia de la magia o la insatisfacción que puede sentir una persona cuando su destino le viene impuesto por su grado de conexión con la magia y los transformadores que domina. Pero, sobre todo, la mayor perversión de esa sociedad es la exclusión a la que condena a les descastades, personas sin conexión con la magia. Esta será la base del conflicto que se fragua en esta primera entrega.

Pakminyo.Abejasylavanda.LibrosProhibidosEsta inspiración en el mundo de las abejas se traduce, acertadamente, en la terminología que la autora usa para referirse a los distintos grupos humanos. Unas veces para definir su profesión (zánganos, guerreras, aguijones); otras para otorgar una noción de su edad aproximada (larvas, poslarvas). En algunos casos, las referencias abejiles impregnan también las maldiciones e insultos o las frases hechas; en otros, las gentes de un territorio usan referencias más ajustadas a su tierra (como las marineras). Son detalles que pueden parecer anecdóticos, pero que aportan gran riqueza y verismo al escenario.

Ahora bien, lo que más me ha gustado del universo creado por Felicidad Martínez es la diversidad de sus pobladores. Esta diversidad no solo se traduce en la variedad cromática de los habitantes de Bolgú. Las personas pueden explorar su identidad y expresión de género hasta escoger con cuál se sienten más a gusto; como en todo, también hay sus excepciones e injusticias, pero se agradece encontrarse una sociedad fantástica donde no se perpetúan los tópicos misóginos o LGBTfóbicos.

Narración en inclusivo

Hablar de la diversidad en Bolgú es también hablar de la voz narrativa en la que está escrito Pakminyó: el género neutro. Para ello, Felicidad Martínez recurre tanto al uso de términos sin marca de género, como del inclusivo terminado en -e. Y no, por si algún purista de la lengua se lo pregunta, no me han salido cataratas ni se me escaparon espumajarros por la boca mientras leía.

De hecho, mi reacción a lo largo de la lectura se puede secuenciar en: «Oh, es verdad que estaba narrada en inclusivo», al leer el primer párrafo; «pues se ajusta muy bien a las peculiaridades de la eusociedad», mientras degustaba el primer capítulo… Al poco ya no percibía que estaba leyendo una novela escrita en una voz atípica.

Voy a ir un poco más allá. No es que la narración en inclusivo no me haya supuesto ningún inconveniente durante la lectura, es que, para mi gusto, aporta una riqueza y unos matices que se habría perdido de haber estado narrada usando el masculino o el femenino como genérico. El neutro es el trato que ha de usarse con cualquier persona que aún no haya escogido su género y con las personas de fluidas o neutras; es decir, un porcentaje importante de la población de Bolgú. Que se convierta también en la fórmula adecuada para usar como género no marcado es lo más lógico.

Pese al recibimiento, Pan quedó fascinada enseguida por el elenco variopinto que poblaba el comedor. Los tonos de piel, los peinados, la ropa… De algunes podía intuir la procedencia por lo poco que sabía sobre aquelles regiones; otres eran un completo misterio para ella.

Por lo demás, ya que hablamos de narrativa, el estilo de Felicidad Martínez es rico y muy cuidado, abundante en descripciones para lo que estamos acostumbrados hoy en día. Estas pueden ralentizar en ocasiones puntuales la trama, pero sin ellas no estaría tan bien reflejada la riqueza del paisaje humano. Además, contribuyen a que la historia sea muy visual, casi cinematográfica en algunos pasajes.

Los momentos de más acción están muy bien resueltos en general, sin eludir sufrimiento o sangre si resulta necesario. Quizá, en algún momento como el torneo, algunos cambios de perspectiva o momentos de introspección me rompieron un poco el ritmo de los combates, pero es un detalle menor. Además, en ambos casos esas dilataciones del tempo narrativo otorgan dramatismo a la acción.

Reflexión con colorines

Vivimos unos tiempos en que muchos siguen asociando «fantasía adulta» con el pesimismo, la grisura, los personajes cargados de cualidades negativas, el exceso de violencia (o las violaciones gratuitas), yPakminyo.Dragon.LibrosProhibidos el desespero… Felicidad Martínez demuestra que se puede crear una ficción llena de matices, madura y que invite al lector a reflexionar, tanto sobre lo ocurrido en la novela como sobre nuestra propia realidad, con una historia colorida y maravillosamente imaginativa.

Pakminyò no dejaría de ser una gozada si hubiese optado por un desarrollo más ligero. No obstante, precisamente su forma de eviscerar la eusociedad o de abordar los conflictos sin tapujos, desde múltiples perspectivas, son puntos fuertes en su desarrollo. Además, refleja muy bien las contradicciones personales a las que nos enfrentamos cuando descubrimos el lado oscuro de nuestra sociedad o debemos encarar nuestros sesgos personales. Y también otras cuestiones que no mencionaré para destripar la historia.

Un punto importante, y considerando que solo llevamos un tercio de la trama principal, es que los conflictos personales o las desavenencias entre territorios se usan para demostrar que es posible mejorar y cambiar las cosas con el estímulo adecuado. No sé cómo se resolverá el final de esta historia, pero confío en el buen hacer de Felicidad Martínez para que las entregas restantes de Pakminyò resulten igual de satisfactorias que este primer volumen.

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Ilustración Saol, obra de PREZ. Ilustración interior de Pakminyò.

Foto abejas y lavanda de Castelguard en Pixabay.

Ilustración dragón, obra de Victoria Borodinova vía Pixabay.