Virginia Buedo: A la sombra de mi sombra

Portada de A la sombra de mi sombra, de Virginia Buedo

Año: 2020
Editorial: Cerbero
Género: Novela corta (fantasía)

Obra perteneciente a la sección oficial de los premios Guillermo de Baskerville 2020

Durante los últimos años se habla de una nueva generación de escritores. No solo porque sus primeras publicaciones se enmarquen en el último lustro, sino también por un interés generalizado por temas como el feminismo, la representación de colectivos oprimidos como el LGTB, la población racializada, personas neurodivergentes o con diversidad funcional. Con menos asiduidad, también se observa el tratamiento de enfermedades mentales, sobre todo las que tienen que ver con la ansiedad y la depresión. Ya lo vimos en el caso de Micosis o Desollada. En el caso de A la sombra de mi sombra, solo con leer la sinopsis ya podemos hacernos una idea de que este tema también será abordado por Virginia Buedo en su primera novela corta.

Las sombras que no vemos

La historia arranca con la primera visita de Jon al Axis, un lugar entre planos al que accede en sueños y donde se reúne con una especie de comité al que informa de manera periódica sobre su misión. ¿Cuál es esta? Vigilar las sombras de la gente. Pero no las que produce la luz sobre nuestros cuerpos, sino las que produce nuestra mente. Dejaré que nuestro protagonista lo explique:

En pocas palabras, tu mente crea una entidad formada por todo lo que temes y rechazas, todos tus sentimientos de tristeza y rabia contra ti y contra el mundo, todo lo que no deseas ser, todo lo que te desestabiliza. Eso es una sombra. Y la sombra intenta alimentarse de ti.

Ya sabemos por dónde va el asunto, ¿verdad? Buedo trabaja continuamente con este paralelismo, estableciendo una doble lectura, la literal y la metafórica. En realidad, toda ficción es susceptible de albergar esta dualidad. La diferencia reside en que en A la sombra de mi sombra no trata de ocultarse. Yo, que he padecido depresión, me he sentido plenamente identificada más que con los personajes, con la situación: siempre hay algo que te acompaña que no ves, pero que pesa como un ladrillo, luego como una pared, hasta que parece que llevas todo un edificio sobre la espalda. Uno que, para más inri, te susurra, trastoca tus pensamientos, hasta que no eres capaz de distinguir quién eres en realidad. Esta situación queda retratada a la perfección en el personaje de Enzo.

Y es que la mayoría de sombras que ve Jon son pequeños entes semitransparentes que apenas llegan a la rodilla. En algunos casos, trepan hasta la cintura. Sin embargo, ninguna se acerca a la inmensa mole oscura que persigue a Enzo. A pesar del pasotismo del protagonista, no puede ignorar la presencia de esta sombra, y menos aún cuando observa un comportamiento anómalo en ella: se dedica a devorar las sombras de los demás. Ante esta situación, Jon deberá entender lo que está ocurriendo y solucionarlo antes de que el comité del Axis decida tomar medidas más drásticas.

La sombra de una relación

Sombras sobre una paredUna vez pasado el primer contacto, Jon se nos presenta como alguien bastante… empanado. Voy a utilizar el mismo adjetivo que sus amigas Laura y Camila, pero en un sentido menos gracioso. Jon no se aisla de la conversación porque esté pendiente de su trabajo, es que en realidad no le importa nada. Es un empanado de la vida por decisión propia. Tiene la delicadeza de un hacha mal afilada. Me ha resultado insoportable. Lo cual es todo un logro, porque siempre suelo conectar con algún aspecto de los personajes y, por cómo se desarrolla la historia, creo que es algo totalmente deliberado.

Jon demuestra en cada uno de sus intentos que no sabe tratar con Enzo. Alguna de las escenas me han violentado bastante y me han hecho conectar enseguida con Enzo. Más que por la enfermedad, por su manera de reaccionar a los intentos de Jon de acercarse a él. Y es que lo único bueno que muestra nuestro vigilante de las sombras es que la actitud de Enzo tampoco es nada sana. Enzo tiene la malsana costumbre de echarse el mundo (y a la sombra) sobre los hombros, y eso hará que aguante los desastrosos acercamientos de Jon, mientras él persiste en su empeño porque, de alguna manera que se descubrirá al final, Enzo le llega a importar de verdad.

A la sombra de mi sombra es, más que la resolución de un problema, la construcción de esa relación. Y ahí es donde entra el primer aspecto de la novela que no me ha convencido: es demasiado corta para elaborar una relación tan compleja. No porque la novela en sí sea breve. Sin duda, cuenta lo que quiere contar, pero sí que se me ha hecho una relación complicada de creerme en tan poco espacio.

Sin embargo, hay algunas escenas que me han parecido muy bien conseguidas, como la de la cafetería. La confusión de Enzo, la vergüenza de Jon. Buedo demuestra que sabe hacer funcionar la acción y los personajes, y para ello se vale de un estilo fluido que invita a seguir leyendo, regalándonos la lectura en ocasiones con metáforas muy bien logradas.

A la sombra de la sombra

Nudo con pinchosParalelamente a estos acontecimientos, al principio de la novela se plantea un misterio que el lector espera que se resuelva. Y esa resolución es todo lo que debería pedírsele: no solo cierra la narración, sino que la cohesiona con gran fuerza, dando sentido a la trama y al personaje de Jon. Sorprende y abruma y te deja dándole vueltas a muchas cosas, que es de lo mejor que te puede ocurrir con una buena lectura, y esta lo es. No obstante, me genera dudas el significado de ese final.

Recordemos que todo el rato hablamos de dos niveles de lectura, el literal y el metafórico. Y el metafórico, como es obvio, puede ser muy subjetivo. Como es difícil explicarlo sin hacer spoiler, lo dejaré en que sigue sin cuadrarme del todo la relación entre los protagonistas, me genera sensaciones contradictorias. Es como un resquemorcillo detrás de la oreja, algo que me dice: esto no está tan bien como parece.

Creo que es importante que se hable sobre ello. Hablar de salud mental no es nada fácil. Cada persona lo vive de una manera diferente y si leéis otras reseñas lo comprobaréis. Pero sí que creo que hay un elemento de la ecuación que se ha dejado de lado y es la búsqueda de ayuda profesional. Jon intenta que Enzo deje de alimentar a la sombra sin ser ningún profesional, por no hablar de su falta de tacto. Empatizar con alguien forma un vínculo, se puede crear una relación muy fuerte y ayudar mucho a superar una depresión, pero no tiene por qué ser suficiente. Y, dado que la novela profundiza en muchos aspectos de la depresión, me ha faltado este pequeño toque.

Aun con ello, y dado que es una apreciación personal, os invito a leerla. Al final, lo que plantea la literatura es una reflexión y, formalmente, A la sombra de mi sombra no tiene muchas pegas. La novela es coherente, fluida, no se olvida de lo grises que pueden ser los personajes y habla de un tema que aún debe desestigmatizarse mucho. Al contrario que otras novelas sobre la depresión, A la sombra de mi sombra toma una posición más alejada gracias al punto de vista de Jon. No resulta tan desgarradora como cuando se narra en primera persona, como ocurre en los ejemplos que he mencionado al principio. Así que si alguien tiene curiosidad y no se atrevía por la respuesta psicológica que pudiera causarle, creo que este es un buen punto de partida.

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