Título original: The Philosopher and the Wolf
Idioma original: Inglés
Año: 2009
Editorial: Seix Barral
Género: Autobiografía
Valoración: Muy recomendable (para angloparlantes).
Mis compañeros de trabajo me regalaron este libro por mi último cumpleaños. En el curro he de decir que soy algo así como “la friki” (si es que alguien puede destacar por su frikismo en un grupo de filósofos) por ser vegetariana y sentir cierta debilidad por los animalicos. Por ello (y porque yo se lo pedí con indirectas muy poco indirectas) eligieron este libro como mi regalo. El autor es, además, uno de mis filósofos favoritos, así que el libro prometía mucho. Y no me defraudó.
Mark Rowlands es uno de los filósofos de la mente más importantes que hay ahora mismo vivos. Los libros que escribe en esta temática son de un carácter marcadamente técnico que los hace inaccesibles para el común de los mortales (yo incluida). Al mismo tiempo suele reflexionar y escribir sobre otras temáticas, entre las que destaca la defensa de los derechos de los animales. Son los libros de este género, como Animals Like Us (Verso, 2002), los que hacen de él uno de mis autores preferidos. Pero esto no es todo. Además es muy aficionado a tratar de acercar la filosofía a los no iniciados con libros de divulgación muy divertidos como The Philosopher at the End of the Universe (Thomas Dunne, 2004), en el que explica conceptos filosóficos clave a través de referencias a películas de ciencia ficción como Blade Runner o Matrix.
El Filósofo y el Lobo se encuentra dentro de esta última categoría. Es un libro de divulgación filosófica, pero si hay algo que lo hace realmente especial es que se trata, al mismo tiempo, de una autobiografía. Y sí, es cierto que la autobiografía de un filósofo no suena demasiado apetecible, pues no solemos ser personas con vidas demasiado interesantes. Pero este caso es una excepción, pues el libro narra los diez años que Rowlands convivió con un lobo. Y no es que el tipo se fuera a las montañas a vivir como el probe Migué, sino que un día vio un anuncio en un periódico que decía “se vende lobo” y se compró un lobo.
Convivir con un especimen tal no es moco de pavo, como podréis imaginar. Rowlands nos cuenta en este libro las peripecias por las que pasó en este tiempo y no os cuento más para no spoilearos. Al mismo tiempo, va intercalando estos episodios autobiográficos, que a veces son tiernos, a veces desternillantes y a veces tristísimos, con excelentes y lúcidas reflexiones filosóficas que enlazan sus experiencias con el pensamiento de autores como Kant y Nietzsche. La prosa de Rowlands es, como siempre, ligera y divertida, muy lejos del carácter parco y aburrido que suele tener la filosofía. Todo esto hace del libro una delicia, aunque he de advertir a los más blandengues de que se llora, y mucho. Así que preparad el paquete de Kleenex.
Por lo demás, simplemente una advertencia. La traducción al español es para matar a la editorial, así que si podéis, leedlo en su idioma original. ¡Que lo disfrutéis!