Título original: Bloodchild and other stories
Idioma original: Inglés
Ilustraciones: Nadia Barkate
Año: 1995
Editorial: Consonni (2020)
Traducción: Arrate Hidalgo
Género: Libro de relatos (ciencia ficción)
Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020
Octavia Butler advierte en el prefacio de este libro cuánto odia escribir relatos. Octavia, al mismo tiempo que dice esto, entrega con «Hija de sangre» uno de los relatos más memorables y brillantemente escritos del género de la ciencia ficción. El libro que Consonni pone a nuestra disposición no es un libro al uso; en él su autora establece una relación de inusitada intimidad con sus lectores a través de los paratextos ―este prefacio que mencioné y los epílogos que acompañan a cada uno de los escritos que lo componen―. Esto lo convierte, más allá de los temas agudos, complejos y medulares que trata, en un libro sobre la escritura y sobre la formación de un escritor. Está compuesto por siete cuentos escritos entre los años setenta y los noventa, y dos artículos sobre la escritura; y todos constituyen una demostración técnica y, también, una lección sobre la perseverancia y el constante aprendizaje en la vida de alguien que decide hacer de la escritura una carrera.
Butler, quien fuera en su momento, y por demasiado tiempo, la única escritora negra de ciencia ficción en los Estados Unidos ha sido, sobre todo, una de las narradoras más efectivas, perspicaces e influyentes del género. Alcanzó el no deleznable estatus de vivir expresamente de su escritura y en vida recibió los más altos reconocimientos de su gremio: dos premios Hugo ―por los relatos «Sonidos de habla» (1984) e «Hija de sangre» (1985), ambos incluidos en esta antología―, un premio Nébula y el Premio Locus; además fue la primera escritora de ciencia ficción en recibir una Beca MacArthur y como culminación de su carrera le fue entregado en el año 2000 el PEN Lifetime Achievement Award.
Leer este libro es implicarse sentimentalmente con su autora, asistir a su maduración escritural; participar, impotente, de las injusticias y sinsabores que tuvo que vivir. Sin embargo, salimos de él amándola más, porque llegamos a entender los detonantes de sus rasgos estilísticos y de sus principales preocupaciones y leitmotivs; amando su aspereza, su beligerancia y su renuncia a rendirse.
Los complejísimos mundos de Butler
Cada uno de los textos de este libro cuenta una historia, incluso los dos ensayos; sin embargo, hay que aclarar que no todos los relatos incluidos aquí son de ciencia ficción. Encontramos en esta nómina realismo, fantasía y un texto que transcurren entre una nebulosidad que confunde realidad con delirio. No obstante, me gustaría detenerme en tres de estos relatos, que considero los mejores, y pertenecen todos al género de la ciencia ficción. Estoy hablando de «Hija de sangre», «Sonidos de habla» y «Amnistía».
Rye se dio cuenta, demasiado tarde, de que el hombre podía leer. Seguramente también podía escribir. Súbitamente, lo odió, con un odio profundo y amargo. ¿Qué le importaba leer y escribir a él, un hombre hecho y derecho que se pasaba el día jugando a polis y cacos? Pero él sabía leer y escribir y ella no. Y siempre sería así. Sintió náuseas de tanto odio, frustración y celos. Y a solo unos centímetros de su mano había un arma cargada.
Más allá de sus tantas veces aclamada capacidad imaginativa, Butler es una orfebre a la hora de estructurar sus narraciones. La entrega premeditada y concisa de información, el apoyo en los diálogos, los detalles dejados a la manera de pistas en las escenas, colaboran para atrapar el interés del lector. Luego, posee una gran capacidad para crear personajes redondos y nítidos en muy pocas páginas. Estas circunstancias se dan en los tres cuentos antes mencionados.
De «Hija de sangre» se ha dicho que es un relato sobre la esclavitud y así pudiera parecer durante buena parte de la historia. Los humanos conviven en un planeta distinto y lejano con una raza alienígena inteligente. Esta raza, que es descrita como una especie de insectos parecidos a los ciempiés, establecen con los machos de nuestra especie una relación de «colaboración reproductiva» ―diré, con tal de no incurrir en spoilers―. Y es este precisamente el detalle que lleva a negar esta interpretación del cuento como un relato de abuso, esclavitud y sometimiento de la Humanidad ante una especie poderosa y maligna. A los humanos del cuento nunca se les arrebata la capacidad de elección. Butler, al llevar al extremo de lo doloroso y lo grotesco el acto de alumbrar, de dar a luz a nuevos seres, consigue que nos cuestionemos si nuestra manera propia de hacerlo no es igualmente abominable, y lo que simplemente sucede es que la hemos normalizado. Y esta reflexión la consigue a través del despliegue de un universo de gran complejidad, poblado de personajes de un innegable realismo.
La capacidad de elección, el libre albedrío de los personajes ante las situaciones más adversas es un elemento que va a aparecer en muchos de los relatos de Butler. Es por esto que se suele hablar de la esperanza que pervive al interior de su pesimismo. Y creo que decir «pesimismo» para hablar de la obra de Octavia Butler es decir mal. Hay crudeza, hay dolor, hay escenarios distópicos ―como ocurre en «Sonidos de habla»― pero la autora deja siempre un resquicio para que sus personajes puedan realizarse, para que capitulen, se adapten, evolucionen. «Sonidos de habla» plantea un escenario en que la Humanidad ha perdido la capacidad de comunicarse mediante lenguaje oral o escrito; una sociedad que se ha vuelto salvaje, más violenta y resentida; pero que, al mismo tiempo, ha tenido que inventarse nuevas formas de ser.
Pero creo que la muestra más evidente de concesión, de tensar hasta el límite el potencial de adaptabilidad de los humanos, la muestra Butler en «Amnistía». A la Tierra ha llegado una raza, casi inefable, de alienígenas a los que se les llama «Comunidades», pues son seres múltiples y distintos a cualquier referente que los humanos pudieran tener. Para el momento de la historia que cuenta el relato llevan algún tiempo entre los humanos y han empezado a establecer contratos de colaboración. Butler, con este y otro cuentos, desmonta cuanto estereotipo existe sobre invasiones alienígenas, muestra a los ocupantes como seres curiosos, que aprenden de sus errores y buscan colaboración e intercambio; mientras son los humanos los que se comportan de la manera más cruel, incluso con los de su misma especie. Esta relativización está presente en todo el libro; nada es lo que parece cuando se mira con suficiente atención.
Afrofuturismos
Al hablar de Octavia Butler o Samuel R. Delany pareciera casi inevitable tener que colar en algún momento de la conversación el término «afrofuturismo». En Hija de sangre y otros relatos prácticamente todos sus protagonistas son personajes negros o racializados. La raza es un asunto que está siempre presente, implícita o explícitamente, en la obra de Butler; la discriminación, la segregación y los prejuicios raciales fueron vividos por la autora en carne propia. Sin embargo, Butler amuebla sus mundos con personajes negros que no necesariamente tienen «problemáticas negras»; sencillamente porque el interés que pudiera tener un personaje negro no empieza y termina en su raza y sus derivaciones sociales. La pregunta: «¿de qué sirve la ciencia ficción a las personas negras?» le fue formulada muchas veces a la escritora a lo largo de su vida, a veces, en momentos históricos en que quizás no era tan descabellado plantearse esa interrogante.
¿De qué sirve la reflexión sobre el presente, el futuro y el pasado que ofrece la ciencia ficción? ¿De qué sirve su tendencia a advertir de peligros o a considerar formas alternativas de pensar o hacer? ¿De qué sirve un análisis de los posibles efectos de la ciencia y la tecnología, o de la organización social y la dirección política? Los mejores ejemplos de ciencia ficción estimulan la imaginación y la creatividad. Saca a los lectores y escritores del camino trillado, de la estrecha senda de lo que «todo el mundo» dice, hace, piensa, sea quien resulte ser «todo el mundo» ese año.
¿Y de que le sirve todo esto a las personas negras?
Entiendo que existe actualmente todo un movimiento afrofuturista, de segunda ola, que son escritores y creadores que funcionan a la par como activistas, como conferencistas y agitadores culturales; que proponen una visión panafricana de su arte o su literatura y que recolocan a sus antecesores en el lugar central que debió siempre otorgárseles. Conozco a estos activistas, he estado con ellos. Sin embargo, al leer estos relatos de Butler no encuentro una manera no impositiva de etiquetarlos como «afrofuturistas». ¿No es acaso natural que la primera escritora negra de ciencia ficción imaginara a otras personas negras como protagonistas de sus creaciones? Esto Butler lo hace como una consecuencia lógica de su vida; es una acción política y premeditada solo en la misma medida en que lo es su mera existencia en un panorama del género repleto de hombres blancos. Por eso siento que cada vez que ponemos, a diestra y siniestra, esta etiqueta a escritoras y escritores negros, solo por el hecho de ser negros, no porque se hayan autoproclamado así y constituya este su modus operandi, estamos cayendo, en el mejor de los casos, en una trampa de marketing que, mínimo, reduce sus obras a ciertos temas e intereses. Y en el peor de los casos, estamos, otra vez, relegando a estos escritores a la parte trasera del autobús o, al menos, a un espacio distinto del que ocupa el resto.
Se puede estar hablando de este libro por mucho tiempo. De hecho, se debería hacer. Por el momento, solo me gustaría llamar la atención sobre dos aspectos que suelen olvidarse a la hora de una reseña: la muy buena selección de las imágenes, tanto de portada como interiores, que acompañan el libro, creaciones de Nadia Barkate, y la magnífica traducción ―como ya nos tiene acostumbrados― de Arrate Hidalgo, que permite sumergirse en los mundos creados por Butler sin interrupciones ni sobresaltos, en una lectura fluida que se presiente fiel a la de su lengua original.
Dicho esto, Hija de sangre y otros relatos es un libro hermoso y necesario, que sirve para introducir a los lectores que no la conocieran ya, en la obra de una de las escritoras más interesantes y audaces de la ciencia ficción; y para aquellos que la admiraban de antes resulta un texto entrañable que les permitirá estar más cerca que nunca de su autora.