En este artículo vengo a hablar de la omnisexualidad, pero existen, en la actualidad, una gran cantidad de etiquetas para referirnos a diferentes tipos de orientaciones sexuales. Si entramos en microidentidades, todavía más. No son oficiales, pero sí hay quien las utiliza de guía para darle nombre a sus experiencias y validarlas, aunque sea para sí mismos.
Nos faltan por crear más si nos metemos en el terreno de la ciencia ficción porque encontramos personajes no humanos. La sexualidad ya es diversa y, si miramos al futuro, lo será todavía más. Si algo tenemos que tener claro es que el ser humano es un animal social y, si conocemos a los aliens, vamos a querer interactuar con ellos. De todas las formas posibles. Sí, somos así.
Como escribió Catherynne Valente en su novela Space Opera (traducción libre):
Cuando vengan los extraterrestres, habrá una cola para luchar contra ellos y otra para follar con ellos, y la segunda será más larga… en años luz.
Probablemente esta sea la única afirmación que pueda hacer a lo largo de todo el artículo, porque más que aclarar cosas vengo a poner dudas sobre la mesa. Para encontrar respuestas primero hay que hacer preguntas. Y puede que no nos estemos haciendo las suficientes.
¿Qué término sería el idóneo para decir que me quiero pencar al alien que ha bajado de esa nave espacial tan chula?
La palabra omnisexual existe y esta sexualidad tiene su bandera propia. De hecho, hay un conflicto abierto entre la bisexualidad y la pansexualidad por ser términos intercambiables. Existe otro entre la pansexualidad y la omnisexualidad también por la similitud entre las etiquetas. Esta última apenas se considera, por eso he creído que podría ser la palabra más correcta para este artículo. O en el futuro. Ya que los prefijos pan- y omni- equivalen a totalidad (de orígenes griego y latino respectivamente), pero se refieren a la totalidad humana, alguna de estas palabras podría ser cedida para incluir algo más que a las personas. Otro tipo de totalidad: la espacial.
A pesar del título que lleva el artículo, ni siquiera esta única palabra podría ayudarnos a englobar todas las atracciones y tipos de amor que podrían existir hacia otros seres extraterrestres. ¿Qué término se usaría cuando haya dos especies de aliens pero solo quieres incluir a una de ellas y tu atracción por los seres humanos? ¿Sería legítimo excluir a alguna? ¿Nos excluirán a nosotros? ¿Sería cuestión de incompatibilidad sexual o sería a nivel romántico? ¿Tendrían ellos también el dilema de crear una nueva palabra para designar estas relaciones sexoafectivas? ¿La tendrían ya creada antes de encontrarnos?
Por más que hablemos de este tema siempre surgirán dudas por las que nos haremos preguntas. Y de ahí nacen las historias de ciencia ficción.
Del primer contacto a la parafilia y de esta a la orientación sexual
Una parafilia es un patrón de comportamiento sexual atípico que incluye otros objetos, situaciones, individuos o actividades desviados de la norma. Con una definición tan amplia, cualquier cosa puede considerarse una parafilia. Y lo hace dependiendo de las convenciones sociales de una época o lugar porque… ¿qué es la norma en lo sexual? Si alguien lo sabe, que no me lo diga, porque no le voy a creer.
Cuando tengamos el primer contacto con extraterrestres no serán la norma (si entendemos norma como lo tradicional frente a la novedad), desde luego. Querer mantener una relación sexual con ellos podría ser considerado una parafilia. Las parafilias, dependiendo del grado o la intensidad, pueden llegar a considerarse trastornos mentales. Sobre todo cuando influyen sobre aspectos cotidianos de la vida. Y no hace mucho tiempo la homosexualidad era considerada una enfermedad mental por una desviación de la conducta sexual.
No hay todavía un nombre oficial para interacciones con aliens porque no las tenemos. Los aliens, actualmente, solo pueden compararse con monstruos ficticios y en un concepto muy amplio. Y la gente que siente atracción por este tipo de bestias tiene lo que se llama teratofilia. Y puede que, con el tiempo, pase a ser omnisexualidad.
Esto, de nuevo, me llena la cabeza de preguntas. ¿Estamos enfermos los escritores de ciencia ficción por, prácticamente casi todos, asumir que vamos a llegar a tener ese contacto? ¿Hay algo de esperanza y de aprendizaje histórico? ¿La ficción que creamos hoy puede ayudar mañana a no discriminar?
Ejemplos de omnisexualidad: lo acepto o lo odio
Si nos ponemos a recomendar obras que que tienen personajes omnisexuales o en las que se trata la omnisexualidad como yo la he definido anteriormente, el primer nombre que se me ocurre es El largo viaje a un pequeño planeta iracundo de Becky Chambers. Esta obra etiquetada como hopepunk muestra dos relaciones humano-alien y sus particularidades. Una de ellas ya está instaurada al comenzar la novela. El capitán Ashby tiene una relación a distancia con Pei, una Aeluon. En este caso, son los aliens los que rechazan las relaciones interespecie por lo que la mantienen en secreto. La otra relación se desarrolla poco a poco durante la novela y, aunque no hay un rechazo directo sí que hay algo de miedo por las partes implicadas. Además de cuerpos diferentes, también lo es la cultura y las experiencias vitales. Aquí la palabra alien tiene el significado literal y el figurado como extraño y ajeno.
En Horizonte Rojo de Rocío Vega es donde se utiliza la palabra omnisexual como tal de la mano de Kirsten, ya que tiene un novio alienígena con el que mantiene una relación a distancia y juegan a videojuegos y charlan hasta las tantas. Otra persona de la tripulación de la nave acaba teniendo otra relación interespecie, por lo que no es algo tan extraño. Es bastante lógico que no haya solo una relación en obras de space opera que incluyen naves y viajes. He tenido el placer de preguntarle a la autora sobre cómo ha abordado ella este tema en general y me aclaró que en el mundo de Horizonte Rojo los humanos son los que más interesados están en tener relaciones con los aliens. Existe pornografía de este tipo y el resto de especies nos tiene por fetichistas y morbosos más que humanos con orientación omnisexual. Por supuesto, hay excepciones. Y, de hecho, la protagonista Kerr, es algo xenófoba (entendiendo xeno- como alien) y no es especialmente fan de este tipo de relaciones.
Amor o sexo: ¿qué siento por este alien? ¿Cómo se lo comunico?
En la antología Iridiscencia, Laura S. Maquilón participa con el relato «Desconexión». En este, además de haber un relato con una relación interespecie tiene la particularidad de ser a distancia y asexual. En realidad, no todo va de relacionarse con aliens sexualmente a pesar de ser una faceta curiosa de explorar. A veces los personajes solo quieren tener un romance con ellos. Intimidad. Que omnisexualidad lleve implícita la palabra sexo no quiere decir que lo tenga que haber necesariamente. También se engloba la ausencia de atracción sexual como una orientación. Y eso plantea muchas preguntas. ¿Qué es el amor romántico? ¿Cómo lo vivirían otras especies? ¿Se llegaría a un consenso entre diferentes interpretaciones? ¿Cuántos tipos de amor existen? ¿Coincidiremos en alguno siquiera?
En el I Premio Ripley tenemos el relato «Asimilación cultural» de Mar Vietes. La obra comienza con la llegada de un alien a la tierra, por lo que tenemos su punto de vista y ese choque cultural con el planeta azul. En concreto, vemos todo desde los ojos de una dagonian llamada Kidinnu a la que tratan en femenino, también bípeda y de estatura similar a un humano. Estas aliens son esbeltas, sin pelos y pueden tener la piel de colores. Tampoco presentan dimorfismo sexual. El relato tiene un tono cómico precisamente por el encontronazo y el punto de vista externo que sirve como crítica y mirada extraña. Así pues, mientras la dragonian estudia con extrañeza sobre feromonas, sonrojamiento y a las hembras con la que la confunden, tiene que aguantar que el humano que la aloja la llame atractiva y le dé flores, provocando sobre todo, confusión. De nuevo, miramos hacia los aliens pero también hacia nosotros mismos y nuestra interpretación.
En Cuentos para algernon: año IV encontramos «Renacido» de Ken Liu. Este primer relato de la antología habla de Joshua Rennon, un trabajador de la Agencia para la Protección de los Tawnin. Estos son una raza alienígena no binaria que comparte espacio con los humanos. Y también compañía. Se tratan temas como la xenofobia y el amor interespecie y hay una escena de carácter sexual entre un humano y un tawnin que incluye una unión entre cuerpos diferentes. Es otra forma de relacionarse que tenemos que tener muy en cuenta. Puede haber miembros de más o de menos, otras texturas y otras formas de acariciar o de hacer sentir al otro a quien se aprecia y se le tiene cariño.
¿Pero ese ser es inteligente? ¿Sabe que quiero algo más? ¿Va a pillar las indirectas o le tengo que hacer un pictograma?
Compañeros de caza de Rafa de la Rosa se mete de lleno en este tema. Es una novela corta apodada cariñosamente como «dinoporno» ya que incluye varias escenas sexuales. Lo gracioso es que la mayoría de reseñas claman haber sido engañadas porque lo que están leyendo es un «dinorromance». De la Rosa plantea el conflicto que habría si existiesen seres prehistóricos que tuviesen la misma inteligencia emocional que los humanos y ambos conviviesen en el mismo periodo de tiempo. Los humanos, mediante un proceso científico, ha conseguido traer de vuelta a los dinosaurios. No es la misma situación que encontrarnos con los aliens, pero también incluye un ente diferente. ¿Se desarrollarían amistades a un mismo nivel? ¿Amores? ¿Una relación sexual (entre mismos cuerpos) sería viable? Creo que es muy importante que en relaciones interespecie quede claro este punto ya que, si no, estaríamos hablando de otras cosas que no tienen que ver con amor o sexo.
Si nos vamos a la gran pantalla para ver la omnisexualidad, tenemos que hablar de La forma del agua de Guillermo del Toro. Esta película ha despertado el debate sobre si la criatura era inteligente o no. Los defensores, al creer que sí, lo ven como algo bonito a pesar de incluir un monstruo y producirse el fenómeno monster boyfriend. Quienes dudan de su inteligencia sienten repulsa porque una inteligencia subdesarrollada recuerda a un niño o a un animal que no puede consentir. Además, la criatura necesita de la humana para sobrevivir. No es una relación en igualdad, por lo que se reproducen dinámicas que, en principio, no son sanas. El lenguaje también forma parte del amor. ¿Hay un lenguaje gesticulado o un subtexto que se puede entender entre los humanos y los otros? ¿Cómo se le hace entender nuestra forma de amar a otros?
Más recomendaciones con otras formas de omnisexualidad:
La huésped de Stephenie Meyer tiene por premisa la invasión de unos aliens llamados Alma que se hospedan en humanos. La idea de compartir cuerpo o intercambiar cuerpo es algo que se ha tratado mucho en los fanfics, siendo un tag propio. Dentro de toda la ciencia ficción que hay, la premisa de compartir cuerpo y que de a una relación romántica o influya en otras y se forme un triángulo amoroso o sexual es interesante.
Empotradoras es una antología de relatos eróticos fantásticos que explora la sensualidad de criaturas y monstruos. Los relatos que son más de ciencia ficción incluyen robots o ciborgs. Quizá un proyecto similar pero centrado en alienígenas fuese interesante, porque sobre todo podemos hablar de fantasía en este compendio. La incluyo como recomendación porque actualmente es difícil diferenciar alien de monstruo al ser todo ficción. En cuanto a este artículo tienen el mismo valor.
¿Qué preguntas nos plantea el tratamiento de la omnisexualidad a los escritores?
Cuando he comenzado este artículo he dicho que iba a formular sobre todo preguntas. Y lo he hecho a lo largo de todo el texto. Sin embargo, quiero dar mi punto de vista sobre algunas cuestiones, que para algo soy escritora de ciencia ficción, el tema me interesa y pienso bastante en él.
¿Cuando se muestran relaciones entre diferentes seres se está criticando el pasado o advirtiendo del futuro?
Ambas son opciones válidas. Históricamente tenemos referencias de lo que ha ocurrido con cualquier tipo de relación que se salga de la heteronorma y de relaciones que no den lugar a la reproducción por ser antinatural. A pesar de que es un chiste recurrente el que si existen los aliens queramos mantener relaciones sexuales con ellos, soy de la opinión de que habría un movimiento reaccionario muy fuerte contra ello. Por nuestra parte y, quizás, también por la otra. Eso también se habría de tener en cuenta.
¿Se apoyarían las relaciones «heterosexuales» con especies que también tuviesen y consiguiesen descendencia? ¿Solo hay un tipo de omnisexualidad válida?
Es difícil de predecir, pero es una premisa interesante para cualquier historia. Los humanos somos una especie con dimorfismo sexual, pero eso no quiere decir que las especies alienígenas que encontremos la posean. Creo que sí se verían bien, al menos por un gran sector, ya que implicaría descendencia más poderosa y la supervivencia parcial de la humanidad.
¿Dónde está el límite en cuanto a amar? ¿En la forma humanoide? ¿En la inteligencia superior?
Personalmente me decanto por la inteligencia. No creo que las relaciones entre personas y alienígenas que tienen cuerpos distintos sean inmorales. Si hablamos de nivel inteligencia emocional, sí. En ese aspecto creo que daría lugar a tramas truculentas. Es cierto que Spock, de Star Trek, es un alien, pero las diferencias físicas con respecto a los humanos son nimias. Es más fácil ver en ese caso que se puedan crear relaciones entendidas dentro de la omnisexualidad, lo difícil es cuando tenemos organismos que parecen plantas o seres luminosos incorpóreos. De nuevo, existe más de un tipo de amor y más formas de relacionarse sexualmente que la coitocéntrica.
¿Hay que centrarse en el conflicto que habría o simplemente mostrar las relaciones como algo normal para apoyarlas?
Ya que, de momento, no está probado que haya ningún alienígena al que ofender o sea un tema candente que pueda herir a personas, lo mejor es explotar todas las caras e incluso hacer paralelismos. Estamos en el mejor momento en el que dar rienda suelta a la imaginación.
¿Realmente hay una forma correcta de abordar el tema del amor y la sexualidad con otros seres?
Lo único que tengo claro es que, en la ficción, no se busca solo una visión. Cuantas más obras traten el tema más diversa será la representación y no se verá que hay un sesgo marcado, sino que es un debate colectivo que se ha de tener. Cada uno tenemos una idea diferente sobre la sexualidad y es personal, válida y digna de compartirse.
Actualmente, este debate sobre amor y sexo lo tenemos mucho más presente en robots porque estamos viendo cómo evolucionan las IAs y las tenemos mucho más cerca. De igual forma, en un futuro puede que haya que distinguir entre los que aman a robots, androides e IAs. Quizá la robosexualidad no sea suficiente.
Siguen surgiendo más preguntas. Y yo pido que haya más escritores valientes que las intenten responder.
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