Sub luce maligna — Gonzalo Fontana Elboj

Título completo: Sub luce maligna. Antología de textos de la Antigua Roma sobre criaturas y hechos sobrenaturales
Autor y traductor: Gonzalo Fontana Elboj
Ilustraciones: Óscar Sanmartín (portada)
Año: 2021
Editorial: Contraseña
Género: Antologia de textos (terror, fantasía)

La nueva apuesta de la editorial Contaseña es Sub luce maligna, una compilación de textos clásicos dedicados a los monstruos que aterraban a la sociedad romana traducidos por Gonzalo Fontana Elboj, profesor de Filología Latina en la Universidad de Zaragoza.

Los miedos de siempre tienen un origen remoto

¿Quién no ha sentido miedo ante lo desconocido? Casas encantadas, fantasmas, brujas, licántropos, monstruos diversos. Infinidad de criaturas se pasean con gusto, sabiéndose dueñas de nuestros temores. Nos acechan en la oscuridad, aterrorizándonos desde los cuentos infantiles y permaneciendo con nosotros aún durante nuestra etapa adulta.

Habrá quien culpe al cine y la literatura de haber sembrado con tan terroríficas criaturas el imaginario colectivo del mundo sobrenatural. He de decir que esas personas se equivocan señalando a la ficción contemporánea como culpable. Pues aunque no sea un hecho conocido por el gran público, todos estos seres han vivido con nostros desde la Antigüedad. O como mínimo, desde el tiempo de los romanos.

¿Pero temían nuestro antepasados romanos del mismo modo que lo hacemos nosotros? A esa pregunta responde Sub luce maligna, obra del profesor Gonzalo Fontana Elboj.

Sub luce maligna: cuando lo sobrenatural y lo terrenal andan juntos

Nos encontramos ante una antología de textos clásicos latinos traducidos por el propio Fontana Elboj que ahondan en el origen de los monstruos y las entidades sobrenaturales más conocidas de Occidente. Cada capítulo se dedica a una criatura o fenómeno que nosotros consideraríamos fantástico.

No así los romanos. Tal y como Fontana narra en el prólogo, los ciudadanos de Roma no comprendían el mundo como una suma de dos realidades (la racional y la sobrenatural), sino como un único escenario en el que los seres y moradores del Más Allá podían intervenir, deambular y herir a los atados a la vida. En un espacio donde hasta las piedras poseían espíritu, ¿cómo iban a renegar de los fantasmas?

Partiendo de esta mentalidad, enfocamos cada capítulo de Sub luce maligna como una puerta hacia una realidad de naturaleza sobrenatural, empezando por las descripciones del Inframundo y culminando nuestro periplo en la sangrienta historia de la Casa Imperial.

Sus ropas mudáronse en pelo; sus brazos, en patas,

y él, en lobo, más guardaba todavía algún vestigio

de su antigua apariencia. Su canicie es la misma,

la misma es la violencia de su semblante.

Sus ojos brillan de la misma forma.

Es la propia imagen de una bestia

—Ovidio, Metamorfosis I 205-239

Todo ello tras haber explorado la naturaleza de monstruos como los licántropos y los fantasmas, bien conocidos por todos. Y de haber explorado los peligros de las maldiciones o las bondades de los filtros de amor. Y es que además de en los monstruos, los romanos creían en la magia y dedicaron numerosos rituales tanto a hacer el bien como a desear las más terribles calamidades a sus vecinos y enemigos.

Dudaban sin embargo de algunas criaturas fantásticas. Dragones y estriges, si bien pueblan numerosos mitos y leyendas, se tenían en la opinión pública por seres imaginarios. Eso no impidió, sin embargo, que sus hazañas y daños se incluyesen también en los textos de prestigiosos historiadores y cronistas.

Como decíamos en el párrafo anterior, por mucho que se dudase de su existencia, el mito era tan tangible para los romanos que no era posible para ellos desligarlo de la realidad histórica.

Libro de consulta, no de lectura

Tal y como indica el autor en el propio prólogo, este libro nace de la intención de «poner ante el lector una recopilación de textos latinos […] sin otro propósito que el de brindarle un paseo literario». Pero que nadie se lleve a engaño. Sub luce maligna no es una obra pensada para la lectura recreativa, sino que ha sido concebida como un compendio de textos clásicos para ser consultados.

No significa esto que no pueda convertirse en un buen libro para acompañarnos en las noches de ocio lector. De hecho, incluye capítulos muy distendidos; por ejemplo, el dedicado al humor negro de los romanos. Pero tanto la bibliografía que incluye como la estructura de la obra, llena de referencias y párrafos explicativos del propio Fontana Elboj, se prestan más al uso en investigación y docencia que a la lectura.

Sub luce maligna es pues, a mi parecer, un muy buen manual para comprender cómo concebía el mundo sobrenatural la sociedad romana y de qué modo encaraban aquellos terrores que aún hoy pueblan nuestras pesadillas y los guiones de no pocas películas de género.