Título original: The Twisted Ones
Idioma original: Inglés
Año: 2020
Editorial: Titan Books
Género: Novela (terror)
Aprovecho estos Sábados Extra para hablar de una de una obra que me tuvo atrapada durante la recta final de este mes de octubre: The Twisted Ones. Novela de terror inédita en castellano, escrita por Ursula Vernon, que ya me ganó con La ladrona de tomates, bajo el alias de T. Kingfisher.
Al final de la reseña, encontraréis una traducción aproximada, dentro de mis limitaciones, de las citas.
Favores que salen caros
The Twisted ones nos narra la historia de Mouse, una correctora freelance que, para hacerle un favor a su padre, acepta encargarse de desmontar la casa de su abuela, recientemente fallecida, situada en los bosques de Carolina del Norte.
La tarea no será tan sencilla. La casa lleva dos años sin tocarse; además, aparte de ser una arpía sin corazón (con perdón a las arpías), la abuela había almacenado kilos de periódicos viejos y otra basura. Incluso tenía un cuarto habitado por un ejercito de muñecas de porcelana y «nenucos» hiperrealistas.
En este punto, yo habría salido corriendo y dinamitado directamente la cabaña.
No obstante, Mouse decide intentarlo. Cuando se instala en el dormitorio de Frederic Cortgrave, el segundo marido de su abuela, descubre un manuscrito redactado por este. En él habla de un libro que su esposa puede haberle robado y está intentando reproducir a máquina. El hombre parece haber desarrollado una obsesión paranoide con el bosque y lo que este oculta. Además, repite un mantra muy perturbador:
And I twisted myself about like the twisted ones and I lay flat on the ground like the dead ones.
Como he comentando antes, la protagonista es correctora. Un manuscrito misterioso no es algo que pueda dejar pasar. Así que decide quedarse unos días más. Mientras sigue recogiendo basura, intenta localizar el supuesto libro robado o su transcripción. También elabora explicaciones racionales cada vez que presencia algo inquietante.
Olé por la narradora
Dos de los puntos fuertes de esta novela son el tono de la misma y el modo en que Kingfisher genera una tensión creciente.
Los elementos inquietantes se manifiestan poco a poco, incluso de forma esquiva, en los primeros compases de la historia. Algunos lectores pueden sentir que la trama tarda en arrancar; en mi caso, me enganchó desde el primer momento. Mouse hace interesante hasta un viaje al pueblo en busca de provisiones. Me encanta la ironía con la que lo cuenta todo; a ratos, hasta me hizo soltar alguna carcajada.
Like gargoyles, only not as friendly. You got the impression that gargoyles were there to chase evil spirits. These things look like they were there to chase away gargoyles.
Cuando llega la parte chunga, Kingfisher demuestra ser una maestra de lo siniestro. La novela está inspirada en El pueblo blanco de Arthur Machen; no obstante, The Twisted Ones posee personalidad propia y se disfruta (o sufre con gusto) perfectamente sin haber leído su predecesora.
Así, el momento en que Mouse se encuentra con el círculo de extrañas piedras, esculpidas con figuras humanas y antropomorfas retorcidas en posiciones imposibles, nada tiene que envidiar en inquietante al relato de Machen. Tanto la descripción de los grabados como el efecto que estos tienen en la protagonista resultan escalofriantes.
A lo largo de la novela somos testigos de escenas potentísimas y momentos que te obligan a contener la respiración por si el bicho de turno percibe tu presencia a través de las páginas.
El final es tremendo y demuestra un dominio de la tensión narrativa soberbio.
Hacía mucho que no gritaba mentalmente tantos «hostia, hostia, hostia» mientras disfrutaba de una novela.
De perretes y señoras de armas tomar
Kingfisher vuelve a demostrar la misma facilidad para crear personajes carismáticos que ya exhibiera con la Abuela Harken en La ladrona de tomates.
Mouse se hace querer desde el primer momento y, además de narrar con estilo, es un personaje bien trabajado. Por ejemplo, los conocimientos sobre flora que exhibe a lo largo de la historia no surgen de la nada, sino que son consecuencia de haber vivido con una tía botánica.
El hecho de que sea correctora por cuenta propia no es una mera justificación para su flexibilidad a la hora de compaginar trabajo y desmontar una casa en el culo del mundo. Ella piensa y actúa como tal. Ya no solo cuando la vemos atendiendo un encargo, sino cuando se enerva con las faltas gramaticales de Cortgrave o analiza los manuscritos del hombre como si estuviese valorando la originalidad y verosimilitud de una novela. Era leerla e imaginarme a mí misma, humilde escritora y reseñadora, teniendo reacciones parecidas.
Incidentally, I disbelieved in the semicolon. Getting adult authors to use semicolons is like pulling teeth. They distrust them. Teenage girls handwriting in journals do not use semicolons.
Aunque Mouse lleva el peso de la trama y no es una historia que se preste a tener un abanico amplio de personajes, está muy bien acompañada. Merece la pena destacar a dos personajes: Bongo y Foxy.
El primero es el perro de Mouse. Si en La ladrona de tomates, la protagonista convivía con Tembleques, el gato cobarde, Bongo es un sabueso de la variedad «reedbone coonhound» atolondrado y no demasiado útil como rastreador o protector, pero totalmente adorable. Está claro que a Vernon le gustan las mascotas caóticas.
Bongo protagoniza o es causante directo de muchas escenas y momentos geniales de la novela. Además, en su retrato, se nota el que la autora convive que animales y les tiene gran cariño. Son geniales, por cierto, las rupturas de la cuarta pared en la narración para dirigirse a la veterinaria del perrete cuando la narradora menciona, por ejemplo, alguna irregularidad en la dieta del mismo.
Foxy es una digna representante del club «Señoras Maduras de Armas Tomar que lo Molan Todo». Es una suerte de antigua hippy excéntrica que va por los bosques en botazas negras de tacón tan cómoda ella. También se convierte en una amiga y aliada para Mouse y demuestra ser un personaje tan rico en matices como resolutivo cuando la vas conociendo.
Un aplauso para The Twisted Ones
Si os gusta leer en inglés, el terror atmosférico y no os molestan los toques de ironía, dadle una oportunidad a The Twisted Ones. Es una grandísima novela y homenaje al terror de raíces pulp.
Si no, siempre podemos ofrecer sacrificios a Satanás o cualquier otra divinidad o espíritu al que profeséis culto para que alguna editorial se anime a editarla en España y la ponga en manos de une traductore que haga justicia a la novela.
Traducción aproximada y libre de las citas:
«Y me retorcí al modo del pueblo retorcido, y yací sobre la tierra como los muertos».
«Eran como gárgolas, pero no tan amistosas. Con las gárgolas te quedas con la impresión de que están ahí para espantar espíritus malignos. Estas cosas parecían estar ahí para espantar a las gárgolas».
«Ni por casualidad me creí el punto y coma. Lograr que un autor adulto los usase es como arrancarles los dientes. Desconfían de ellos. Las adolescentes no usan puntos y coma en diarios manuscritos».
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Imagen muñeca obra de Mabel Amber vía Pixabay
Foto bosque cortesía de Free Photos a través de Pixabay.
Imagen Sabueso de Eva Langrova vía Pixabay.