Autora: Jess Fink
Editorial: Distinta Tinta (2020)
Traducción: Beatriz Rubio Fernández
Género: Novela gráfica (steampunk/erótica)
Un romance victoriano, robótico y erótico
Si de algo son capaces las novelas gráficas es de dejar al lector enganchado, pero enganchado a una misma página sin despegar la vista y tocando el papel con los dedos para señalar las líneas trazadas. Este cómic me ha sido recomendado en numerosas ocasiones por quien sabe que soy una fanática de la erótica y si es con robots mejor. Y sí, ha sido un buen flechazo y un emparejamiento de 10 lo mío con este cómic. Jess Fink ha conseguido que no quiera pasar la página por querer centrarme en una misma viñeta y desentrañar todos los detalles, imaginarme las conversaciones de los personajes y maravillarme de las ilustraciones.
Chester 5000 XYV es una novela gráfica en tapa dura que mezcla unos potentes dibujos sinuosos y apenas unas cuantas onomatopeyas para hacerte viajar a 1889. Es el equivalente a una película muda hecha cómic. En 2017 ganó el premio Ignatz, y adelanto que es merecidísimo. Se podría rebautizar esta obra como «Señoras que son empotradas por robots hace mucho» si se quiere ser más explícito en el contenido. La escala de grises es también algo que acompaña a toda la historia, pero solo a nivel visual, porque la trama está llena de colorida erótica.
En la primera página tenemos las seis viñetas que nos dan el primer conflicto. El matrimonio de Priscilla y Robert no va todo lo bien que ella querría, pero él es un inventor, es decir: un hombre con recursos. Para solucionar su problema de estar tan ocupado crea un robot llamado Chester que se encargará de ser el amante de esta fogosa mujer. Ella es reticente en el comienzo. Con una llave pone en marcha al robot que comienza a satisfacerla como en principio ella querría. Pero no es así. Quiere que sea su marido quien tenga relaciones con ella. Dispuesta a salvar su matrimonio, Priscilla intenta por todos los medios que este le haga caso. La frustración que siente cuando no lo consigue hace que vuelva a lanzarse a los brazos del robot, quien guarda una foto de ella en un hueco en su pecho, donde estaría su corazón. Es aquí donde comienza una de las premisas de la historia. ¿Chester 5000 XYV es más que una máquina? ¿Se ha conseguido fabricar amor? ¿Que consecuencias tendrá?
Estas son apenas las primeras veinte páginas de las cuales la mitad son encuentros sexuales. Hay historia para rato.
Amor y sexo: el dilema de mezclar o separar
El gran conflicto de esta historia es sin duda esta combinación o desunión. Que Robert el inventor no quiera acostarse con su esposa no significa que no la ame, pero ella para sentirse amada necesita sexo y algo más: intimidad y conexión. Si ella no percibe ese amor la relación se deteriora y comienza a ir cuesta abajo. Este es uno de los grandes problemas que hemos vivido o viviremos a lo largo de nuestra vida. Hay quien no entiende el amor sin sexo y hay quien no entiende el sexo sin amor. Hay múltiples soluciones a este dilema. Unas pasan por entender y aceptar a la otra persona y sus condiciones, y otras son de comprensión de que el conflicto no se puede resolver. Robert es feliz con el arreglo que consigue para su esposa ya que cree que solo necesita sexo. El conflicto llega cuando Chester 5000 resulta ser algo más que un simple robot servicial y es un amante de pleno derecho con sentimientos por Priscilla que son correspondidos. Robert no quería ver eso. Chester 5000 XYV es una novela gráfica erótica por su pretensión, pero la trama romántica es lo que salpica todas las páginas y con diferentes parejas. Y vale la pena recordarlo. Las conexiones son importantes.
Chester 5000: no apto para remilgados y centrado en el placer de la mujer
Es un cómic erótico y erótica te vas a encontrar en grandes cantidades. Y la erótica en la literatura no significa que solo se ven pechos y se censuran los genitales. No. Está todo dibujado con detalle y es necesario. La erótica busca que el lector se vea afectado por el erotismo y Chester 5000 XYV cumple y con creces. No resulta vulgar porque es algo íntimo, fogoso y desenfrenado. Quieres que las escenas eróticas se sucedan unas tras otras. Entiendes por qué pasa lo que pasa.
Priscilla es una mujer necesitada de sexo, afecto e intimidad que se viste y se desviste de forma sensual. Chester 5000 es un robot muy bien construido y lubricado. Parte de la trama puramente erótica trata de los diferentes apéndices y aparatos específicos que tiene Chester para estimular a su amante. Todos estos están bien detallados, ocupando una página completa y cuya funcionalidad está explicada en un pie de página. Este es uno de los grandes aciertos de la autora, ya que, además de centrar el cómic en Priscilla, también lo hace en todas las formas en las que puede ser complacida además de la clásica penetración. Cabe recordar que actualmente los muñecos sexuales (que no robots o androides) que se crean para las mujeres solo cuentan con un miembro intercambiable y la posibilidad de que te lea poesía. La imaginativa steampunk victoriana está más avanzada. Este es uno de los aspectos en los que la realidad no supera a la ficción.
Por una parte, la existencia de estos sistemas muestran la atención que ha puesto el inventor y creador y por otra la de la máquina que desea usarlos por voluntad propia. Entre citas y revolcones vemos cosas muy originales y el desarrollo de la relación de ambos. Y, a pesar de esto, hay más personajes por descubrir en cuanto se avanza más en la trama.
El dinamismo de los marcos y la fluidez de la historia
El lector siempre marca el ritmo al que se hace una lectura, pero la autora ha creado un chorro imparable con las imágenes que te da la sensación de estar viendo una película. Las perspectivas exageradas y todas las curvas y la selección de viñetas explicativas y necesarias son un gran acierto por parte de Jess Fink. Lo erótico no quita que se esté contando una historia bien contada y con unas reflexiones profundas y una resolución a un conflicto. De hecho, quizá el que apenas haya palabras sea un gran acierto ya que la imagen te pega con puñetazos narrativos para hacerte entender lo que ocurre.
En los agradecimientos, Jess Fink menciona a Tom Hart por decirle que dibuja «unas tetas fantásticas». Y es cierto, aunque no solo merece la pena leerlo por eso. Pero ayuda. Mucho.
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Foto: PIOTR BENE en Unsplash