Rocío Vega: El pacto

El pacto. Portada. Libros Prohibidos

Ilustraciones: Cecilia G.F.
Año: 2019
Editorial: Cerbero
Género: Novela corta (fantasía)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020

Muchos lectores conocimos a Alec y Shivali en «La marca del hechicero» relato incluido en el primer volumen de La Compañía Amable. En El pacto ambos lidian con las cicatrices emocionales y físicas que les dejó su enfrentamiento con Violante y Trig. La hechicera, además, se verá obligada a plantearse en qué desea convertirse en un futuro quizá no tan lejano. Eso sin contar con las aventuras que puedan surgirles en el camino.

Un pacto con la buena fantasía

Hace ya más de un año, el primer volumen de La Compañía Amable fue responsable de que volviese a interesarme la fantasía medieval. O, al menos, una parte de esta. Su ambientación de inspiración andalusí, la creación de sociedades libres de machismo donde la diversidad está normalizada, aunque no todos los personajes estén libres de prejuicios, fueron los motivos por los que me animé a leerla. Luego ya, los personajes y la gran calidad de las historias me conquistaron. A mí y a un nutrido grupo de seguidores que han servido para erigirla como justa ganadora de los Ignotus a mejor antología y relato.

El universo creado por la autora es tan rico que de él no solo nacen historias protagonizadas por La Compañía o parte de sus integrantes, sino también por otros personajes que se han cruzado en su camino. En ese contexto nace El pacto, relato que, por un lado, nos muestra lo sucedido con Alek y Shivali tras los sucesos narrados en «La marca del hechicero», pero también sirve de puente con la próxima entrega de la serie principal.

Pese a lo alto del listón previo, no decepciona. Rocío Vega vuelve a demostrar su talento para retratar escenarios diversos, culturas y sistemas de magia bien trabajados —accesibles a todo tipo de lectores independientemente de lo acostumbrados que estén a leer fantasía o jugar a rol— y, ante todo, crear personajes muy humanos. Nos caerán mejor o peor, desearemos darles una colleja en un momento y al otro abrazarlos, pero sus debilidades, virtudes y matices los hacen tremendamente cercanos, aunque sean guerreros formidables o tengan sangre demoníaca.

Todo hechicero que se precie intentará crear pactos permanentes con criaturas de gran poder.

La historia, además, profundiza en las costumbres y creencias de los pueblos de origen nórdico, a los que Alek pertenece. Esto no solo añade riqueza al escenario o profundidad al personaje; también acrecienta la sensación de que estamos ante un mundo completo, con sus diversos países y culturas, rico en matices, frente al aislacionismo que se transmite a veces en literatura fantástica.

Por si fuera poco, en unos tiempos donde todavía se ve con demasiada frecuencia relaciones tóxicas retratadas como si fueran el culmen de lo romántico, Rocío nos muestra a una pareja que no está exenta de problemas, pero que comparten una relación sana y positiva.

Un buen cambio de perspectiva

Las historias que, de un modo u otro, te ofrecen otra óptica de una historia ya narrada son un terreno espinoso. Pueden resultar apasionantes, pero también demasiado redundantes; añadir complejidad a los personajes o caer en blanqueamientos y cabriolas de dudosa credibilidad para justificar que uno de ellos no es tan malo como parecía.

El pacto no roza siquiera ninguno de esos escollos potenciales. Al ser una continuación, no hay nada redundante en la historia y en «La marca del hechicero» ya veíamos que las integrantes de la Compañía se pasaban tres pueblos, aunque sus intenciones no fuesen malas; Alek era un buenazo y la rabia o los deseos de libertad y venganza de Shivali resultaban justificados, aunque hiciese gala de cierta prepotencia bastante peligrosa. Y en esencia, eso se mantiene en esta historia aunque conozcamos en más profundidad a nuestros protagonistas y sus pensamientos.El pacto- Matojos. Libros Prohibidos

Uno de los grandes aciertos de la autora es optar por una narración en primera persona del presente, intercalando capítulos narrados desde la perspectiva de Alek y la de Shivali. Si bien tradicionalmente se desaconseja para narrar escenas de acción, aquí, cuando está surge, está retratada con la buena mano habitual de Rocío. Además el monólogo interior permite explorar mejor los sentimientos de los personajes y, sobre todo, asistir al proceso de autodescubrimiento y autocrítica que atraviesa la hechicera.

Esos llantos contenidos son los peores, porque parece que te abren por dentro.

Conocer sus pensamientos más íntimos, también, nos hace quererlos más como pareja, porque no son solo sus acciones las que nos demuestran que son dos personas que se aman, se cuidan mutamente, se desean y, aunque puedan disentir, buscan acuerdos en lugar de manipular o intentar imponer voluntades. Chapó por esto. Necesitamos más parejas así.

Y ya, para cerrar este capítulo, cabe señalar que ese cambio de perspectiva también se traduce en el tono de la historia. Si las historias contemporáneas de la Compañía tienen un tono más oscuro y nos permiten ver cómo sus corazones se han ido oscureciendo, esta historia, aunque no exenta de crueldades, recupera un aire más esperanzador.

¿Podría leer El pacto sin conocer las aventuras previas de La Compañía Amable?

Es la pregunta que yo podría hacerme si no hubiese leído ya la antología madre y sintiese interés por esta novela corta. Y la respuesta rápida es: creo que sí.

Si bien la historia es consecuencia de un relato previo y su epílogo sirve de puente con el futuro volumen dos de La Compañía Amable, Rocío Vega logra crear una obra que tiene identidad propia. Digamos que se puede disfrutar a dos niveles distintos de lectura. El lector neófito no conocerá ciertas referencias ni cuál es el nombre en que Shivali no quiere ni pensar, pero podría seguir la trama principal y disfrutar de una buena historia. Los seguidores de La Compañía, por su parte, paladearan nuevos matices y sabores que añaden sustancia a lo ya conocido —la profundización en la cultura nórdica me resultó especialmente interesante— y, además, disfrutarán reencontrándose con algún viejo conocido.

Poco más me queda por decir. Solo recomendaros que le deis una oportunidad a esta novela corta. Si os gustó el volumen previo de La Compañía Amable, también disfrutaréis con El pacto. Y si no habéis llegado a catar ni una ni otra y os gusta la fantasía, animaos a leerlas.

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Foto Desierto plantas y Arbustos, obra de Free Photos, vía Pixabay