¡Deshágase la luz! — César Narganes

Título completo: ¡Deshágase la luz!
Autor:
César Narganes
Año:
2020
Editorial: Editorial Niña Loba
Género: Novela (ciencia ficción/humor)

¡Deshágase la luz! de César Narganes es una disparatada novela de primer contacto protagonizada por un turista alienígena, un caradura institucional y una intrépida reportera.

Obra perteneciente a la sección oficial de los premios Guillermo de Baskerville 2020

El primer contacto es un motivo clásico en la historia de la ciencia ficción que se ha hecho de mil maneras y aún puede hacerse de mil más. Hostiles, amistosos o incomprensibles, de El problema de los tres cuerpos a Sin noticias de Gurb, el encuentro de la humanidad con un alienígena por primera vez puede dar pie a situaciones insólitas y disparatadas. ¡Deshágase la luz! abunda en estas últimas.

El billete me picó moito obrigado

En ¡Deshágase la luz!, es Yu Yi-hoon, un científico de la Universidad de Arizona, quien tiene el privilegio de avistar el ovni por primera vez. Por una feliz casualidad cósmica, Yu Yi-hoon es un gran aficionado a los trenes y el ovni es una réplica exacta de una locomotora Mallard, tipo Pacific, con sistema Kylchap de doble extracción, diez vagones y pintada de azul Garter. Sin embargo, el que tiene el honor del primer encuentro en la tercera fase con el alienígena no es otro que Enrique, consejero del asesor del adjunto al teniente de alcalde de una localidad española sin nombre.

El alienígena resulta ser un ente incorpóreo y único en su especie, por lo que necesita habitar el cuerpo de Enrique, cosa que este decide usar en beneficio propio, presentándose ante el mundo como Khan (sí, el malo de Star Trek). Khan no es más que un turista cósmico, pero acaba trascendiendo un hecho insólito sobre él: se trata del creador de nuestro universo (accidentalmente; él estaba entretenido mirando un pedacito de nada absoluta, se despistó un momento y el trocito explotó). Y así comienza una alocada persecución a múltiples bandas entre Khan/Enrique y Valeria, la ex novia de Enrique y periodista de un medio local, su fotógrafo pagafantas, el Presidente de los Estados Unidos y la Primera Dama, elegantes asesinos de El Vaticano y una misteriosa sociedad secreta.

Cuando Valeria llegó a la redacción de El Plural había allí un revuelo mayor que la vez que se descubrió que el Presidente de la Diputación había utilizado abuelos de las residencias públicas como conejillos de indias antes de introducir en el mercado una variante del MDMA a través de una empresa tapadera que fabricaba gominolas.

Cuanto más os conozco, mejor me caen los pulpos

¡Deshágase la luz! Un pulpo. Libros ProhibidosNarganes opta por un tipo de humor más bien atemporal y no tan basado en la alusión a la cultura popular reciente; no se preocupa tanto de dar nombres propios como de nutrirse de arquetipos y estereotipos reconocibles para varias generaciones de lectores. Si bien el Papa de ¡Deshágase la luz! tiene acento argentino, aunque no se lo nombre en ningún momento, el Presidente de los Estados Unidos y la Primera Dama no se parecen a los habitantes de la Casa Blanca en el momento de escribirse el libro, aunque una pareja así podría llegar a tal puesto. Políticos y periodistas patrios, así como versiones caricaturescas de algunos poderes fácticos internacionales, se ponen al servicio del dúo caradura/inocentón que son Enrique y Khan, contrarrestados por la seriedad y solvencia de Valeria. Este cóctel de actitudes reconocibles permite al autor juguetear con sus personajes y ponerlos en situaciones disparatadas la mar de divertidas:

11:01 El ente conocido como Khan penetra sin autorización en el Hangar 3. Es testigo de la clasificación minuciosa de los componentes de la Mallard 4468. Transcribo sus palabras con la mayor exactitud posible: «Mi tren. Qué habéis hecho con mi tren. Cabrones. Os gusta desmontar cosas. Pues os vais a cagar». Los términos «cabrones», «mi tren» y «os vais a cagar» fueron repetidos un número indeterminado de veces.

11:04 Da comienzo lo que, según todos los indicios, es un ataque orquestado por el ente llamado Khan. El 99% de todos los vehículos y armamento que se encontraban en la base es desmontado en pedazos por una fuerza invisible. Los cuchillos de mantequilla y los cortaúñas resultan indemnes. Posteriormente, todo el material es lanzado por esa misma fuera a la bahía limítrofe, sumergiéndose bajo el extremo norte del Puente de Verrazano-Narrows.

Sin embargo, si hay una cosa que tengo que reprocharle a ¡Deshágase la luz!, es la clase de tratamiento estereotípico de las mujeres que emplea: todos los personajes femeninos de alguna relevancia que aparecen cumplen la función de esposas o parejas mandonas, cascarrabias y regañonas tan común en el humor de hoy y de siempre, pero esperemos que no de mañana. En el caso de la Primera Dama, funciona con bastante efectividad, pero cansa que todos los chistes en los que intervienen mujeres funcionen en esa línea. Incluso Khan y Enrique tildan a Valeria de mandona cuando esta le prohíbe a Khan que manipule su voluntad para que ella se enamore de él (cosa que podría hacer, pero afortunadamente ni siquiera intenta).

A pesar de este inconveniente, recomiendo el libro a quienes quieran pasar un buen rato con una historia de humor absurdo y disparatado de corte más clásico; Narganes tiene todo el potencial para convertirse en una voz de referencia en la literatura cómica independiente en español. Espero tener la oportunidad de leer su próximo título.

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Foto de Serena Repice Lentini en Unsplash