Ilustraciones: Calavera Diablo (portada)
Año: 2019
Editorial: Cazador de Ratas
Género: Novela corta (fantasía)
Continuamos este octubre de leer autoras con un desafío a dos clichés atufantes a la par que pertinaces: que las mujeres no saben escribir humor y que del feminismo no puede hacerse broma. Este desafío nos llega de la mano de Silvia Barbeito, autora de la magnífica Tormenta de corazones en llamas en la noche salvaje etc. etc., con una novelita corta escrita con anterioridad titulada Not All Demons.
Mi reino por un potorro
Cuando los teólogos, filósofos, especialistas en religiones comparadas y demás fauna —masculina, sobre todo— escribieran sus sesudos tratados sobre el acontecimiento, especularían con que su origen se había debido a algo más elevado, profundo e incomprensible y vestirían sus textos con palabras como «inescrutable», «insondable» e incluso «apotropaico». Y con citas en latín. Y en sánscrito.
Pero ella había estado ahí y sabía de sobra que todo había comenzado con el dichoso salero. O potorro, si uno hacía caso de Lucifer y su profundo conocimiento de todas las lenguas humanas. Idiomas. Bueno, y lenguas también.
Gighägamêliaràn, Gigi para los amigos, está cansada de su vida de ociosidad y privilegios en los círculos más altos del infierno. Cuando le reclama un trabajo a Lucifer, le informan de que el único puesto disponible para los demonios femeninos de los niveles superiores es el de súcubo. Y hasta ahí podíamos llegar. Aprovechando la indignación que se extiende entre sus compañeras tras un malentendido en una reunión con Lucifer —lo del salero—, Gigi se embarca en una disparatada odisea a medio camino entre La Divina comedia y Pesadilla en la cocina. Ella y sus compañeras deciden que la mejor forma de coercer a Lucifer es hacerse con sus alas, cuyo paradero solo conoce un demonio de los niveles inferiores que guarda el secreto bajo juramento. Así que allá van Gigi y su pareja Egh, el epítome de lo cuqui, con la ayuda inestimable de Notaldi, el aliado intensito que todo movimiento de resistencia civil necesita.
Pero lo que Gigi no esperaba encontrarse eran las penosas condiciones en las que deben trabajar los demonios de los niveles inferiores desde que se prohibió el uso de calderas. La depresión, la insatisfacción y el analfabetismo campan a sus anchas por los niveles más profundos, donde a falta de calderas, tridentes y herraduras nuevas para los cascos, los demonios torturan a las almas en pena como buenamente pueden. Entre ensaladas de quinoa, sesiones maratonianas de abrazos y libros de autoayuda, Gigi tendrá más de una ocasión para arrepentirse de haber iniciado una revuelta.
Soi huna mas
Lo primero que llama la atención del lector que se moleste en leer entre líneas es una sátira bastante acertada de lo que en círculos anglosajones viene a llamarse feminismo blanco. Gigi y las otras demonias se sienten oprimidas en su jaula de oro, y en cuanto comienzan su peregrinaje, esa jaula de oro deja de ser la protagonista. Debo aplaudir esta decisión de Barbeito en una época en la que el feminismo se ha popularizado tanto que muchas de sus corrientes se han convertido en una ideología domesticada: cualquier feminismo que aspire a plantar cara al statu quo debe ser transversal, de nuevo en la acepción menos domesticada de la palabra. Y si hay que hacer un guiñol de ángeles y demonios para hablar de esto, pues se hace.
Cabe destacar en la misma línea el personaje de Notaldi, un varón humano que pasa de «ni machismo ni feminismo: igualdad» a «soi huna mas» —la ortografía tiene su explicación— tras un único visionado de Thelma y Louise. Si bien el pobre Notaldi tiene toda la buena intención del mundo, su actitud histriónica hacia el problema borra a las víctimas y hace más difícil encontrar soluciones.
Not all comedians
Not all demons no es un panfleto político ni mucho menos. La mayor parte del texto desarrolla las aventuras de Gigi y compañía por el infierno profundo; el humor emplea sobre todo el mecanismo de lo incongruente y lo inesperado, con lo que se consigue un efecto absurdo y ridículo. Lucifer está obsesionado con el blanco y los demonios emplean las palabras «ángeles» y «bendiciones» como malsonantes, junto con muchas más inversiones ingeniosas que no os destriparé.
También hay que decir que se trata de una novela corta. Su extensión no permite desarrollar muchos conflictos complejos y eso puede resultar extraño si no estamos acostumbrados a ello. Al terminar de leerla me apenó que Barbeito no se hubiera animado a extender y desarrollar más la sátira, pero tras haber reflexionado y escrito esta reseña, creo que no hacía ninguna falta. Es posible que Not All Demons no sea exactamente lo que nos imaginamos cuando nos hablan de una novela que trata de una revuelta feminista en el infierno en clave de humor, y creo que eso es una gran virtud. Con la popularización del feminismo que mencioné antes, es difícil encontrar un texto humorístico cuyo tema sea el feminismo que no se reduzca a una simple concatenación burlona de tópicos en lugar de ser una sátira del tema visto desde dentro. Y ese es un mérito que hay que reconocerle a la novela de Barbeito.
Como ocurre siempre, el humor es algo muy personal que para cada uno se activa mediante resortes diferentes, pero sí os puedo decir que Not All Demons no es solo una serie de situaciones absurdas hilvanadas con cualquier excusa. Si necesitáis echarle sal a los huevos cocidos, si una eternidad leyendo a Paulo Coelho os decepcionaría como tortura infernal o si una vez pagasteis una carrera con un patito vibrador, este libro es para vosotros.