Mariela González: Götterdämerung

Götterdämerung. Libros Prohibidos

Año: 2018
Editorial: Héroes de papel
Género:
 Novela (fantasía)
Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2019

¿Y si los dioses y las hadas fueran reales?

No se me ha estropeado el teclado, es que la novela de la que voy a hablar hoy se llama así, Götterdämerung. Su autora, Mariela González, es una vieja conocida en esta web, ya que firmó otra novela de fantasía que aquí reseñamos, Historias del camino. Ahora vuelve a la carga dejando de lado la vertiente más clásica y sumergiéndonos en un mundo alternativo gobernado por el poder de los dioses, la magia, y donde los seres humanos conviven con criaturas feéricas. Bienvenidos a este otro siglo XIX.

Europa, principios del XIX. Una época de cambios, de sentimientos encendidos que afloran en forma de nuevos ideales. Aunque lo cierto es que las cosas comenzaron a ser diferentes mucho antes: el día en que se abrieron los Senderos, los seres feéricos empezaron a convivir con los humanos, y los mismos dioses reclamaron su lugar como gobernantes legítimos de las naciones del continente.
Viktor DeRoot, como tantos otros poetas y artistas diletantes, busca su fortuna en Heidelberg. Pero hay algo que le diferencia:es uno de los pocos que saben emplear la Alta Poesía, la disciplina capaz de convertir los versos en herramientas para manipular la realidad. Es por ello que tiene una visión muy diferente del mundo que le rodea… bueno, y quizás también por llevar en su ojo derecho el corazón de su amigo Gus, un trasgo de Galiza. El mismo que guarda el alma de Viktor en un tarro vacío. Cosas que pasan en una noche cualquiera, en un encuentro casual.

Götterdämerung, o el ocaso de los dioses, es el nombre de la última parte de la magna obra de Richard Wagner, El anillo del Nibelungo. Su origen hunde muy profundas las raíces en el Ragnarök de la mitología nórdica. Esto aparece más o menos reflejado en la novela de Mariela González, no tanto por ser el fin del mundo en sí, sino porque en ella los dioses lo gobiernan todo. Esta singularidad se dio a partir de 1453, cuando el mundo feérico se abrió al nuestro, y hombres y seres mágicos y mitológicos pasaron a convivir en un mismo plano. Por lo tanto, al llegar a principios del siglo XIX, momento en el que tiene lugar la historia narrada, las cosas han cambiado bastante. Es divertido comprobar qué sigue igual, qué tiene algunas variaciones y qué es completamente distinto. Para ello, la autora se sirve de un par de prólogos al comienzo de cada una de las 3 partes en las que divide la obra, y que arrojan algo de información sobre esta ucronía.

Al juego constante con la Historia y la fascinación provocada por la magia feérica —cosa que no podemos evitar que nos recuerde a la TerraLinde de Concha Perea—, hemos de sumarle una escritura cuidada y no falta de finos e impredecibles toques de humor. Y es que estamos ante una novela que derrocha sentido de la maravilla. El estilo adoptado por la autora acompaña a esta impresión desde el principio, y considero que no ha podido ser más acertado. Es preciosista, no barroco; ágil, pero de digestión lenta. Impone un ritmo poco dado a las prisas, te exige paladear cada escena con su ya comentado sentido del humor y, en parte, también con una escritura que nos recuerdan vagamente a Neil Gaiman. De modo que quedáis advertidos: no es un pageturner ni lo pretende —ni tampoco tiene por qué serlo, vamos digo yo—.

Siguió a tales palabras un incómodo silencio, que decidí romper al cabo de unos segundos del único modo posible. Descorché la botella y le di un largo trago. Si había algo en ella que pudiera matarme, mejor que fuera cuanto antes.
Y ahora es cuando os explico por qué tenía el alma de Viktor guardada en un tarro de judías.

Götterdämerung. Castillo. Libros Prohibidos

Pese a que Götterdämerung lo tiene todo para ser una de las lecturas del año, yo no la he podido disfrutar tanto como me hubiera gustado. He tenido problemas con la forma en que está contada la historia. Si bien creo que estructuralmente es una obra correcta, la forma de solventar los conflictos me ha descolocado. Y es que la solución más común a los problemas es un problema todavía mayor, cosa que no pasa una única vez, sino varias. De hecho, va poco a poco al principio, para ser la tónica general que va tirando de la trama hasta el mismo final. Yo no digo que hacer que la tensión escale no es malo, sino al contrario, es algo recomendado por la mayor parte de profesores y manuales de narrativa; pero hacerlo sin parar, sin apenas dejar tiempo al lector a descansar, puede llegar a resultar cargante, ser incluso apabullante. La tensión no fluctúa, solo puede ir hacia adelante, consiguiendo que, por ejemplo, cuando ya queda muy poco para el final todavía siguen apareciendo nuevos personajes con quienes los protagonistas tienen que interactuar para lograr sus objetivos. Sé que esta es una opinión personal basada en mi experiencia lectora, pero hubiera agradecido mayor oscilación en la tensión y la resolución de los acontecimientos.

Y me molesta estar diciendo esto, ya que me parece una obra de gran valor, no solo por lo anteriormente expuesto, sino por el celoso trabajo de documentación que Mariela González ha demostrado para pergeñar su construcción. En Götterdämerung vemos datos históricos, geográficos, filosóficos, literarios y socioculturales reales incrustados con maestría en la ficción. Es tan así que podríamos valorar este libro no solo por su peso literario, sino por su peso dentro de las Humanidades. Y eso no es todo, ya que también existe un amplio despliegue de información sobre el mundo feérico y mitológico. Y no ya solo de la tradición nórdica o centroeuropea —lo que tendría sentido por desarrollarse la acción en la vieja Europa—, sino de otras como las de Medio Oriente o Japón. Para que luego digan que la fantasía no requiere documentarse.

Por allí campaban un par de nereidas, de piel clara y ligeros ribetes azulados en el pelo, aun en su forma humana. Más allá, un gatosombra de tez oscura; sabía que Heidelberg, una ciudad amante de la noche, atraía bastante a esta raza. Vislumbró a un sidhe, a un centauro y a una huldra. Había muchos más, pero no prestó especial atención. Estaba habituado ya a aquel mosaico y su mente divagaba en otras cuestiones.

Mi «veredicto» final es que le deis una oportunidad a Götterdämerung, ya que tiene suficientes ingredientes como para convertirla en una obra original y divertida capaz de atrapar a cualquier amante de la fantasía.

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Foto: Jonny Caspari. Unsplash